🍃━━━ ❝ A veces cuando estas tan acostumbrado a tu soledad, es un poco difícil aceptar el amor. ❞
🧿┃Din Djarin ha sido un cazarrecompensas desde que tiene memoria, siempre siguiendo el camino de su credo y nunca romperlo. Por que como dice: "El ca...
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❝ AHSOKA TANO ❞
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VIOLETTE SE ENCONTRABA MEDITANDO EN LA PARTE DE ABAJO DE LA NAVE, estaba esperando de alguna manera conectarse a su hermana como la última vez, no sabía cómo hacerlo o como lo hicieron.
Lo único que quería era explicaciones.
¿Por que hacer clones? ¿Por que ella? ¿Acaso querían a otra como ella? Nada tenía sentido, lo único que se le venía a la cabeza es que querían su fuerza, la conexión.
—No debes forzar algo con la fuerza, debes dejarlo fluir. —Margaret apareció en el lugar pero la ojiazul ni se esforzó en verla.
El hecho de saber que pudieron hacerle más mientras estaba inconsciente le aterraba. ¿Que más le habían quitado? Es cierto, la habían torturado y ya había pasado por mucho de eso. El dolor se había convertido parte de ella y él enojo seguía viviendo muy en el fondo de ella.
Fue cuando se dio cuenta de algo.
Ya no estaba en la Razor Crest.
Abrió los ojos, encontrándose en una de las bases que conocía, aún que realmente no era el planeta Bizitza, sabia que estaban en el planeta vecino.
Aisha estaba en el lugar. No por gusto lo había buscado, y ciertamente su hermana también la había sentido. Violette por nostalgia camino por todo el lugar, estaba en un balcón donde podía ver todo a su alrededor. Nunca de alguna manera se imaginó regresar, así que estar parada viendo todo era extraño para ella.
Pero no reconfortante.
Recordaba las veces que iba a ese lugar y tenía que ver a su padre discutir, debatir y comercial con muchas personas, sabiendo que en un futuro ella tomaría su lugar. Sabía que pudo aceptar su destino, tener el reinado por fin y hacer un cambio. Pero si Robert Blade seguía existiendo, nunca habría algo diferente. De alguna manera u otra, Violette hubiera escapado.
—No te acomodes.
Esta al escuchar su voz, volteo a ver para encontrarse con su hermana en la entrada de la puerta.
—¿Vienes aquí solo para decirme que sabes donde estoy, Violette?
Pero había algo diferente en la mirada de su hermana mayor que no pasó desapercibido por parte de Aisha. No estaba risueña o haciendo bromas, incluso con esa sonrisa. Realmente estaba seria, más bien molesta.
