。☬ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 6 ☬。

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TᴀᴇHʏᴜɴɢ
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Mis ojos se detuvieron sobre la mujer, incluso cuando su padre el Senador Lee comenzó a hablar conmigo. Era hermosa de una manera artificial con una nariz demasiado estrecha, labios rellenos y un gran escote. No creí que algo de eso fuera natural. ¿O quizá mis celos estaban hablando? Demonios, claro que no.

Alejé el pensamiento tan rápido como había llegado. Con una mirada en mi dirección, ella se inclinó y le dijo algo a SeokJin. Su cara permaneció en una máscara pasiva. Luego de eso, se volvió a mí y me abrazó. Yo me tuve que forzar a no ponerme rígido.

—Debería advertirte... Jin es una bestia en la cama, también está equipado como tal. Te dolerá cuando te tome y no le importará. No le importa nada sobre ti o tus ridículas emociones. Te follará como un animal... Te follará como un maldito salvaje... —murmuró, luego dió un paso atrás y siguió a sus padres.

Pude sentir el color drenándose en mi cara. SeokJin tomó mi mano y me estremecí, pero la apretó de todas maneras. Me concentré en mí y lo ignoré. No podía mirarlo ahora, no después de lo que esa mujer había dicho. No importaba si era necesario invitarla a ella y a sus padres. SeokJin debería haberlos mantenidos lejos.

Podía notar que se frustraba con mi continúa negativa a encontrarme con su mirada a medida que hablábamos con los últimos invitados. Cuando caminamos hacia las mesas que habían sido establecidas bajo el techo de guirnaldas unidas a las vigas de madera, dijo:

—No puedes ignorarme para siempre, TaeHyung. Ahora estamos casados.

Ignoré eso también. Estaba aferrándome a mi compostura y aun así la sentía deslizarse a través de mis dedos como arena. No podía, no rompería a llorar en mi propia boda, sobre todo porque nadie las confundiría con lágrimas de felicidad.

Antes de que pudiéramos tomar nuestros asientos, un coro de “¡Beso, Beso!” estalló entre nuestros invitados. Había olvidado esa tradición. Cada vez que los invitados gritaran las palabras tendríamos que besarnos hasta que estuvieran satisfechos. SeokJin me atrajo contra su pecho y presionó otro beso contra mis labios. Traté en vano de no estar tan rígido como un muñeco de porcelana, sin ningún resultado. SeokJin me soltó y, finalmente, se nos permitió sentarnos.

JiMin se sentó a mi lado, luego se inclinó para susurrarme al oído: —Me alegra que no empujara su lengua hasta tu garganta. No creo que pudiera tragar algún alimento si tuviera que ser testigo de eso.

También me alegró en realidad. Ya estaba lo suficientemente tenso. Si SeokJin realmente trataba de profundizar un beso frente a cientos de invitados, podría perder por completo la compostura.

Jackson se sentó junto a SeokJin y le dijo algo que hizo que ambos se rieran. Ni siquiera quería saber qué clase de broma obscena podría haber sido. El resto de los asientos en la mesa pertenecían a mis padres, YeonJun y Seori, al padre de SeokJin y su madrastra, así como a Kim Suk, su esposa y su hijo Rowoon. Sabía que debería estar hambriento porque lo único que había comido en todo el día eran los pocos trozos de plátano por la mañana, pero mi estómago parecía contento de vivir solo de miedo.

Jackson se levantó de su silla después que todo el mundo se hubo acomodado y golpeó su cuchillo contra la copa de champaña para silenciar a la multitud. Con una inclinación de cabeza hacia SeokJin y a mí, comenzó su brindis.

—Damas y caballeros, viejos y nuevos amigos, hemos venido aquí hoy para celebrar la boda de mi hermano SeokJin y su impresionante y hermoso esposo TaeHyung…

JiMin alcanzó mi mano debajo de la mesa. Odiaba tener la atención de todos sobre mí, pero fingí una sonrisa brillante. Jackson pronto hizo varios chistes inapropiados que tuvieron a casi todo el mundo bramando e incluso SeokJin se inclinó hacia atrás en su silla con una sonrisa engreída, que parecía ser la única clase de sonrisa que se permitía la mayor parte del tiempo. Después de Jackson, fue el turno de mi padre; alabó la gran colaboración de la mafia de Daegu y La Organización de Gwangju, haciendo que sonara como si esto fuera una fusión de negocios y no una fiesta de bodas. Por supuesto también dió algunas indirectas, de que era mi deber como un esposo obedecer, cuidar y darle todo de mí a mi marido.

권-ᴇ¹Where stories live. Discover now