Vacío ; Prólogo

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Nada.

Nada era lo único que Uzi sentía, o al menos ella creía que no sentía absolutamente nada, ninguna emoción o sentimiento, creía que no podía sentir nada.
Desde la muerte de su madre, su vida jamás volvió a ser feliz, todo su mundo cambió, se cayó a pedazos, se destrozó.

Uzi había vivido con esa sensación desde que tenía memoria. Su madre murió a manos de un dron asesino, ella apenas podía recordar su rostro, su voz, su calidez.
Cada vez sus recuerdos felices se esfumaban más y más.

Uzi era una de las pequeñas más alegres que paseaban por la colonia, sus padres la llevaban tomada de las manos y conversaban con ella, todo el mundo tenía color y era tan brillante que no podía pensar en otra cosa que no fuera divertirse con sus padres, lastimosamente esa alegría no le duró demasiado.

Una noche ella descansaba en calma, hasta que escuchó la puerta de su casa cerrarse y seguido de ello los sollozos de su padre, apenas escuchó estos, corrió hacia afuera de su habitación, solo para encontrar una escena que la dejó marcada de por vida.

Su padre estaba lleno de heridas, lloraba en el suelo recargado en la pared y cubriendo su rostro con sus rodillas, las cuales abrazaba con fuerza mientras todo su cuerpo temblaba, la pequeña peli morada de menos de 5 años corrió hacia su padre a preguntarle que había pasado. El hombre no le respondió, ni siquiera la miró, sólo siguió llorando, ignorando por completo a la pequeña niña que se encontraba a su lado. Ella pudo notar a su padre completamente cubierto de aceite, retrocedió varios pasos y corrió hasta la habitación donde creyó que estaría su mamá, estaba asustada, jamás había visto a su padre actuar de esa forma, tenía miedo, no sabía que hacer, no sabía cómo reaccionar, sólo quería correr a los brazos de su madre y ver como ella lograba calmar todo el ambiente, como siempre lo hacía, pero está vez no sería de esa forma.

Entró gritando a la habitación donde se supone estaría su madre durmiendo, pero estaba vacía, no había nadie, sólo un cristal roto y las sábanas rasgadas y llenas de aceite. De alguna forma Uzi logró entender lo que el aceite significaba, se quedó perpleja mirando como el aceite corría desde la cama hasta la ventana, dejando todo un camino de aceite oscuro. La peli morada se acercó a la ventana y sólo vió cómo seguía todo un camino de aceite por toda la calle hasta llegar a una zona donde una enorme cantidad de aceite se encontraba esparcida, alrededor había muchos obreros quienes parecían hablar e indagar sobre el asunto. Uzi estaba aterrada, estaba asustada.

Ahora todo tenía sentido.

Su padre lloraba desconsoladamente, la habitación de sus padres hecha un caos, la zona donde había aceite y su casa estaban acordonados, muchos obreros fuera de su casa hablando asustados, su madre no estaba. Se llenó de ira.

Se llenó de ira hacia los drones asesinos, se llenó de ira hacia su padre, hacia su madre, pero en especial, a ella misma, por entender, entendió todo lo que había pasado, recordó que escuchó ruidos antes en su casa y no hizo nada, se llenó de ira hacia ella misma por no haber hecho algo para ayudar, para salvar a su madre.

Su visor se llenó de grandes lágrimas y con enojo comenzó a patear la cama de sus padres, golpeó con tanta fuerza que sus manos le dolían, pero no podía hacer más que golpear y llorar. Su madre, la luz de su vida, la razón de sus alegrías y con quien podía realmente sentirse segura y feliz, ya no estaba, se había ido y no habría forma de que ella volviera, más lágrimas salieron y finalmente se dejó caer en la cama, sin importarle que estuviera llena de aceite y completamente rasgada, lloró con tanta fuerza hasta quedarse dormida, pensando en su familia. Al menos aún tendría a su padre, mientras siguieran juntos podrían salir adelante.

Por desgracia para Uzi, sus últimas esperanzas se desvanecieron en cuanto despertó.

El ruido de la calle logró hacer que abriera sus ojos y se levantara, al principio estaba confundida, pero a los pocos segundos recordó todo y no pudo hacer más que abstenerse a la situación y buscar a su padre, necesitaba un abrazo, que alguien le dijera que todo estaría bien aunque eso no fuera del todo cierto, sólo quería sentirse segura de nuevo, aunque no fuera completamente verdad.

Al salir de la habitación no había nadie, su padre se había ido también y no había dejado rastro. Uzi solo se resignó a sentarse en la mesa y esperar a que volviera.

