Capítulo 7: El susurro del bosque

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"¡Dan!" le llamó la voz de Nala detrás de la colina, "¡Geno! ¡Gurri!"

"¡Pueden salir!" agregó la voz de Simba, "¡Hemos ahuyentado a los perros!"

"¡Por aquí estamos!" exclamó Dan, llamando a sus abuelos.

Ambos leones llegaron a la cima de aquella colina y acto seguido se deslizaron por ella hasta llegar donde estaban los más jóvenes. En sus cuerpos se mostraban un poco de suciedad provocada por su pelea, pero nada más grave. Cuando Geno presentó a Campana y Rosa, estas casi temieron que se las comerían, aunque al final consiguieron calmarlas diciéndoles que habían venido para ayudar.

"¿Shany?" preguntó Simba al ver a la cachorra, "¿Qué estás haciendo aquí? ¿por qué viniste sin avisar? ¿lo sabe tu madre?"

A continuación, Shany recibió todo un sermón de parte de Simba, pues como muchos recordarán, aquella actitud de desobedecer las reglas le recordaba bastante a Kiara y a él mismo en sus tiempos de cachorros.

"Se preocupa mucho por los más pequeños, creo que eso lo sabes" comentó Nala a Dan mientras Simba continuaba con la reprimenda.

"Se preocupa mucho por los más pequeños, creo que eso lo sabes" comentó Nala a Dan mientras Simba continuaba con la reprimenda

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Luego de decir un par de cosas como 'tu mamá estará muy preocupada' y 'no debes ponerte en peligro'. Dan notó cómo las orejas de Shany caían de vergüenza por todo lo que le decían. Inconforme, su amigo interrumpió:

"Abuelo Simba... eh, ella solo está aquí por mí" le dijo, ruborizándose un poco de sus propias palabras, "Y yo también desobedecí antes y... no me castigaron... por favor, perdona a Shany"

"Dan..." musitó su amiga, incrédula por lo que acababa de oír.

Rosa rio ligeramente mientras le musitaba a Campana: "Je, le gusta"

Al parecer, Simba escuchó aquello, pero no dijo nada. Luego, se volvió hacia Shany.

"De todas formas, no podemos mandarte a casa ya que es igual de peligroso" le dijo, "Así que quédate al lado de Dan, y no vuelvas a actuar imprudentemente"

Ante ello, Shany de inmediato levantó de nuevo las orejas y sonrió mientras decía:

"Sí, su majestad"

"¿Qué sucede, Geno?" preguntó Nala al ver al cervatillo preocupado.

"Es nuestro padre" comentó Gurri, "Creemos saber donde esta nuestra madre, pero no sabes donde esta nuestro padre"

"El príncipe del bosque está desaparecido" resumió Campana.

"Descuiden" les dijo Simba, "Le encontraremos. Por ahora, llévennos con vuestra madre"

Entonces, el grupo se adentró a través de un camino rocoso cubierto de espesa hierba verde, los frondosos árboles funcionaban como barreras, aunque se las aves más bien lo usaban para hacer sus nidos o para cantar en sus copas. A decir verdad, muy se oyó el gorjeo de un ruiseñor que ensayaba su canto; después, callaba un momento para luego recomenzar. La densa vegetación de los árboles cubría la luz del atardecer. No mucho después, llegaron a un río en el cual tuvieron que usar un viejo tronco caído para cruzar.

El Rey León, El Espíritu del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora