Capìtulo 08| Sin escape

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Empezamos a bajar las escaleras como si fuera un maratón de quien llegará primero al último piso, la adrenalina viaja por mis venas con màs intensidad al bajar un peldaño. Cada vez que bajábamos un piso, mis costillas pedían auxilio en silencio.

Los disparos se escuchaban como ecos, los gritos y pasos apresurados de las personas no cesaban.

El lugar estaba hecho nada.

Bajábamos a toda velocidad. Y mi estómago se retorcía. Estábamos por llegar al último piso que daba a la salida del hospital y el estacionamiento, es cuando escuchamos la puerta de dos pisos arriba de nosotros ser abierta de un azote. Palidecimos con nuestros corazones queriendo salir de nuestro sistema. Alzamos la cabeza para ver a un hombre con traje gris de los pies a la cabeza, un pasa montaña del mismo color y guantes negros que se asomó en el barandal al igual una pistola en mano que reconocí al instante, mirando a su alrededor fugazmente.

Su mirada se encontró con la de nosotros y sentí mi sangre helarse cuando sujeto el arma para apuntarnos sin piedad alguna. Y de un momento a otro todo se volvió una lluvia de plomo mientras nuestras vidas se encontraban en peligro.

Aceleramos el paso como nunca antes mientras los disparos nos ensordecían advirtiendo  alcanzarnos. Abrimos la puerta hacia el estacionamiento mientras corríamos en busca del carro de Douglas por toda la estancia. Vimos mi auto a lo lejos y nos echamos a correr cuando volvimos a escuchar la puerta ser abierta abruptamente y el hombre a disparar a todos los sentidos posibles pisándonos los talones en minutos.

Correr de alguien que te quería matar sádicamente no era lo que deseaba en mi puta vida. Por que cada paso que dábamos era el doble de los suyos. Todo esto parecía una jodida pesadilla de mierda, sacada de una película de terror. Sentí la herida de mi costilla derecha empezar a dolerme como nunca por el esfuerzo que estaba haciendo y la  respiración ahogándose en mi garganta.

¡Joder, esto no podía ir de mal en peor!.

Mi cuerpo no quería resistir un paso más pero lo obligaba a darlo. La mano de Elise se sujetó crudamente de mi espalda, su respiración agitada y temblorosa de tanto correr. Su rostro reflejaba terror al mismo tiempo que desesperaciòn .

 Cuando vi la sangre manchar la camisa rosada de mi compañera tras un disparo, mi cuerpo se heló del solo pensamiento de que realmente nos había alcanzado. Mi vista se nubló y sentí que este era el fin del juego con nosotros de trofeo.

Morir no era una opción en ese momento.  

No para mí.

                                 《》

Teresópolis, Rio de Janeiro

Junio 25, Domingo.

Elise.

Vamos llegando al corazòn de Teresópolis, un pueblo cercano a Rio.

Y aquì voy, al volante. Porque el galán lisiado no puede exponerse a estas actividades tan pronto, su costilla no estarà bien hasta dentro de un tiempo.

—¿Quien te enseñò a manejar?—. El interrogante de Ilan me saca de mis pensamientos, uno mis cejas.

—Mi padre, ¿por què?—. Freno en un semáforo en rojo detrás de Douglas, quien ha sido mi guía en esta locura. Aprovecho para fijar mi atención en èl, su bata blanca està decorada por algunas manchas rojizas, su cabello està màs que desaliñado y es cuando caigo en cuenta de que es la primera vez donde lo veo tan descuidado.

 Siempre luce impecable,  aùn cuando nos visita en las mañanas despuès de trotar.

—No lo haces tan mal, al fin una esperanza—. Responde con sorna a lo que embozo una sonrisa que ni siquiera se completò, esta situaciòn no me gusta para nada.

Without Scape  ©[Editando]Where stories live. Discover now