Capítulo 09| Entre árboles, reconciliaciones y más

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         15 días después.

Julio 10, Lunes.

—Si madre, te llamaré mas seguido.

—Bueno pues y manda foto, porque usted una eternidad para mandarle una foto suya a uno—sonrío ante la cámara al admirar la expresión de reproche de mi madre, de la cual parezco su copia.

—Ma, es que se me olvida—le explico por centésima vez.—. Yo le mando—sonríe satisfecha.

—Bueno mi amor, ya me voy. Tengo un turno de keratina y la chica ya llegó— mi madre se despide en la video llamada después de más de una hora platicando de todo, menos del por qué estamos aquí en Teresopolis.

No quiero intranquilizarla.

—Está bien ma, te quiero mucho,  le das muchos besos y abrazos a mis hermanos de mi parte—nostálgica mando aquellos besos con los recuerdos de mis chiquitos danzando en mi memoria.

—Bueno mami, yo te quiero aún más, adiós—cuelga dejándome como siempre, un sabor agridulce en mi boca.

Los extraño tanto, los mimos y cariño de mi madre, su comprensión, ella es como mi psicóloga. Mi teléfono vibra de nuevo con otra llamada entrante, Naveen.

Sonriente contesto, pues desde que salimos de la Isla no he hablado con él. Contesto y escuchar su voz activa mi añoranza por verlo y abrazarlo.

—¡Veen!.

《》

Salgo de la habitación después de haber tenido una larga charla con Naveen, claro sin olvidar su tonta advertencia sobre Ilan. Algo innecesario, aunque haya pasado todo esto, mi concepto sobre él no cambia para nada. Todos estos tres años ha construido una imagen frente a mí, y no dudaré de ello solo por sus suposiciones.  

Desde el pasillo logro escuchar las voces de los chicos, durante estos días hemos logrado disfrutar de Teresópolis; tiene su encanto. Ilan ya está mucho mejor de su lesión, mis heridas han sanado correctamente y la parejita cada vez pelea menos.

Lo malo de todo esto es que no he podido extraer ni un trocito de información por parte del Apaleado II, nunca toca el tema y se ha cerrado a dar declaraciones sobre el asunto. Ayer hablamos con su familia, le informamos nuestro buen estado y aseguramos estar genial.

Aunque es la verdad.

A medias, pero cuenta.

¿Sabes que hace Els?, hace años se metió a esa habitación—escucho a Karim decir desde la sala. Saco el paquete de galletas oreo y me como una sin apuros, como si no me estuvieran buscando.

— Está hablando con su amorcito de pelos parados—esta vez es Ilan quien  interfiere. Niego al escuchar como se dirige a Naveen, aún no entiendo por qué no se llevan bien si ya tienen más de dos años viéndose la cara.

Entro a la sala y me siento en uno de los  grandes muebles, de las cosas que más me gustan de esta casa, la decoración colonial y los muebles esponjosos son de lo mejor.

Las dos comadrejas guardan su filo al verme.

—¿Qué decían?—inquiero fingiendo demencia, los ambarinos ojos de Ilan me me enfocan con una ceja enarcada al darme un furtivo repaso, de pies a cabeza.

—¿Vas a salir?—pregunta este último sentado en el reposabrazo del mueble frente a mí.

—A caso no la estás viendo, dah—sonrío por la expresión de la pelinegra, claro ignorando mi pregunta.

Without Scape  ©[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora