07

498 77 0
                                    

Sana no se detuvo con Felix y en las primeras horas no paró de tocarle la pierna y pegarse a él, y Tzuyu no podía evitar mirar y fruncir él ceño por lo estúpida y obvia que era Sana. A Felix no le molestaba pero le parecía raro, pero no diría nada.

- Tzuyu ya te he dicho que los ignores.

- No puedo Jihyo, me da rabia y asco lo que están haciendo.

La alfa bufó y Jihyo levantó una ceja.

- ¿Celosa? - Tzuyu tardó en procesar antes de contestar.

- ¿Qué? No, ¿celosa de qué? - Jihyo no pudo evitar sonreír y reírse un poco. - ¿Te burlas de mí? ¿Qué te pasa?

- Ay Tzuyu... Cuando te darás cuenta...

- ¿Darme cuenta de qué? - Tzuyu se estaba comenzando a enfadar pero Jihyo no le respondía.

- Ya te darás cuenta, ya lo sabrás. Solo el tiempo te lo dirá.

- ¿Qué? Jihyo eso no me sirve.

- Nada de lo que te diga te va a servir, créeme.

Normalmente Jihyo siempre tenía razón así que la creyó, pero seguía estando molesta por no saber. Y por no poder apartar la vista de esos dos, Tzuyu solo pensaba en empujar a Felix para separarlo y salvarlo, según ella.

La primera hora a Felix no le importaba que Sana estuviera tocándole todo el tiempo la pierna, pero en la cuarta hora ya se cansó y comenzó a molestarse y a sentirse muy incómodo.

- Sana... - La voz de Felix sonaba incómoda, pero Sana no se daba cuenta.

- ¿Si? - La voz de Sana seguía siendo dulce como siempre. Felix sudaba frío.

- Um... Puedes dejar de tocarme la pierna?

Sana hizo una mueca, extrañada.

- Eh...? No te gusta que te toque?

- Uh, no... Por qué crees que me gustaría?

El corazón de Sana se hundió, pero no quería rendirse.

- Lo siento mucho, cariño, pensaba que te gustaba o que no te molestaba. Que estabas bien con eso. - ¿Cariño? Felix no podía creer. - Puedo hacer algo para que no te sientas tan mal?

- Uh... Sí, Sana... ¿Te gusto? Perdón por ser tan directo pero... - Felix no terminó su oración al ver la cara de Sana.

- Uh... - Sana no sabía que responder, ¿Tenía que decir la verdad? Bueno, quizás era ahora o nunca. - ¡Sí! Tú me gustas, Felix, ¿yo te gusto?

Sana tenía una gran sonrisa de emoción en su rostro, pero Felix sentía que le habían tirado un cubo de agua fría en la cabeza. Bueno, suponía que era ahora o nunca.

- Sana, no me gustas. No podemos estar juntos. - La sonrisa de Sana desapareció lentamente. - Yo te mentí, ¿de acuerdo? No soy un beta, soy un Omega. ¡Pero puedo explicarlo! No te enfades por favor...

Sana estaba en shock, otro amor que no podía ser correspondido... Felix era demasiado dulce para ser un beta, lo tendría que haber intuído antes.

- Sí, cuéntame por qué razón has mentido.

☆┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈☆

- ¡Eso es horroroso!

- Lo sé. Pero ahora me entiendes, ¿verdad? Tenía mucho miedo de que Corea fuera igual que Australia.

- Bueno, pero ahora puedes ser libre, ¿no? No va a suceder nada.

- Supongo que sí.

- ¿Y cual es tu olor? - Felix se avergonzó un poco.

- Caramelo.

- Oh, así que aquella vez... ¡Fuiste tú!

- Es difícil hacer que los supresores duren todo el día.

- Pero ahora ya no tendrás que utilizarlos, ¡Yupi! - Lo infantil que podía llegar a ser Sana hacía que cualquiera riera.

- Sigues siendo muy linda, pero no te lo digo de forma romántica eh. - Sana rió.

- Lo sé, lo sé... Oye, ¿y si te consigues a un alfa? ¡O un beta! Un noviecito, para que te cuide y te mime. - Felix seguía riendo.

- No necesito ningún novio de momento, estoy feliz así.

- Está bien Lix, ¡nos vemos mañana!

Sana y Felix se despidieron, Felix bajó del autobús y se fue feliz caminando hacia su casa. Aunque esa mañana fue incómoda, el día acabó bien. O eso creía, hasta que sin querer, por distraído se chocó con una persona. Mucho más fuerte que él, al parecer, porque lo derribó al suelo, haciendo que caiga sobre su propio trasero.

- ¡Auch! - Felix soltó un quejido, miró hacia arriba y la persona con quien había chocado era... ¡Changbin! Oh no, no se había tomado ningún supresor, su olor era notable.

Un escalofrío recorrió la espalda de los dos chicos al oler la fragancia del otro.

- ¿Qué haces ahí tirado? Levanta, vago. - Felix se levantó inmediatamente. - Ten más cuidado cuando caminas, ¿me escuchas?

- S-sí... Perdón... - Felix estaba muy tenso, por el olor de Seo, su mirada, su voz... Y el propio olor que el mismo Felix.

- ¿Qué es ese olor? - Changbin prestó más atención al dulce olor. - Es como... A caramelo.

Felix no sabía qué decir, si decía algo quizás la cagaba...

- Lee, ¿eres tú? - La mirada de Seo provocó un dolor de barriga en Felix.

- S-sí...

Seo estaba confundido.

- ¿Eres... Un omega? Mentiste? Por qué?

- Uh... Yo... ¡Tengo que irme a casa! - Felix intentó escapar pero Changbin lo detuvo.

- Por qué? ¡Habla! - Felix temblaba.

- B-bueno... Simplemente lo p-pase mal en A-Australia por ser omega y.. Y-yo tenía miedo d-de que...

- ¿No sabes hablar o qué? ¡Habla bien!

- ¡Yo tenía miedo de que me volvieran a molestar por ser un omega! - Felix lloró. - T-todos se burlaban de mí... Por eso mentí...

Changbin ya lo comprendía.

- Está bien, no tengas miedo de decir que eres un omega. Aquí no se burlaran. - Felix lo miró con ojos cristalinos. - Pero ten cuidado con tu olor, ¿sí? Vas a llamar mucho la atención.

Changbin lo soltó y siguió su camino, seguro de si mismo. En cambio, Felix estaba muy confundido, necesitaba hablar de nuevo con Sana sobre esto.

Así que corrió hacia su casa y se encerró en su cuarto con nerviosismo.

Love Foolish  ( satzu ) Where stories live. Discover now