016 | La reconciliación

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—No puedo continuar ignorándote de esta forma, Mía. Me tienes tan loco que no tienes idea.

Me quedé inmóvil en mi lugar, mirándolo a los ojos sin poder reaccionar a lo que había ocurrido en pocos segundos.

—Luke, yo..

—Ella no tenía que estar ahí. Lo siento —espetó, interrumpiendome.

Sabía que se refería a su ex.

—¿Y porqué estaba ahí? —lo miré a los ojos, pero él no respondía—. Nisiquiera quiero saber. Sé que ella te gusta aún.

—No —respondió al instante—. Ella no me gusta, Mía.

Él guardó silencio unos segundos, mientras bajaba un poco la cabeza, pero luego la levantó.

—Tú me gustas, Mía. Me gustas tanto que me ha dolido ignorarte de esa forma. Me gustas tanto que no puedo soportar que estés enojada conmigo. Soy débil ante tí, Mía, y por esa razón quiero tu perdón, por favor.

No sabía qué decir. Sólo escuchaba su voz mientras miraba cómo sus labios se movían al hablar.

Me miró fijamente y aparté mi vista de sus labios para llevarla a sus ojos.

—Mía, dime algo —rogó.

Estaba dispuesta a confesar mis sentimientos hacia él libremente. Su confesión hacia mí hizo que las cosas fueran más claras para mí.
Lo acepto, me gusta Luke.

—También me gustas, Luke —dije finalmente.

Logré ver cómo sus cejas se levantaban un poco en forma de sorpresa.

—Ha sido tonto enojarme e irme de esa forma. Lo siento —dije—. Es tu vida, y puedes salir con quienes se te dé la gana, Luke. Pero si...

Me interrumpió nuevamente, estampando sus labios en los míos para besarme, otra vez.

Podía jurar que amaba sus besos, y él me estaba besando tan bien en estos momentos.

El beso se intensificó al instante en el que coloqué mis manos en sus mejillas y él las suyas en mi cintura.
Me empujaba con rudeza hacia el sofá, logrando que me sentara mientras aún nos besábamos.

Me recostó con rapidez en el sofá, aún con sus manos en mi cintura, y se colocó encima de mí entre mis piernas, provocando que mi falda se levantara un poco. Amaba esto.

—Mía..—susurró, besándome—..eres tan..—me besaba—..hermosa.

Sus palabras, su voz entre cortada por la agitación del beso y su cuerpo encima del mío lograron que mi estómago cosquilleara repetidas veces y que mis manos temblaran un poco ante sus acciones.

—Lo siento..—logró susurrar en mis labios.

Sus manos recorrían todo mi cuerpo con suavidad y pasión, haciendo que me sintiera demasiado bien.

—Ya no te disculpes, Luke..—susurré en sus labios con dificultad para respirar.

Él continuó explorando mi cuerpo con sus manos, por encima de mi ropa, cómo si jamás lo hubiese tocado.
Esto se volvió un momento acalorado y de plenitud pura. Ambos nos sentíamos en un éxtasis de placer y, también, emocional.

Se enderezó, arrodillado entre mis piernas. Me miró a los ojos, luego mis labios, luego mis pechos, mi estómago y finalmente su vista volvió a mis ojos. Una sonrisa juguetona y de felicidad se formó en sus lindos labios rosados y suaves.

—¿Qué sucede? —respiraba agitada, sonriendo un poco de costado.

—Te ves tan.. linda —confesó—. Extrañaba esto.

Las Tutorías Prohibidas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora