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Aparecí de repente, sin entender nada en absoluto. Todo era confuso y escuchaba voces a mi alrededor pero no podía centrarme en que decían.

Cuando pude recomponerme, noté que estaba como en una cueva, pero no una normal, sino como una catacumba gigante, donde había una serie de escaleras que llevaban a una puerta gigante, que estaba cerrada.

Todos hablaban y socializaban como si hubiesen estado juntos durante días, incluso semanas. Cada uno estaba en la suya, con sus compañeros, excepto yo.

En un momento una chica se acercó, se veía amable y me preguntó si estaba bien, pero al instante de contestarle sentí un pánico tremendo, no podía pronunciar una palabra. Sentía que si hablaba algo malo iba a pasarle a la joven o a mi.
Asentí ligeramente y ella se fue con su grupo nuevamente. Y otra vez quede sola.

No se cuanto tiempo paso. ¿cuatro horas? ¿cinco? No lo tengo claro, pero de un momento al otro todo el suelo tembló. El ambiente ya era tétrico de por sí, pero cuando todos empezaron a gritar un escalofrío recorrió mi espalda.
Luego de unos segundos el temblor cesó y todo quedó en silencio.

Cuando pensé que todo había acabado una voz siniestra resonó por toda la cueva. Explicó que esto era un "juego" extremo. Cada uno tenía tres vidas, una vez que perdías las tres, morías definitivamente. En el mundo iba a haber dificultades de todo tipo, desde desastres naturales y monstruos, hasta otra clases de monstruos: las otras personas.

Todos estaban tensos, se creía que iba a ser cada uno por su cuenta, cuando la voz hablo nuevamente.

—Ustedes en este momento son cien personas. Se van a dividir en veinte grupos de cinco participantes. A continuación en sus muñecas aparecerán el número del grupo al que pertenecen.—

Automáticamente mire mi muñeca y aparecía en número cinco como tatuado. Por más que lo refregué no se quitaba.
Yo no quería estar ahí, quería... No recordaba. Deseaba estar en un lugar que no recordaba, lo anhelaba con todo mi ser.

—El ganador será el último grupo o participante vivo. Tienen un máximo de 3 horas para acoplarse a su equipo—

Todos se comenzaban a juntar con sus respectivos grupos. No tenía otra opción que buscar al mío.
Me crucé con varios equipos que tenían cuatro integrantes pero ninguno era el mío. Once, diecinueve, tres, todos con cuatro integrantes pero no veía a nadie con el cinco.

En mi búsqueda desesperada vi de reojo un cinco tatuado en el brazo de una chica. Me acerqué pero el grupo estaba completo.
No entendía, ¿había un error? ¿me habían dado el número incorrecto?

Cuando estuve al lado todo el grupo me miro, automáticamente note que no desparramaban bondad.

—Discúlpame niña, estamos completos ya.— Todos tenían una sonrisa de superioridad que me daba escalofríos. Le mostré el número de mi muñeca en un intento de que me aceptaran pero sólo fue peor.

—Mira, escúchame bien porque no te voy a repetir las cosas dos veces. Por más que tengas el número nosotros vamos a hacer grupo con él, que es del equipo tres. No necesitamos más carga a nuestro...— No terminó de hablar que otro integrante del grupo se metió.

—Espera Au, usa la cabeza por una vez en tu vida. Mientras más seamos en el grupo más posibilidades tenemos te ganar. Tal vez le consigamos una función para ella dentro del grupo sin que estorbe demasiado.— Mientras ellos delimitaban mi futuro, yo no podía hacer nada más que escuchar mientras sentía una presión en el pecho.

—Bien, pero vas a hacer absolutamente todo lo que te digamos, sino te vas a tu suerte, ¿ok?— ¿Acaso podía hacer algo? Si me iba, estaba sola en un mundo totalmente infernal. Mi única opción era quedarme y rogar de que no fueran muy duros conmigo.

Luego de escucharlos hablar me enteré de sus nombres y que creían que se conocían de sus vidas anteriores. La chica rubia y linda se llamaba Biyin o Biyis, no entendí muy bien; El que no me quería en el grupo era Auron y el que lo convenció Reborn; El chico que no era del grupo Ibai y estaba el otro participante que no había hablado en todo el rato que había estado con ellos, creo que era Focus.

—Y qué, ¿Tú no hablas? ¿Eres muda?— No tenía forma de decirle mi situación así que simplemente asentí a la última pregunta

—Mejor. Así no tengo que escuchar tu posible desagradable voz.—

Luego de eso no volvieron a dirigirme la palabra por suerte. Al principio me dolía su indiferencia, pero luego la prefería antes que sus insultos.

Los grupos tardaron unas dos horas más o menos en armarse. Cuando estuvieron todos la voz habló nuevamente.

—Muy bien, veo que ya están completos. A partir de ahora ese grupo será como su familia. Su supervivencia dependerá de que tan funcional sean en equipo. Finalmente, la puerta se abrirá en un momento. Suerte a todos y que gane el mejor.— Si este grupo iba a ser mi familia que me iba a proteger, estaba jodida.

Apenas la voz se apagó. Un fuerte ruido resonó por todos lados, hasta que se comenzó a ver la luz del día por la gran puerta que, finalmente, estaba abierta.

Minecraft Extremo - Team Vacío LegalUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum