Capítulo 8: Peligro en la pradera

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A través de los árboles del bosque, Geno corría en dirección a la pradera, pues los perros que les atacaron aquel día provenían de allí.

"¡Geno!" le gritaba Dan, quien iba detrás de él junto a Shany y Gurri, "¡Espera!"

"¡No tenemos tiempo!" respondió este, "¡Tengo que salvar a mi papá!"

Los ciervos eran más rápidos que los leones, por lo que sería imposible alcanzarle. Sin embargo, al haber girado la cabeza, Geno chocó con algo... o, mejor dicho, con alguien:

De la oscuridad de los árboles detrás de ellos apareció un alto y fornido ciervo, quizá más alto (si contamos las astas) que el padre de Geno. Sin embargo, su pelaje marrón estaba algo pálido con gris, dando en evidencia de que envejecía. Aparte de eso, mostraba rasguños y heridas que indudablemente le habían hecho los perros. En cuanto apareció, Dan y Shany se sintieron ligeramente intimidados por su firmeza en el caminar, mientras que Geno y Gurri se quedaron casi sin habla. Su sola presencia intimidaba, pero se le mostraba tranquilo y había algo en él que demostraba que se preocupaba por los demás.

"Si van allí solos, los humanos les atraparán, o peor aún, los matarán" les advirtió.

"Esa voz..." susurró Gurri, "Yo... recuerdo escucharlo una vez..."

Geno, quien gritó la vista al comentario de su hermana, buscó en su recuerdo y también recordó aquella voz, y también tenía impresa una memoria borrosa de otro ciervo al lado de su padre, más grande e imponente que él. No obstante, no debía perder tiempo.

"Pero, quiero salvar a mi padre" suplicó Geno, "Por favor"

Parecía que el ciervo adulto no les dejaría pasar, pero en cambio, se dio la vuelta y caminó en la misma dirección a la ellos pretendían ir. Mientras se alejaba, le oyeron decir:

"No lograremos nada solos, y hay poco tiempo"

Los cervatillos y cachorros de león lo miraban irse hasta que Geno se levantó y le siguió. Mientras tanto, los demás también pensaban en seguirlo, hasta que reflexionó en lo que había dicho: era cierto, ellos no podrían hacer nada solos.

"Shany, Gurri" les dijo el cachorro, "Debemos avisar a mi abuelo Simba, ¿pueden regresar y avisar a los demás? Yo acompañaré a Geno"

"¿Ustedes solos?" le preguntó Gurri.

"Es cierto, es una locura demasiado peligrosa" le dijo Shany, "No te irás sin nosotras"

"Y pensando que tú te metes en problemas más que yo..." pensó su amigo, y luego respondió: "Por favor, necesitaremos ayuda"

Shany le miró por un minuto: no solo era porque ella era intrépida, sino que realmente quería acompañarlo en aventuras como aquella. La cachorra también sabía que Dan se preocupaba por ella y por eso la mantenía alejada del peligro, pero gracias a ello le había salvado anteriormente.

"Que ni se te ocurra que te atrapen o algo peor, ¿vale?" le dijo Shany.

"Vale" le respondió Dan.

"Vale" le respondió Dan

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El Rey León, El Espíritu del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora