002 | Aceptación

1.7K 80 1
                                    

—Tranquila, mamá, voy a estar bien —dije, sonriendole dulcemente.

—No te metas en problemas, ¿Okey? —expresó, mamá, acomodando mi cabello. Más bien, despeinandolo.

—Ma, tengo diecisiete —comenté, riéndome.
Me despedí de mamá y salí con mi bolso, en dirección al instituto.
Hoy íbamos a hacer una excursión hacía el museo más famoso de la ciudad junto con la profesora de artes y varios grupos de diferentes años. Vamos a ver los cuadros más famosos de aquél.
Al llegar, me encontré con Nick esperándome junto con Rose.

—Buenos días, Rapunzel —se rió, Nick, para que seguido a ello deposite un cálido beso en mis labios.

—Eres un dulce —sonreí y miré a Rose—. Buenos días, Rose —le dí un fuerte abrazo, sonriente.

—¿Cómo estás, Mía? —expresó, Rose, corresponiendo mi abrazo, el cuál luego de unos segundos me separé.

—Estoy bien, algo adormilada —reí un poco.
En minutos, llegó Oliver con Liam a nosotros. Los saludamos y al instante llegó la profesora de Artes.
Cada uno de los años subieron a distintos autobuses.
Iban dos en cada autobús.
Nick y yo nos sentamos juntos. Mi lado era en la ventana.
Estábamos conversando, cuando levanté mi mirada al escuchar una voz la cuál se me hacía muy conocida.

—Hola, Mía —expresó, Luke, parado al lado de Nick.

—Hola, Luke —dije, fingiendo una sonrisa.

—¿Se conocen? —comentó, Nick, mirándonos a ambos.

—Le doy tutoría —dijo, Nick.

Maldito.

—Me habías dicho que las tutorías estaban caras, bebé —verbalizó, Nick, mirándome.

—Sí, lo estaban —ironicé, mirándo a Luke fijamente, mientras fruncía mi seño.

—El lunes tiene su primera clase de tutoría, luego del receso, en biblioteca —afirmó, Luke, sonriendo cómo idiota.

—Suerte entonces, amor —dijo, Nick, sonriendome.
Luke no dijo una palabra más y se dirigió a su asiento, el cuál estaba justamente detrás de nosotros.
Después de una hora, llegamos al museo.
Todos bajamos del autobús para que, seguido a eso, entremos allí.
El museo era más que hermoso, era espléndido.
Estaba lleno de esculturas, cuadros, diseños, etc. Vimos los cuadros de Picasso, Van Gogh, Da Vinci, Claude Monet y entre otros.

Estábamos caminando con Nick, tomados de las manos y observando los cuadros de Van Gogh cuando de repente llegó Luke a mi lado.

—"La noche estrellada" —comentó, Luke, caminando a nuestro ritmo—. Pintado en junio de 1889. Representa la vista desde la ventana orientada al este de su habitación del asilo en Saint-Rémy-de-Provence..—lo imterrumpí.

—Justo antes del amanecer, con la adición de un pueblo imaginario —completé, sonriente.

—Nerds —dijo, Nick, riéndose un poco.

—Volveré una nerd a tu novia, niño —afirmó, Luke, mirándome mientras caminaba de espaldas en frente de mí.

—¿Tú crees? —dije, mirándo a Luke—. Será muy difícil —me reí mientras caminaba, aún de la mano con Nick.

—Conmigo no lo será —mencionó, Luke, sonriendo.
Nick nos miró y soltó mi mano.

—Iré al baño, no tardo —Nick me besó, mientras lo miraba a Luke, para luego irse de allí dejándome sola con él.
Al ver que Nick desapareció por completo de mi vista, voltee y miré con enojo a Luke.

—¿En qué estabas pensando? ¿Eh? —lo empujé hacia atrás con mi dedo índice clavado en su pecho. Estaba muy enojada.

—Ey, ey, tranquila, Mía. Sabía que ibas a decir que sí, por esa razón, te lo adelanté —dijo, incrédulo, mientras jugaba con su piercing.

Me ruboricé al instante.

—N-no es cierto! No metas palabras en mi boca, maldito —exclamé, sintiéndome sin dignidad y comenzando a caminar delante de él.

