Capítulo 11| Heridas

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La acción se repite nuevamente y un impacto como si fuera la caída de una puerta, nos alerta. Nos miramos entre nosotros, seguramente con el mismo pensamiento en común.

Nos encontraron.

Pero todo pasa muy rápido, la luz del exterior colarse por el umbral del moderado pasillo, unos pasos apresurados a la par y el ágil movimiento de los chicos por encontrar con que defenderse. Ilan nos arrastra hacia la pequeña puerta que conecta con el garaje para resguardarnos, con un cuchillo de cocina empuñado en su mano derecha nos cierra la puerta. No obstante, abro un poquito la puerta para ver lo que ocurre, cuatro hombres uniformados de color negro ingresan sigilosamente a la sala.

Inspeccionan cada parte del living con sus armas listas. Mi respiración se acelera y mis manos tiemblan por la escena.

—Ve por allá, tiene que estar aquí. —La orden sale fuerte y en portugués para los dos restantes.

Las manos frías y temblorosas de Karim me sacan de mi estupor, cierro la puerta despacio y la enfrento; encontrándome su perfilado rostro empañado por el terror.

—¿Qué viste?. —pregunta tomándome de los hombros, mi boca se abre en vano, pues nada sale de ella en respuesta—. Elise que pas.... —Es interrumpida por otro estruendo que atraviesa la barrera de madera.

Me alejo de Karim y abro un poco la puerta otra vez, esta vez el panorama pinta más complejo que el anterior. El sonido de los golpes que se dan uno al otro retumban en mis oídos, reviviendo ese desasosiego agudo que sentía al ver esa misma situación en las peleas de mis padres.

Veo al uniformado tirarse encima de Ilan cuando él cae al piso con brusquedad, intento salir de aquí, pero Karim me jala devuelta.

—¡No!, Elise. —murmulla aferrada a mi brazo.

Pero me suelto de su agarre de un tirón en el momento en que una garrafa de puñetazos opaca la cara de quien está debajo.

Abro por completo y corro hacia ellos con ese inoportuno estimulo filtrándose en cada nervio de mi cuerpo, mientras veo al sujeto apretar el cuello de Ilan como si no hubiera un mañana. Agarro una tabla de madera que descansa al final del pequeño corredor, me acerco sigilosa a ellos, quienes están frente a mí.

Los ojos de Ilan se mueven en mi dirección, mostrando la desesperación en ellos; su rostro casi morado. Con sus pocas fuerzas distrae al uniformado manoteando sus brazos sin coordinación, en ese momento aprieto con fuerza la tabla entre mis manos y tomando impulso como si fuera a batear, le doy en la cabeza.

El sujeto emite un quejido soltando el cuello de Ilan y antes de que lleve una mano a su cabeza, lo golpeo de nuevo con más fuerza que antes dejándolo esta vez, inerte en el piso marchado por algunas gotas de sangre. Tiro el objeto en algún lugar y me arrodillo junto a Ilan, quien toma bocanadas de aire con desenfreno. Iba a ayudarlo a ponerse de pie, sin embargo, una voz me detiene.

—Bonequinha quietinha, ou sua amiga morre. —volteo hacia aquella voz, encontrándome a Karim apresada por aquel hombre—.

Su espalda pegada al pecho de él y la boca de la pistola presionada a la cien de mi amiga. Mi alma baja a los pies cuando veo el dedo del sujeto rozar el gatillo y presionar más el artefacto. Los mieles de Karim, ahora rojizos, parecen comunicarme algo que no descifro.

—¡Não se mova!. —grita al verme incorporar, llevo mis manos al frente en señal de rendición y llamando a Douglas con la mente, como si eso fuera posible...

Narrador omniciente:

Douglas pasa su mano por su frente, retirando la fina capa de transpiración producto del esfuerzo que está haciendo al arrastrar el inconsciente cuerpo de uno de los agentes hacia una de las habitaciones vacías.

Without Scape  ©[Editando]Where stories live. Discover now