¹³ Besame

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Blair

Estoy harta.

Harta de que me ignore y de que haga como si yo no existiera en su vida, porque joder, sí que lo hago. Y hace una semana me demostró que al parecer le importo bastante y que sí existo para él, o... bueno, al menos que le parezco atractiva. ¡Hace una semana estuvo a punto de besarme y ahora no puede ni mirarme a los ojos! Es decir, no me importa en lo absoluto que no lo haga. Todos dicen que somos como el agua y aceite, el Yin y el Yang, el blanco y el negro, el sí y el no, pero... será maldito, es mi capitán y me debe contar, mínimo, como alumna.

Paso cada uno de los entrenamientos en el piso. Esta semana, más que aprender nuevos ataques para los refugiados —que es lo que está aprendiendo el resto para programar la primera excursión a las minas de manera segura— he aprendido todas la caídas posibles que mi cuerpo me puede regalar. Desde golpes en el culo hasta fierros introduciodos en mis pezones.

Bueno, no tan así.

El caso es que aquí vivo golpeada y quiero dejar de hacerlo. Entonces, estoy entrenado mañana, tarde y noche con Pipa y Mushu para mejorar los entrenamientos al máximo. Y... ¡maldición! Me olvidaba de Chase, el pelirrojo. Ese también viene con nosotros. Es simpático y dulce. Me agrada, aunque voy a admitir que parece un fideo cocido cuando ataca o se defiende. En lo posible, me gustaría que cuando se trate de vida o muerte, el capitán no me ponga con él en el grupo, eso sí que sería un verdadero: "te odio".

—Y Samuel con Chase —gruñe por lo bajo el rubio sin apartar su mirada de la lista.

Últimamente siempre me deja para lo último y me pone con quien sea por descarte, pero por la sonrisa que acaba de esbozar estoy casi segura que hay algo más detrás de todo esto. Y lo confirmo cuando menciona que será una prueba de fuerza.

—Será maldi...

—¿Qué tiene contra ti? Creo que te odia —dice casi en una afirmación Pipa, chocando las manos con Mushu que lo mira emocionado.

Genial. A ellos sí los pone juntos.

—Iré a hablar con él —susurro con mucha rapidez.

El moreno me tira hacia atrás y chaseaquea la lengua en forma de negación.

—Tú no vas a ninguna parte. No dejaré que te metas en más problemas de los que ya estás metido, ¿vale?

—Pues me da igual meterme en más problemas, así que suéltame y déjame ir.

Gira los ojos.

—No sé qué ha pasado entre el capitán y tú, pero cuando no lo ves, te clava la mirada por la espalda con los ojos más oscuros que nunca, tanto que parece que te va a estrangular, por ende, yo que tú...

—Pues que le den a ese rubio.

Hago fuerza para safarme de su agarre y él me tironea aún más hacia atrás. Y a todo esto, Pipa está detrás de él, observando todo como si fuera una buena peli del cine.

—Detente. No te dejes llevar por tus impulsos. No creo que sea una buena idea.

Pipa prende un cigarrillo y lo mira, perplejo.

—No sé bien de qué hablan pero comparto la opinión. Diganle no a los impulsos.

Giña un ojo y aguanto las ganas de reírme.

Besos en Guerra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora