Capitulo 04| La isla

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Junio 14, Miércoles 8:31 am.

Douglas se dirige al ascensor luchando con la gran maleta de Karim, no sé ella para donde va. Esa pobre maleta ya no vale nada en sus manos.

Ilan y Karim vienen detrás de mí conversando, mientras yo le doy un repaso mental a nuestro improvisado plan vacional.

Hace dos días finalizó el semestre, por ende según el calendario universitario, tenemos un receso de casi un mes y medio.

¡Yuju!.

Río de Janeiro, es nuestro destino final.
Donde viven Lauren, la mamá de Ilan junto a su hermana Lorena y Patrick, su esposo, pero iremos un poco más lejos.

— Bien, entonces Elise se va con Ilan y yo con Karim—. Douglas nos da indicaciones como si él fuera la autoridad de los cuatro mientras tira la maleta que traía dentro de la cajuela.

La última mencionada suelta un aguado  ª  y las manos en la cadera por las indicaciones de su amado, que quede claro que "amado" es un decir. Karim y Dou no pueden pasar mucho tiempo juntos sin pelearse por alguna bobada.

—A ti quien te dijo que me voy contigo, y de paso tantas horas—. Dou pone los ojos en blanco después de azotar el pobre capó, se acerca a ella, seguramente para tratar de persuadirla.

Ilan los observa con cansancio, voltea a mirarme con interés y su anterior expresión desaparece.

—¿Si te vienes conmigo, o con el  par de tortolitos alias "no lo queremos hacer oficial". O tambien te vas hacer de rogar?—. Inquiere apoyandose en el auto y se cruza de brazos. Enarco una ceja también cruzada de brazos.

—Donde sea—. Paso por su lado para abrir la puerta del copiloto y subirme a su auto dándole a entender mi decisión.

Ilan imita mi acción y presiona el claxon para espantar a Romeo y Julieta los cuales siguen bien cerquita diciéndose no sé qué.

Mi conductor se ríe por el brinquito que pegaron del susto y estos ponen mala cara, pero de igual manera ambos se suben al carro de Dou para irnos, pues  nos esperan cinco horas y media de viaje.

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Llegamos a Copacabana, un barrio-ciudad muy famoso de Saõ Paulo, el cual cuenta con varias playas cerca y un corredor sumamente extenso que prácticamente abarca a Ipanema.

Vamos al muelle donde se encuentran los botes, después de comprar el pasaje para abordar. Me ubico en la parte externa para tomar algunas fotografías. Ilan se sienta a mi lado en silencio con la mirada perdida en las olas que golpean al bote a medida que avanzamos.

—¿ Crees que a Mar y Sky les hubiera gustado estar aquí?, aquí si podrian andar a sus anchas—.  Su interrogante me hace sonreír nostálgica al recordar a mis dos hijos marinos.

Un Goldfish y una pez monja mis compañeros de habitación y mis primeras y únicas mascotas.

— Se morirían, son peces de agua dulce—. Eleva sus cejas con sorpresa.

— Oh, no lo sabía. No puedo creer que pensé en un intento de homicidio, cuando los visite les pediré disculpas—. Suelto una corta risa, la seriedad que aplica no concuerda con el tema.

Y se da cuenta cuando voltea a verme y ríe también achinando sus ojos.

— Bueno, no sé si vayan a entenderte—. Sigo el juego y me cruzo de brazos para calentarme un poquito.

— Puedo aprender su idioma, tal vez sea más complejo que el Alemán o menos sencillo que el Mandarín—. Ilan se acerca más a mí dejando nuestros brazos tan juntos que puedo sentir el calor que emana su cuerpo.

Trato de no demostrar el efecto que causa en mis controlados nervios ejerciendo un poco de fuerza en mi agarre.

— Si crees que el Mandarín tiene algo de sencillo, consagrate merecedor de toda mi admiración— mi voz suena un poco nerviosa por lo que carraspeo antes de hablar.

— Pensé que ya la tenía—manifiesta dudoso, puedo sentir sus ojos sobre mi perfil en estos momentos y vacilo en hacer lo mismo. Pero al final persisto en esta misma posición.

— La reforzaste—.

— Buen dato, tendré que seguir puliendome en tus debilidades para seguir reforzando tu admiración— declara con seguridad, frunzo el ceño y volteo a mirarle.

— ¿De que te sirve?— curioseo dejando de lado "mis debilidades" según él.

— Por ahí se empieza—sonríe al final.

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Nos dirijimos  al hotel indicado después de una hora navegando. Subimos el rocoso camino en dirección a nuestro lugar. La fuerte brisa despeina más de la cuenta a Karim y por ende a mí también. El moderno pero clásico hotel de nuestro hospedaje, nos da la bienvenida. Está ubicado a pocos minutos de aquí y su fachada es genial. Douglas se para en la puerta del hotel mirando hacia la inmensidad del mar.

— Bueno, no está tan mal. Querian perderse, pos ya estamos perdidos— . Dicho esto desaparece de mi vista.

Yo hago el chequeo de las reservaciones y luego la jovial anfitriona nos conduce hacia nuestras habitaciones.

— Bien jóvenes, aquí dice que se reservaron..—. Camina delante de nosotros fijándose en lo que está escrito en el papel. — Dos habitaciones: Ambas con cama doble, osea una cama grande—. Aclara subiendo las escaleras, la seguimos atentamente hasta que frena en dos puertas continuas solo que están interferidas por dos puertas más.

— La doce y quince, pueden utilizar todos los recursos que se encuentran aquí—. Sigue dando indicaciones mientras señala a su alrededor, donde hay dos comedores de madera oscura con dos plantitas en medio. Una hamaca, nevera, un televisor grande y calentador de agua para hacer té u otra cosa.

Me entrega las llaves y se retira con una sonrisa amable, se la devuelvo y le doy la llave número quince a Dou quien hace una mueca al ver cual le entregué.

—Me tenias que dar la opción de decidir cual quería Els—. Se queja intercalando su vista entre la llave y la puerta. — Este número es impar, no me gusta—.

— Dou es lo mismo, son habitaciones—. Aprieta sus labios resignado e Ilan le quita las llaves para abrir la puerta de una vez por todas llevandoselo.

Entramos a la nuestra y tiro todo al suelo con ganas de tirarme a mi cama y no salir más, estamo a diez grados. Aún así minutos después Karim sale del baño ya vestida, anda con el pelo suelto y  una Franginipani en la oreja, vestido floreado con la espalda descubierta, sandalias blancas playeras y un coctel en la mano.

— ¿Y, como me ves?—. Me consulta al mirarse frente al gran espejo que tenemos.

—Espectacular—. Sonríe satisfecha.— Pero, ¿no has notado el frío que hace, ¡ya me estoy encalambrando!—. Le muestro las palmas de mis manos.

— No te preocupes por eso, ya te aclimatarás. Además el vestido lo compré para usarlo—. La observo incrédula mientras se sigue detallando en el espejo.

Salgo del baño después de cambiarme y un toque en la puerta sobre salta a Karim quien abre y aparece solamente la cabeza de Douglas asomada en la puerta.

— Woww—. Es lo primero que dice al repasar a la pelinegra fascinado como si fuese una nueva flor silvestre descubierta. — Te ves... espectacular—. La acudida sonríe apenada cuando Dou hace una señal de bien con la mano.

— ¡Ya pues, ya!—. Corta K el momento tomando de nuevo el pomo de la puerta con intención de cerrar y borrando su sonrisa, pero él lo impide. — ¿Acaso nunca habías visto una mujer?—. Inquiere con ánimos de desaparecerlo, pero Dou no se deja.

— ¡Claro que sí!, pero ninguna se ve como tú—. Confiesa sonando sincero.

Los dejo en su atmósfera para buscar una sudadera, el frío es insoportable.

Without Scape  ©[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora