𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟗

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La rubia sonreía levemente mientras aguantaba la mano de la coreana, estaban sentadas en las sillas de piel roja de la sala de actuaciones de un teatro cerca del colegio de la pequeña Sakura

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La rubia sonreía levemente mientras aguantaba la mano de la coreana, estaban sentadas en las sillas de piel roja de la sala de actuaciones de un teatro cerca del colegio de la pequeña Sakura.

Aunque Sakura no era la hija de Sana, ella trataba de tratarla como una, ya que veía que Momo quería a su pequeña, pero no hacía ningún esfuerzo por ella. Detalles como estos de estar presente en una actuación de la pequeña era importante.
Y como Jihyo y Sakura parecieron llevarse muy bien, la japonesa no dudó en invitar la gran amiga de su sobrina.
Además, ella también quería pasar más tiempo con ella.

Sana miraba con adoración a Jihyo al ver como contaba una anécdota con gran ilusión, si era sincera, debía admitir que realmente no estaba escuchando lo que estaba contando, estaba demasiado ocupada analizando cada detalle de su hermoso rostro, su hermoso lunar en la nariz, sus gruesos labios rosas, sus ojitos grandes y brillantes, todo le fascinaba de la coreana.

— ¿Sana~ssi? ¿Me sigues escuchando?— Jihyo preguntó y la rubia negó con una gran sonrisa.

— No, estoy ocupada admirando tu belleza.— La coreana se puso roja como un tomate ante esas palabras y le dió un pequeño golpe en el brazo.

— Yaaah~ ¡tonti!—

Las dos chicas habían estado hablando sin parar estos dias, si no fue por llamada, salieron durante las pausas en el trabajo de Jihyo o en los fines de semana cuando había tiempo para la japonesa, muchas veces se llevaban a Sakura también para que la niña no estuviera en casa con Momo quién no le hacía caso.
Salían a comer helado o a jugar al parque, lo que sea que a la niña podría entretenerle.

Y de forma disimulada, sútil pero obvia a la vez, las dos confesaron a la otra que estaban perdidamentes enamoradas de la otra.

Parecía imposible, pero no podían negar lo que sentían para la otra, la atracción que había, el amor que había.

Los ojos con los que la rubia miraba a la coreana eran ojos que nunca había visto, nunca se había sentido antes tan amada por alguien.

La rubia de la misma forma sentía que Jihyo era algo de 'una vez en la vida', su conexión era única y nunca lo habían sentido con otra persona.

— Ya va empezar.— La japonesa avisó a la azabache y esta directamente volteó su rostro al escenario.

Era un cuento de animalitos y se veía adorable como los pequeños bailaban algo torpemente a una canción que habían preparado.

Finalmente apareció la estrella del escenario.

Sakura aparecía con unas orejas de peluche y un traje de disfraz de tigre hecho a mano por sus profesores.

My Sweet Strawberry || SAHYOOù les histoires vivent. Découvrez maintenant