El Rey León, El Espíritu del Bosque

Capítulo 16: Y uno para todos

Tal como los chicos habían pedido, Bambi, Faline, Simba y Nala habían reunido a todos los animales en un máximo de 3 minutos. Sin embargo, estos se mostraban aún más preocupado por regresar ahora que el fuego se estaba extendiendo aún más. No tanto, pero solo faltaba poco tiempo para que alcanzara los árboles.

"¡Hay que alejarnos!" gritó un ave.

"¡Debemos salvar nuestras comidas!" gritó una ardilla.

"¿Qué hacemos todavía aquí?" preguntó un puercoespín.

"¡Basta, por favor!" les dijo Bambi. Esto no funcionó, así que Simba rugió levemente para callarlos, cosa que sí funcionó.

"¡Por favor, cálmense! ¡Debemos escuchar a nuestros niños!" volvió a hablar Bambi.

Ya calmados, el Gran Príncipe del Bosque les indicó a sus hijos que se aproximaran para hablar a los habitantes. Ambos se mostraban algo tímidos porque, si bien todavía no eran los soberanos, ellos nunca habían hecho algo así. Dan se sintió nuevamente empático con sus amigos.

"Necesitamos que ustedes nos ayuden" les dijo Gurri, ante la sorpresa de los reunidos.

"¿Cómo?" preguntó alguien, "¡No podemos traer tanta agua hasta aquí!"

"¡Y solo ustedes tienen esas... cosas en su pecho!" les dijo otro animal.

"Estas hojas son regalos de las estrellas que brillan hacia el bosque" les explicó Geno, "Pero todos nosotros vivimos en el bosque"

"Sí, y mientras unidos estemos, más fuerte será esta magia" continuó Gurri,

"¿Y planean usar eso para hacer llover, tal vez?" preguntó otro animal.

Geno y Gurri miraron a Dan y Shany, indicándoles que se acercaran. Tímido como siempre, Dan describió su idea:

"¡Haremos que nieva!" les anunció.

Por un momento, nadie dijo nada. Luego, hubo una serie de murmullos y unas pocas risas (puesto que cualquiera pensaría que ese plan sonaría absurdo). Sin embargo, Shany (quien parecía la más valiente al hablar) les dijo:

"Hay muchas cosas que creemos imposibles, pero cuando nos mantenemos unidos, nuestra magia es más poderosa y podemos hacer que lo imposible se vuelva posible"

Hubo un nuevo murmullo por parte de los presentes, pues aún no estaban completamente convencidos. Sin embargo, todo empezó a cambiar cuando Campana y Rosa llega se pusieron frente a los cervatillos y cachorros de león.

"Nosotros queremos ayudarles" dijo la conejita.

"Sí, son nuestros amigos" le apoyó la mofeta.

Y, como era de esperarse, los hermanos y padres también se acercaron a ellos.

"Sabes que siempre estoy contigo Bambi, así como mis niñas" comentó Tambor.

"Estamos juntos hasta el final" agregó Flor.

Poco a poco, todos empezaron a unírseles y formando un círculo alrededor del par de cachorros y cervatillos, como un círculo de amistad en una escuela de niños. Sin embargo, en el aire se percibía una extraña sensación (que no era ni el calor ni el humo del fuego que se aproximaba), era una sensación de magia y esperanza que recorría a cada animal presente allí. De pronto, las hojas de los jóvenes brillaron por sí solas y lanzaron un rayo de luz dorada al mismo tiempo, el cual fue volando con dirección a las montañas Theluji.

Una grande, enorme y blanquecina bola de nieve flotaba en dirección a ellos, preservando su forma a pesar de la velocidad. Era algo que parecía imposible sí, pero allí estaba: posicionándose encima del fuego creciente y, cuando estuvo en la posición exacta, esta se disolvió en una gran avalancha que cayó sobre la pradera. El fuego se extinguió apenas fue tocado por la nieve y ahora la zona estaba igual a cuando llegaba el invierno.

Hubo un segundo de silencio, y luego un rugido de celebración que era la de todos los habitantes del bosque juntos, pues no solo habían ahogado el fuego, sino también habían traído nieve de invierno a la primavera. Como sabían que no iba a durar, los más pequeños cómo Campana, Rosa, sus hermanas y, por supuesto, Geno y Gurri, se lanzaron tal cual niños jugando un día nevoso. Por un momento, Dan dudó si podía ir y divertirse, hasta que Shany le empujó traviesamente hacia la nieve.

"¡Hey!" exclamó Dan. Sin embargo, no se sentía molesto por aquella acción.

Al segundo siguiente, Shany también había saltado a la nieve, junto a él. El sentimiento de niños los llevó a una pequeña pero divertida pelea de nieve a los cuales se les unieron el resto de sus amigos. Mientras tanto, Simba y Bambi estaban observándolos.

"De nuevo, muchas gracias Simba, por venir a ayudarnos" le dijo Bambi.

"No tienes por qué dármelas" contestó Simba, "Además, los héroes de hoy son tus hijos y mi nieto con su amiga. Y no solo ellos: todos los que viven contigo también vinieron a ayudar"

"Aún así, es gracias a ustedes que recuperamos el valor para luchar por nuestro hogar. Nunca antes nos enfrentamos a los perros... o a los humanos... y eso sí debo agradecerles. Por cierto..."

El Gran Príncipe del bosque se fijó en el cachorro de león mientras le veía jugar con los demás.

"Tal vez lo que dijiste sobre él es cierto, pero es un buen chico..." le dijo, "Espero que sea un buen rey un día. Y también esperemos que nuestros sucesores se vuelvan a encontrar en mejores situaciones"

"Lo mismo quiero" contestó Simba, "Pero, en tiempos de necesidad, las Tierras del Reino y el Bosque siempre estaremos para apoyarnos mutuamente. Siempre llamadnos cuando nos necesiten"

"Y ustedes a nosotros..."

Mientras que hablaban, una bola de nieve cayó sobre la melena de Simba.

"¿Qué pasa par de serios?" rio Nala, quien se había unido al resto de animales en la nieve.

"Sí, ¿se van a quedar hasta que la nieve se derrita?" rio Faline, quien estaba a su lado.

El león y ciervo sonriendo simultáneamente. Tenían razón: lo peor ya había pasado y ahora era buen momento para celebrar.