³³ Fregadero

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*Advertencia: capítulo incluye
una escena +18 explícita*

Blair

Hoy ha sido un entrenamiento complicado. Zayn ha lucido disperso desde lo que ocurrió por la mañana. Por primera vez en la vida, parece asustado, y eso... eso me aterra. Realmente nos estamos enfrentando a algo peligroso si él está así; y el ejército lo sabe. El rubio intensifico cada entrenamiento, de dos horas pasamos a entrenar cuatro o cinco, dependiendo como nos acompaña el clima, cosa que hace que nos agotemos con mayor facilidad, pero que mejoremos la táctica.

Patada voladora.

Giro.

Caigo de pie.

Golpe con mano.

Patada voladora.

Giro.

Caigo de pie.

Golpe con la mano.

Patada voladora...

—Te convendría hacer una cancelación de golpe para esta situación, no puedes pegarle al enemigo de una forma dolorosa sin cancelarlo —me susurra en el oído Zayn mientras me toma de la cintura con fuerza—. Tenlo en cuenta que vas muy bien —Su tacto me abandona cuando pega el siguiente grito—: ¡Y ustedes muevan el culo que los refugiados no se mueren solos!

Reprimo la sonrisa y las ganas de robarle un beso para que se le pase todo el estrés que lleva acumulado hace ya varios días cuando Chase, el chico pelirrojo con el que, muy de vez en cuando hablo, se dirige hacía mí:

—Has mejorado bastante luego de tantas caídas —me hace un cumplido—. Te felicito, Sam.

El sudor que adhiere un mechón de mi cabello azul a mi frente lo dice todo.

—Gracias, tú también has mejorado —lanzo una mirada a los grandulones que nos ojean con mala cara. Está claro que el de pelo naranja también los está mirando, asustado—. ¿Te siguen molestando? —me atrevo a preguntarle.

—No —por su tono sé que me miente. Le lanzó un golpe más y él lo esquiva, triunfante—. Solo que... bueno, no creo que les caigas muy bien luego de que me defendieras.

—No estaba en mis planes —agrego y bloqueo el ataque del chico.

—¡Vuelta y golpeen! —indica el rubio y ambos obedecemos.

Cuando caigo en el piso, luego de terminar el ejercicio, miro hacia mi lado, Mushu y Grillo se encuentran en parejas esta vez. Por casualidades de la vida, Mushu también me está mirando. Me sorprendo al notarlo y le hago muecas. Él me responde con una carcajada y con una de nuestras señas que significa: después debemos hablar. Asiento con la cabeza justo cuando Zayn vuelve a tocar el silbato, indicando que hay que seguir con otro tipo de golpe. Al parecer soy una —uno— de los pocos que lo notan, ya que Grillo le encaja un buen puñetazo en la mejilla de Mushu y este ni reacciona.

Quizá ir a ayudarlo sería la opción más ética, pero ahora en mis planes solo está reírme y seguir los ejercicios; entonces, mientras Zayn va a socorrerlo y a regañar a su mano derecha por semejante golpiza innecesaria, yo vuelvo a cruzar miradas con Chase.

Besos en Guerra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora