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Las clases de ese día terminaron, y desde el recreo el olor de Sana era fuerte. Más de una vez la regañaton por distraer a los alfas pero, ¿Qué esperaban? Tzuyu era hermosa, y se sentía furiosa por el hecho de que la hubiera cambiado por... Esa chica.

A pesar de solo oler un leve olor a vainilla, Felix notó el humor de Sana, y quería ayudarla pero no sabía cómo. Al terminar las clases las cinco amigas se habían ido corriendo del aula. Suponía que ya mañana podría hablar con ella.

Las cinco "amigas" (dos parejas y una soltera) estaban almorzando en casa de Kim, estaban comiendo bibimbap. Bueno, solo comían las dos parejas, Minatozaki solo explicaba lo que sucedió en el recreo y lo que sentía.

Ninguna de las cuatro chicas sabían qué decir, solo siguieron comiendo y a Sana se le saltaron las lágrimas. Las pequeñas gotas se derramaban por sus mejillas.

- ¡Pues que sepáis que esto no se va a quedar así! Estoy dispuesta a ser la persona más terca del mundo para poder estar con Chuwi. - Y aún llorando, comenzó a comer su bibimbap.

Las demás chicas suspiraron, y las dos japonesas lo sabían más qué nadie. Cuando Sana quería algo, por más difícil que le resultara, lo tenía. No había forma de detenerla así que adelante, si quieres ser una pesada... Nadie te va a detener, Sana.

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Al día siguiente, la japonesa se preparó. Se puso linda, colonia, skincare, se planchó el cabello, se acomodó el uniforme para que le quedara más lindo y dispuesta a volver a estar con la Taiwanesa, salió de casa camino a la escuela.

Como cada día, se subió al bus, estaba sentada en uno de los asientos, al lado de la ventana. Alguien se sentó a su lado y de reojo miró quién era. ¡Felix! Sana dió un pequeño salto del susto. Parecía que la perseguía a todas partes.

- Uh... Hola Felix.

- Hola Sana.

- ¿Por qué...?

- No estaba seguro de que fueras tú, pero me senté a ver si tenía suerte, ¡y soy un afortunado!

- Pareciera que me sigues a cada sitio. - Una dulce risa se escapó de los labios de Sana, Felix también rió.

- Oye... Creo que ayer estabas enojada, me puedes contar si quieres.

- Aw, no hace falta Lix. No quiero llenarte la cabeza con mis problemas. - El pecoso se sonrojó... Lix, ¿ese iba a ser su apodo? Era lindo, y tierno.

- N-no de verdad, puedes contarme lo que quieras, tengamos confianza, s-seamos amigos. - Un leve rubor en las mejillas del rubio, la de pelo anaranjado sonrió ante eso.

- Vale, ¡muchas gracias! - Sana sonrió con ojos de cachorro y Felix sabía que estaba mal, pero no pudo evitar que su corazón se derritiera.

Al llegar a la secundaria, ambos se dirigieron hacia su aula y juntos se sentaron. Felix le pidió a Sana para saber más sobre ella y Sana, encantada, se puso a charlotear.

A Tzuyu no le gustaba eso, que nunca se guardara algo para sí misma. Sin que la japonesa se diera cuenta, la taiwanesa desde el Fondo le dió una mirada fulminante, y siguió hablando con Jihyo. Ya habían un par de alumnos en el aula, esta vez Sana no había llegado la primera como el primer día.

Poco a poco el lugar se llenó más y más de alumnos, Dahyun y Momo vinieron agarradas de la mano y Sana sonrió tierna ante eso pero Felix ni se dió cuenta, solo las saludó. El Rubió no sabía que esas dos y Mina y Chaeyoung eran novias, que inocente.

Las clases pasaban normal, pero a pesar de que Sana tenía a Felix hablándole y haciéndola reír, seguía pensando en Tzuyu. Cuando las primeras tres horas acabaron, Tzuyu quería irse con Jihyo otra vez pero Sana logró detenerla.

- Por favor, déjame hablar contigo. ¡Solo hablar!

La más alta soltó un suspiro, y aceptó.

En el recreo, Sana y Tzuyu estaban en un rincón, apartadas de todo ser que pudiera escucharlas. Choi la miraba con disgusto y Minatozaki lo notaba y se sentía mal. No sabía cómo comenzar la charla con la de mayor estatura.

- ¿Por qué te alejaste de mí? - La menor suspiró.

- Ya te lo dije, mi familia-...

- No. ¿Por qué te alejaste? Si de verdad eras mi amiga, ¿por qué te alejaste de mí por lo que decía tu familia? ¿No era importante para tí?

Tzuyu frunció el ceño.

- Si vas hacerme perder el tiempo con este tipo de estupideces, vete a la mierda.

Choi se fue furiosa de ahí, dejando un fuerte olor a café donde Sana permaneció. Minatozaki volvió a llorar, no entendía por que ella no la quería... Si antes se la pasaban hablando y riendo.

Felix de la nada apareció, asustando a Sana, el chico rió.

- ¿No hubo suerte? - Preguntó el rubio un poco más serio, pero sin dejar de sonreírle a la japonesa.

Sana dijo "no" con la cabeza aún con lágrimas callendo en sus mejillas. Estaba muy dolida, o eso es lo que Felix notaba.

- No te desanimes, Sana. Quizá no vuelve pero... No tienes que perseguirla como una perrita faldera, ¿me entiendes? - Sana asintió con la cabeza mientras sonreía un poco, apenada. - Prometeme que te olvidarás de ella, Sana.

A la japonesa le costó decirlo, pero con la voz quebrada lo hizo.

- Prometo olvidarme de Tzuyu... Lo prometo. - Felix, feliz la abrazó. Pero lo que el beta no sabía es que Sana estaba enredando sus dedos atrás de ella, en forma de que realmente no cumpliría la promesa. Nunca podría olvidar a Chuwi, por más que quisiera... O bueno, eso es lo que Sana pensaba.

Love Foolish  ( satzu ) Where stories live. Discover now