XIV

111 13 19
                                    

Todavía quedaba menos de la mitad del camino cuando sonó la alarma. La odiaba con todo mi corazón, el siemple hecho de escucharla me estremecía, y aún mas cuando el mensaje contenía el nombre de la primera persona que se puso en juego por mi, que arriesgó la seguridad de todo su team por una simple chica.

-¡Mierda, no puede ser!- No se como, Spreen comenzó a correr aún mas rápido, adelantándome significativamente. Las piernas me dolían y sentía que me ahogaba a cada inhalada.

No podía estar pasando, todo tenía que ser una pesadilla. Había estado soñando demasiado, esto debía ser un simple sueño, me despertaría y vería a todos mis amigos haciendo cada uno sus quehaceres, sanos y salvos.

El humo se esparcía cada vez mas, y a medida que nos acercábamos el simple hecho de respirar costaba cada vez mas. Todo lo que habíamos conseguido, materiales, recuerdos, incluso a un amigo habían desaparecido es cuestión de minutos, y nuevamente, era mi culpa.

En un momento perdí de vista a Spreen, así que simplemente baje el ritmo. A cada paso que daba mi mundo se derrumbaba cada vez más, al igual que mi corazón.
Cuando llegue a lo que antes era nuestro hogar, me detuve. El fuego se estaba apagando, dejando más a la vista los grandes destrozos que dejó a su paso.

Mis piernas fallaron, cayendo de rodillas al suelo. Me costaba ver, todo a mi alrededor se movía, estaba mareada y las lagrimas no ayudaban.
Acababa de darme cuenta, Rubius había muerto, estaba muerto y no lo volvería a ver a él ni a su sonrisa que me dedicaba cada vez que me equivocaba, que estaba asustada o simplemente cuando la necesitaba.

Podía escuchar que me llamaban a la lejanía, pero no lograba reconocer la voz. En un momento sentí un par de brazos que me rodeaban por detrás, mire lentamente y vi al pelirrojo con una mirada totalmente destrozada.

-Tranquila, yo estoy contigo.- Acariciaba suavemente mi cabello, mientras yo lloraba en silencio. Sabía que el estaba incluso peor que yo, pero como siempre intentaba hacerse el duro.

Estuvimos así durante unos minutos, hasta que noté a Spreen caminando, viniendo hacia nosotros. Tenia las manos manchadas con sangre que, seguramente, no era de él. Shadoune se puso de pie y se acerco rápidamente a el pelinegro.

-¿Dónde esta?- La voz entrecortada de Shadoune logro que la mirada de Spreen se suavizara un poco. -Quiero verlo.-

Intentó avanzar hacia la casa pero Spreen lo detuvo de inmediato. -No, no quiero que lo veas, no así. Yo me encargo de todo.-

El sólo hecho de imaginarme como había quedado me causaba nauseas. Una persona tan buena y atenta no merecía un final tan asqueroso.

-Cuando llegue no había nadie, los hijos de puta se escaparon. ¿Vos los encontraste?- El pelirrojo negó con la cabeza. Explicó que no los pudo alcanzar ya que se movían con perlas de Ender y los dos tomaron caminos separados, siendo imposible atrapar a ambos.

Inmediatamente noté la mirada de Spreen sobre mí. El desprecio lo podía notar cualquiera que simplemente lo mirara a los ojos. Era una de las primeras veces que lo veía sin anteojos, dejando a la vista todos los sentimientos que escondía en ellos.

Una vez hablando con Shadoune me explicó que Spreen en realidad era una persona muy expresiva y sentimental, pero él cree que son una debilidad así que optó por esconderlos detrás de una personalidad fría y agresiva. Pero hay un único lugar en el cuál no se puede esconder lo que siente, los ojos. Desde entonces casi siempre se lo ve con anteojos negros, así su pantalla de chico malo no se ve interrumpida. Ésta vez sin los lentes, mostró cada una de las cosas que sentía. Miedo, rabia, enojo, frustración, odio, y el desprecio se notaba que iba dirigido directamente hacia mi.

Minecraft Extremo - Team Vacío LegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora