。☬ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 4 ☬。

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TᴀᴇHʏᴜɴɢ
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Mi respiración sale en bocanadas a medida que deja mis labios. Incluso mi grueso abrigo no podía protegerme del invierno de Gwangju. La nieve crujía bajo mis botas mientras seguía a mamá por la acera hacia el edificio de ladrillo, el cual albergaba la tienda de novios más lujosa en el Medio Oeste. DonSeok se arrastraba cerca de mí. Y otro de los soldados de mi padre cubría la parte trasera, detrás de mis hermanos.

Unas puertas giratorias nos dieron la bienvenida al iluminado interior de la tienda y la dueña y sus dos asistentes nos dieron recibieron inmediatamente.

—Feliz cumpleaños, joven Park —dijo la dueña con su voz cadenciosa. Forcé una sonrisa. Se suponía que mi decimoctavo cumpleaños debía ser un día de celebración. En cambio significaba que solo era otro paso más cerca de casarme con SeokJin.

No lo había visto desde aquella noche que le cortó el dedo de SeHun. Me había enviado joyas y regalos costosos por mi cumpleaños, navidad, día de San Valentín y el aniversario de nuestro compromiso, pero ese era el alcance de nuestro contacto en los últimos treinta meses. Había visto fotos de él con otras mujeres en internet, pero incluso eso se detuvo hoy cuando nuestro compromiso se filtró a la prensa. Al menos ya no haría alarde de sus putas en público.

No me engañaba pensando que él no seguía durmiendo con ellas. Y no me importaba en realidad. Mientras tuviera mujeres para follar, con suerte no pensaría en mí de esa manera.

—¿Solo seis meses hasta su boda si estoy correctamente informada? —añadió la dueña de la tienda alegremente. Era la única persona que parecía emocionada. Y no es de extrañar realmente, haría mucho dinero hoy. La boda que marcaba la unión definitiva de la mafia de Gwangju y Daegu iba a ser un asunto espléndido. El dinero era irrelevante.

Incliné la cabeza. 166 días hasta que tenga que intercambiar una jaula de oro por otra. JiMin me dió una mirada que dejaba en claro lo que pensaba del asunto pero mantuvo la boca cerrada. A sus dieciséis años y medio, JiMin finalmente había aprendido a manejar sus arrebatos, en su mayoría.

La dueña de la tienda nos llevó a la sala de probadores. DonSeok y el otro hombre se quedaron fuera de las cortinas. Seori y JiMin se dejaron caer en el lujoso sofá blanco mientras mamá comenzaba a ver los trajes de boda en exhibición. Me quedé de pie en medio de la habitación. La vista de todo el material blanco, pantalones, camisas, chalecos y lo que representaban hizo un nudo en mi garganta. Pronto sería un hombre casado. Citas de amor decoraban las paredes de la sala de probadores; y siendo honesto, se sentían como una burla teniendo en cuenta la dura realidad que era mi vida. ¿Qué era el amor sino un sueño tonto?

Podía sentir los ojos de la dueña y sus asistentes sobre mí, cuadré los hombros antes de unirme a mi madre. Nadie podía saber que no era el novio feliz que se suponía debía ser sino un peón en un juego de poder. Finalmente, la dueña de la tienda se acercó a nosotros y nos mostró sus trajes más caros.

—¿Qué tipo de traje preferiría tu futuro esposo? —preguntó agradablemente.

—Del tipo desnudo, por supuesto —dijo JiMin, y mi madre le lanzó una mirada. Me sonrojé, pero la dueña de la tienda rió como si fuese todo muy divertido.

—Hay tiempo para eso en la noche de bodas, ¿no crees? —dijo y guiñó un ojo.

Alcancé el traje más caro de la colección, el chaleco estaba bordado con perlas e hilos plateados que formaban un delicado patrón floreado.

—Los hilos son de platino —dijo la dueña. Eso explicaba el precio—. Creo que tu novio estará contento con tu elección.

¿Entonces ella lo conocía mejor que yo? SeokJin era tan extraño para mí como lo había sido hace casi tres años.

권-ᴇ¹Where stories live. Discover now