。☬ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 16 ☬。

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TᴀᴇHʏᴜɴɢ
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SeokJin canceló sus planes para el día siguiente y envió a Jackson a hacer lo que necesitaba ser hecho. Luego se preparó antes que yo. Cuando entré en la cocina vestido y duchado, él estaba mirando en la nevera con el ceño fruncido.

—¿Sabes cocinar? —preguntó. Yo resoplé.

—¿En serio? ¿No me digas que nunca has hecho el desayuno por tu cuenta?

—Bueno, por lo general agarro algo de camino al trabajo, a excepción de los días que Nina está aquí y prepara algo para mí. —Sus ojos empezaron a recorrer mi cuerpo. Había elegido unos pantalones cortos y una camiseta larga sin mangas ya que se supone que iba a hacer mucho calor hoy—. Dios... Amo tus piernas.

Negué con la cabeza, luego caminé hacia él para mirar en la nevera. Él no retrocedió y nuestros brazos se rozaron. Pero esta vez me las arreglé para no estremecerme. Su toque ya no era incómodo y cuando él no me sobresaltaba, en realidad podía imaginarme disfrutándolo.

La nevera estaba bien abastecida. Solo que había un problema, y era que yo tampoco había cocinado en mi vida, pero no se lo mencionaría a SeokJin. Agarré la caja de huevos y unos pimientos rojos y los puse sobre la encimera de la cocina. No podía ser tan difícil preparar un omelette, ¿verdad? Había visto a nuestro cocinero unas cuantas veces antes. Seguro que era fácil.

SeokJin se apoyó en el mesón central de la cocina y se cruzó de brazos mientras yo sacaba una sartén del armario y encendía la estufa.

Lo miré por encima del hombro.

—¿No me ayudarás? Puedes picar los pimientos. Por lo que he oído, sabes cómo usar un cuchillo.

Mi comentario hizo que las comisuras de sus labios se contraigan, sin embargo, sacó un cuchillo del cubo y se acercó a mi lado. La parte superior de mi cabeza llegaba a su hombro, y eso que estaba con mis pantuflas planas. Aunque, bueno. Tenía que admitir que en cierto modo me gustaba su altura. Le entregué los pimientos y luego expertamente agarró una tabla de madera. Me dió la sensación de que él sí había cocinado antes.

Trabajamos en silencio, pero SeokJin se mantuvo mirándome a escondidas. Por mi parte, puse un poco de mantequilla en la sartén, y después sazoné los huevos batidos. No estaba seguro si necesitaba añadir leche o crema, pero decidí no hacerlo. Simplemente vertí los huevos en la sartén chisporroteando. Fue entonces cuando SeokJin señaló con el cuchillo a los pimientos picados.

—¿Qué hay de estos?

Demonios —susurré. Se suponía que los pimientos deberían haber ido primero.

—TaeHyung... ¿Alguna vez has cocinado?

No le hice caso y arrojé rápidamente los pimientos en la sartén con los huevos. Puse la estufa al máximo y pronto el indicio de un olor a quemado llegó a mi nariz. Agarré una espátula y traté de voltear la tortilla, pero se pegó a la sartén. SeokJin me observaba con una sonrisa desde su lugar.

—¿Por qué mejor no preparas café para nosotros? —Le espeté mientras raspaba los huevos medio quemados desde el fondo de la sartén. Y para mi sorpresa hizo lo que le pedí.

Cuando pensé que los huevos eran seguros para comer, los distribuí en dos platos. Pero siendo sincero, no se veían muy apetitosos. Las cejas de SeokJin se alzaron cuando puse un plato delante de él. Se dejó caer en el taburete y yo me acomodé justo al que estaba a su lado. Lo observé a medida que tomaba el tenedor y pinchaba un trozo de huevo, luego lo llevó a sus labios. Tragó, pero era evidente que no estaba muy impresionado. También tomé un bocado y casi los escupí de inmediato. Los huevos estaban demasiado secos y demasiado salados.

권-ᴇ¹Onde histórias criam vida. Descubra agora