011 | La Deuda

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La clase estaba bastante aburrida. Sólo pasaba las hojas de mi libro fingiendo prestar atención a la clase, cuando lo ví a Nick entrar por la puerta del salón de clases.

Mi mirada se fijó en él y me quedé paralizada al recordar lo que sucedió luego de que me fuera de casa de Luke.

—Hola Nick —había descolgado el teléfono, ya afuera de la habitación de Luke.

—Hola.

Oh, oh.

No me ha llamado por mi nombre, lo que significa que no está lo bastante feliz por oír mi voz.

—¿Qué sucede? —pregunté, curiosa.

—Dime dónde estás. Te pasaré a buscar.

—E-estoy en casa, Nick —mi voz tembló un poco de los nervios.

—Tu madre me ha dicho que anoche estabas conmigo, lo que claramente no ha sido así.

Mierda.

Me quedé en silencio, mirando el suelo. No encontraba las palabras perfectas para explicarle que le había mentido.

—Dime dónde carajos estás, Mía. —esta vez sonó más rudo.

Al fin y al cabo, terminé diciéndole la dirección de la casa de Luke, con una nueva mentira en medio.
Le dije que estaba en casa de una amiga.

Agradecía que Luke haya entrado a casa luego de despedirnos, antes de ver el auto de Nick aparcado justo en frente de la entrada del jardín.

Cuando salí, se bajó del auto, acercándose. Tenía su seño fruncido.

—Sube.

—Buenas noches para tí también, Nick —fruncí mi seño.

—Que subas. —repitió, pero esta vez alzó su voz.

Lo miré unos segundos y subí sin reprochar.
Él imitó mi acción, cerrando un poco brusco la puerta.

Lograba entender que estuviese molesto conmigo.

—¿Dónde estabas anoche? —preguntó, mirándote al instante.

—En casa de mi amiga.. —hice una pausa para pensar en un nombre rápido—..Lily.

—¿Lily?

—Sí. Lily.

—Jamás me la has presentado.

—¿Porqué debería? Tú jamás me presentas a tus amigos.

—Bien, eso no va al punto. —se acomodó en su asiento—. ¿Porqué has mentido?

Tenía la leve sospecha de que dudaba de mí.

—Mamá estaba enojada conmigo, por esa razón, tenía que mentirle para que me dejara visitar a Lily.

Y allí va otra mentira.

Él me miró fijamente. Notaba que su mirada expresaba duda.

—¿Y porqué me has mentido a mí? —se cruzó de brazos.

—Creí que íbas a enfadarte conmigo.

Y otra más.

—Bebé —me tomó de las manos— Tenía una cena familiar. De todos modos ibas a irte de casa.

Buen punto.

—Lo siento —dije.

Me pasó una mano por la mejilla, haciendo que una leve sonrisa se formara en sus labios.

Las Tutorías Prohibidas ©Where stories live. Discover now