Pasaron horas y él no llegó.

Cayó la noche y Uzi, quien se encontraba dormida sobre la mesa, despertó al escuchar el sonido de la puerta de su casa abrirse, normalmente no se despertaba con ruidos tan pequeños, pero al parecer ahora lo hacía, su cuerpo estaba en alerta desde la noche anterior.

Su padre entró solo para ver a Uzi en una silla esperándolo, el hombre la miró a los ojos por unos segundos y después bajó la mirada para dirigirse a su habitación.

- Arreglate, iremos a despedirnos de tu madre. —fué lo único que el hombre dijo antes de encerrarse en su habitación.

Uzi miró en silencio por unos segundos y procedió a hacer lo que su padre ordenó.

Y así esa noche, Uzi pasó por el peor momento de su vida.
El cuerpo de su madre estaba dentro de una pequeña caja, al parecer estaba desmantelada y sólo habían pocas piezas del cuerpo, sólo se encontraban amigos de su difunta madre y de su padre, quienes acompañaron a los Doorman por un rato. Uzi se sentía muy incomoda, todo mundo a su alrededor lloraba y susurraba, su padre sólo lloraba desconsolado dejándose caer sobre esa caja, Uzi no podía hacer nada más que contemplar toda la escena, no sabía que hacer, sólo sabía que estaba sintiendo una emoción que jamás había sentido en su vida.

Al no poder descifrar aquella emoción, pensó que realmente no sentía emoción alguna, que después de todo lo sucedido sus emociones se habían bloqueado y ahora no podía sentir nada, a tal punto que a pesar del ambiente en el que estaba, no volvió a llorar más.

Uzi siguió esperando algo por parte de su padre, al menos un abrazo, pero éste ni siquiera le dirigía la mirada a su hija, solo le dejaba algo de comida en la mesa y se iba por el resto del día a construir unas puertas tan resistentes que protegerían a toda la colonia de los drones asesinos.

Pasaron días, semanas, meses y años. Khan no volvió a abrazar a su hija, no volvió a darle palabras de aliento y sólo se encargaba de mantenerla viva.

Uzi creció rodeada de familias completas y felices, pero cuando ella trataba de recordar esos momentos con su familia sólo podía recordar la noche de la masacre y los días siguientes, se llenaba de enojo al ver a esas familias ser tan felices, era un enojo diferente, ella no sabía cómo describirlo, pero, tenía envidia.

Envidiaba a todas esas familias felices, envidiaba ver a los niños de su edad sonreír y sentir una felicidad genuina, ella los envidiaba, extrañaba sentirse realmente feliz, extrañaba tener un lugar donde descansar, un lugar donde podía ser ella misma, donde podía bajar la guardia, donde finalmente se sentiría cómoda.

Todos a su alrededor la llamaban rara, se burlaban de ella por su actitud, no les agradaba por su personalidad, no les agradaba que siempre estuviera a la defensiva y que nunca bajara la guardia; maestros, compañeros y personas que la veían sentían que había una falla en su sistema por su forma de actuar, era diferente, era obvio que no era como el resto, tal vez era por esto por lo que la gente no la quería.

¡Claro! ¿Por qué otra cosa podría ser? Ellos no habían visto la sangre de su madre derramada en el cuerpo de su padre, en su habitación, en la calle; ellos no habían visto a los restos de su madre dentro de una pequeña caja mientras todos a su alrededor lloraban y ella no podía sentir nada; ellos no habían sido ignorados por su padre desde sus 5 años; ellos no habían vivido su infierno, no sabían cómo es que se sentía, no sabían el cómo Uzi se sentía.

Pero, ¿A quién quería engañar?
Ella tampoco sabía cómo se sentía, siempre estaba a la defensiva, por eso actuaba con violencia cuando sentía que alguien intentaba atacarla, aunque fuera por algo pequeño, pero en realidad ella no sentía enojo, ni tristeza, pero tampoco quería decir que no sentía nada, porque la nada también es un sentimiento, ¿No?

Al final simplemente decidió resignarse y creer que no sentía nada, afirmaba que no sentía nada, nadie en el mundo la comprendía.

Uzi no sentía ira, no la sentía en absoluto; tampoco tristeza o
desaprobación; sentía un vacío, uno que nada podría llenar, sentía impotencia de no haber podido hacer algo para ayudar, sentía culpa, porque pensaba que su padre no la quería por no haber ayudado a su madre a sobrevivir.

La partida de su madre le había dejado un vacío, y por más que quisiera, no podía dejar de culparse a si misma.

Feelings ;; NUziDonde viven las historias. Descúbrelo ahora