Capítulo 10: Entre la amistad y el odio

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No había mucho que decir luego del fallecimiento del anterior gran príncipe del bosque. Después de reunirse con Simba y Nala, quienes habían conseguido ahuyentar nuevamente a los perros y contarles todo lo que había pasado, estos ayudaron a llevar el cuerpo del ciervo y enterrarlo debajo del árbol más frondoso (los leones podían cavar muy bien en la tierra). Mientras el anochecer daba paso al amanecer, cada uno de los presentes estaba en silencio, guardando luto por aquel terrible acontecimiento.

Bambi era más triste de todos: primero su madre cuando era un cervatillo, y ahora su padre... como antes, quería pensar que solo era una horrible pesadilla. Pero, al igual que la primera vez, sabía que debía vivir y ser fuerte por su esposa e hijos, así como por el resto de habitantes del bosque.

"Sé lo que se siente" le dijo Simba a su lado.

"Tú... ¿a quién perdiste?" preguntó el príncipe.

 ¿a quién perdiste?" preguntó el príncipe

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"A mi padre..." explicó el rey, "Fue cuando era un cachorro, y lo peor que fue por mi tío... me engañó para ponerme en peligro, para tenderle una trampa a mi padre. Lo vi morir, frente a mis ojos"

Bambi giró su vista hacia su familia, quien estaba igual de triste.

"Mi padre me decía que debía dejar el pasado en el pasado" dijo.

"Sí, también lo aprendí" contestó Simba, "Pero el mío también me dijo que los que queremos siempre están ahí, observándonos y guiándonos. A veces..." se dio la vuelta para ver a Dan, entre Nala y Shany, "...más cerca de lo que creemos"

Bambi notó eso, pero no supo lo que realmente significaba. A continuación, le dio un vistazo a su hijo, quien se había levantado y lloraba un poco más lejos de allí. Sabiendo que debía consolarlo, se acercó a él.

"Geno..." le dijo.

"El abuelo solo nos vio uno vez, ¿no es cierto?" le preguntó su hijo, "Por eso no lo recordábamos bien"

"Mi padre debía proteger el bosque, pero se preocupaba por nosotros" explicó Bambi, "También pasaba lo mismo cuando era pequeño, solo tenía a mi madre..."

"La abuela también murió por los humanos, ¿verdad?"

Bambi sabía que no podía mentirle.

"Sí, pero mi padre me dijo que debía dejar de pensar en la muerte de mi madre, sino en los buenos recuerdos que tenía con ella"

"¿Por qué?" preguntó Geno, casi desesperado, "¿Por qué no pueden dejarnos en paz los humanos? ¿por qué nos atacan? ¿por qué no pueden dejarnos vivir tranquilos?"

"No lo sé..."

Geno se sintió bastante molesto.

"Odio a los humanos..." expresó.

"Geno, no debes odiar a nadie, eso no es para un príncipe" le dijo Bambi.

"¿Cómo no puedes odiarlos? ¡Yo no los perdonaré!" le gritó Geno antes de salir corriendo.

El Rey León, El Espíritu del BosqueWhere stories live. Discover now