CAPÍTULO 23

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Al fin la comitiva del reino vecino se alejaba, dejando firmado varios documentos y acuerdos. Sehran y Masroud se habían contenido toda la comida y parte de la tarde. Los planes del rey del Ciervo les incluían a ellos y a la que ellos llamaban con deferencia, dama Sayideh, a pesar de ser hija de un Señorío destruido.

Thais se había unido a ellos durante la despedida, el resto de la tarde las damas habían paseado por los jardines, incluso visitado el dispensario donde se encontraba la joven Áurea, convenientemente cubierta como siempre con una caperuza de fina seda que ocultaba sus rasgos exóticos. No querían dar más motivos a la reina del Ciervo para fijar objetivos matrimoniales, pero la soberana del reino vecino era curiosa por naturaleza. Ante sus ojos Aúrea se convirtió en casi una anciana, con su forma de andar, actitud y sumisión, se admiró Thais de cómo conseguía parecer casi insignificante ante unos ojos bastante perspicaces como los de Freiris.  Se sintió aliviada de decirle al fin adiós a esa mujer que para nada le agradó.


Los dos hermanos de Kiran le siguieron al interior del palacio, una vez bien lejos de los oídos de los invitados al palacio, y de que los monarcas del reino del Ciervo estuviesen a unas cuantas leguas. Thais tenía que casi correr para seguir a los tres hombres, los dos más jóvenes caminando a las espaldas del rey bastante irritados de haber permanecido callados todo el día con tal de no descubrir lo que en verdad pensaban de los planes del esos manipuladores .

––Ni locos, hermano––casi gritó Masroud, sorprendiendo a algún que otro criado que recogía las mesas sobrantes para preparar el salón para la cena.

––Refuto lo que dice Masroud, no somos moneda de cambio––dijo el joven Sehran.

––Sayideh es mía––decía Masroud mientras cruzaba el jardín interior hacia la sala del Consejo, el suelo era golpeado con el ruido de sus botas siguiendo a Kiran. El cual no hacía ningún gesto de lo que pasaba por su mente que nadie pudiese descifrar.


El único sitio dónde podían gozar de intimidad para discutir esos asuntos. Kiran aceleraba el paso, esa conversación no era para que se enterase ni el servicio, ni los demás consejeros. Sabía que su esposa se quedaba atrás pero con esos dos en ese estado de enfado, prefería que ella corriese un poco y controlar a ambos guerreros. Consiguió que ambos entrasen en aquel recinto forrado por completo de tapices que absorbían cualquier ruido. Esperó en la puerta a Thais alargando la mano para tomar la suya y tras abrazarla, cerrar las puertas del recinto. Sólo entonces habló.

––Discreción, hombres––dijo la reina abrazada por su esposo––. Temo que tenemos enemigos dentro de palacio.

––¿Porqué decís eso, mi reina?––preguntó Masroud sorprendido.

––He hablado gran parte del día con la reina del reino del Ciervo. Para mí ha sido fácil hacerme la joven inocente, siendo casi de la mitad de su edad. Pero el plan que tienen de bodas y demás solo es para separaros. Ya en este instante estáis enfadados con vuestro rey y es vuestro hermano––respondió Thais.

––No––repuso Masroud––. No podría nunca traicionar a mi rey, a mi hermano, casi mi padre.

––Pero si ellos nos hubieran convencido de esos ventajosos matrimonios... Yo como monarca os hubiese enviado a ambos a cortejar al reino del Ciervo. De esa forma además de separarnos, nos pondrían en contra unos de otros––convino Kiran.

––Nunca harían eso, sois hermanos, os cuidáis mutuamente, corre la misma sangre por vuestras venas––dijo Thais, aún en brazos de su marido––. Tras analizar todas las palabras de la reina Freiris, ellos tienen alguien dentro de este palacio que nos espía, les envía noticias. Acertadas o no, han puesto al reino del Ciervo en nuestra contra. Quieren romper vuestra tríada, juntos sois poderosos, por eso pretenden desuniros.

Leyendas de los Reinos Velados, 2. Masroud el Implacable.Where stories live. Discover now