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todo el enojo que aura sentía había llegado a su fin. una vez en casa, se dejó caer sobre su cama. fue entonces que la realidad golpeó todo su cuerpo, le había gritado horriblemente a la hija de ismael zambada. a su mejor amiga.
no sabía qué le había pasado, sintió pena por todo lo que dijo y por quienes tuvieron que presenciar su pelea. por don mayo, quien siempre fue muy amable con ella. por alfredo, quien tal vez se sentiría culpable por lo ocurrido. y hasta por iván, quien veía a su casi esposa con asombro, probablemente ella seguiría molesta.
a lo largo de los años, habían tenido problemas. pequeños problemas. que se resolvían fácilmente, y ninguno de estos terminó como el de ese día. jamás la había hecho sentir tan avergonzada.
alfredo, ¿todo bien? 8:53 p.m.
lamento si tienes problemas por mi culpa. 8:54 p.m.
los mensajes se enviaron, sin embargo estos nunca llegaron.
¿hasta ahí había quedado su amistad?
aventó sus zapatillas, no le importaba dónde fueran a parar. quería sentir sus pies libres y un poco de comodidad.
¡fue una estúpida!
trataría de resolver todo al día siguiente, fue víctima de sus impulsos y no permitiría que una amistad de tantos años se fuera a la mierda por su inmadurez.
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perséfone no respondía sus llamadas. la entendía a la perfección, sin embargo, ella solo intentaba disculparse. fue una tonta, ¡una estúpida! pero su amiga no fue muy amable tampoco. casi la sacó a rastras de su casa. ambas tenían cosas por las cuales pedir disculpas.
fue hasta el día siguiente que alfredo respondió sus mensajes, él se disculpó con ella y mencionó lo apenado que se encontraba por la situación, sí tan solo hubiese preguntado antes de llevarla..
aura pensó que su amiga estaba exagerando todo, ¿tan malo era que ella viera el rostro de su hermano?
suspiró pesadamente, metiéndose una galleta a la boca. sin perséfone, ella realmente no tenía nada que hacer. nunca había sido una persona sociable, en clase se mantenía alejada del resto; hasta que la conoció.