—Vamos, necesitas esas tutorías. Sé que eras la mejor de la clase hasta hace unos meses atrás, ¿No? —afirmó.
Me detuve en frente de él rápidamente logrando que chocara con mi espalda.

—Tienes razón —dije, sin más.
Sus ojos se abrieron cómo platos al escucharme decir aquellas simples palabras, mientras se asomaba una pequeña sonrisa en sus labios.

—Entonces, ¿Te veo el lunes en la biblioteca? —expresó, en un tono de emoción y malicia.

—Espera, no te adelantes, nisiquiera dije: "sí" —hablé, mirándolo a los ojos.

—Lo acabas de decir.

—No vale!

—Bien, ¿Lo pensarás? —dijo, esperando una respuesta atentamente, con una carita de perro mojado.

—Lo voy a pensar —me reí. Su cara era divertida.

—Si tu respuesta es un sí, voy a estar esperándote en la biblioteca, el lunes, después de receso —repitió, mientras sonreía atractivamente de costado.
En unos segundos, llegó Nick.

—Bien, ¿Sigamos? —dijo, Nick, sonriendo mientras volvía a tomar mi mano.

—Yo me iré por allí así que.., nos vemos —Luke me guiñó su ojo y se fué.
Nick y yo seguimos caminando, sin perdernos del resto de nuestros compañeros.
La visita duró al rededor de una hora. Nos subimos nuevamente al autobús para volver al instituto.
Después de un largo recorrido, llegamos.
Volvimos al salón de clases, dónde nos sentamos en nuestros respectivos lugares.

—¿Disfrutaron del museo? ¿Lograron ver cuál maravilloso es el mundo de la pintura? —preguntó la profesora, mientras acomodaba unos papeles en su escritorio.
Varios compañeros comentaron sobre los cuadros y las esculturas que logramos presenciar allí.
Después de varias horas de clases, al fin habían terminado.
Guardé mis cosas y me coloqué mi bolso en mi hombro, acercándome a Nick.

—Entonces, ¿Vamos a almorzar? —pregunté, sonriendole a Nick.

—Lo siento, linda —tomó aire, haciendo un sonido al juntar sus dientes—. He quedado con alguien.

—Bien, pero..

—Te veo luego, adiós! —besó mis labios rápidamente y salió del salón algo apurado.
¿Qué le estaba sucediendo? Habíamos quedado en almorzar juntos hoy.
Me entristeció saber que cambió los planes que tenía conmigo para verse con alguien más. No me apetecía saber quién, sólo esperaba que no fuese.. una chica.
¿Estoy celosa? Bueno, él tiene muchos amigos y es muy obvio que, al tener muchos amigos, tiene muchas citas con ellos, pero.. ¿Cambiar planes conmigo para estar con alguien más? Éso si que es raro de él.
De repente, una persona me sacó de mis pensamientos con sólo tocar mi hombro.

—Ey —escuché una voz femenina, lo que generó que me volteara rápidamente.

—Oh! Mamá! —dije, agarrando mi pecho con ambas manos, mientras me reía a carcajadas—. Me asustaste, ¿Qué haces aquí?

—Iba camino a casa, también —expresó, caminando a mi lado con una sonrisa—. ¿Quieres ir a almorzar?
Al menos mamá no tiene planes.

—Claro, ma —dije, dulcemente.
Fuimos a almorzar a un lugar súper lindo. Estaba repleto de gente y de lujos por todos lados.
Pedimos la comida y al instante que nos la entregaron, comenzamos a comer.

—¿Cómo va el colegio, hija? —comentó, terminando su última albóndiga.

—Pues, supongo que bien —me reí, comiendo una albóndiga.

—¿Supongo?

—Bueno..—dejé mi tenedor a un costado del plato—. Mis notas han bajado, Mamá.

—¿Necesitas que te ayude? Sabes, no he terminado la secundaria pero soy inteligente —bromeó, junto con una carcajada.

—Creo que voy a empezar tutorías —afirmé.
Me hacían mucha falta las tutorías y no perdería esta oportunidad de levantar mis notas sólo por tener sexo. Aún que, habrían algunas reglas.












Las Tutorías Prohibidas ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora