CAPÍTULO 2

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PRESENTE (Vacaciones de invierno)

"All of the stars" de Ed Sheeran sonaba en los auriculares, a las 12 de la noche, mientras Wilhelm se encontraba tirado en la cama de su gran habitación del palacio real. Estaba sin camisa, con el pelo alborotado, jugando con el cable de los auriculares mientras pensaba, lo que llevaba haciendo esas últimas tres semanas. Él había intentado distraerse, pero todo le recordaba a Simon. Todo olía, se veía, se sentía... como él.

Todo tipo de ideas habían pasado por su mente: Simon lo había dejado por otra persona, que Wilhelm no era suficiente, que Simon ya no lo quería, que todo había sido una broma y volvería... aunque esa última era difícil de creer porque ya habían pasado 3 semanas desde la ruptura y no volvía. A veces pensaba que había sido él el que no pudo salvarlos, el que no pudo salvar su amor. Nada parecía real en el mundo de Wilhelm.

Desde aquel día en la playa, no había vuelto a llorar. Cada vez que una lágrima corría por su mejilla él la apartaba con rapidez, no se podía permitir llorar siendo el próximo heredero al trono, y menos por amor. A pesar de que sabía que su amor con Simon no era un amor cualquiera, era un amor de verdad, de aquellos que los libros relataban. Y si, eran muy jóvenes para saberlo, y los amores jóvenes no duran para siempre, pero para él siempre sería su primer y más bonito amor, porque Simon le hizo darse cuenta de que aquello es lo que llevaba buscando toda su vida. Ese sentimiento.

Wilhelm se apartó el pelo de la cara, como acostumbraba a hacer, era un tic que tenía desde pequeño. Miraba las sábanas de su cama como si fueran entretenidas, mientras tarareaba levemente la canción "The scientist" de Coldplay. Podría decirse que muchas canciones le recordaban a Simon, pero esa le recordaba a como se sentía ahora que lo había perdido. Y como dolía escuchar la verdad en una canción.

De repente alguien le toco la espalda y le hizo pegar un bote:

-Joder Marie, que susto me has dado.- Dijo recuperando la respiración y quitándose los auriculares.

-Siento molestarle joven alteza pero tiene una llamada al teléfono de abajo. Preguntan por ti.-Dijo Marie. Ella era la criada del palacio real desde que Willhelm tenía dos años, era una señora de alrededor de unos cincuenta y cinco, pelo gris, lleno de canas, arrugas, bajita y con voz dulce. Marie tenía un carácter fuerte, siempre era sincera y le hacía ver la cruel realidad tal y como era al príncipe. Había una confianza y conexión entre Wilhelm y Marie distinta al resto, ya que Wilhelm fue criado prácticamente por ella.

-Cuélgala, no quiero saber nada de nadie ahora mismo.

-Pero alteza quizás es impor...

-Marie, cuélgala.- Alzó la voz Wilhelm.

-De acuerdo alteza.- Dijo Marie en un tono cansado. Se le escapó un suspiro y se aproximó a la puerta con intención de salir.

-Espera Marie, yo... Lo siento por hablarte así, no estoy en mi mejor momento.

-Lo se, lleva así desde que volvió de Hillerska.- dijo Marie, mirando a los ojos a Wilhelm y acercándose a él, sentándose a su lado en la cama y poniendo una mano en su mejilla.- Me puedo hacer a la idea de por qué. No te preocupes Wille.

-No, pero no tengo el derecho de tratarte así. Lo siento.

Marie se quedó en silencio, pensativa, como si no supiera qué palabras utilizar para comenzar a decir lo que quería decirle a Wilhelm. Wilhelm se tomaba muy enserio las palabras de Marie, llevaba toda la vida aprendiendo de ella, lo bueno y lo malo. Sabía que podían hablar cualquier cosa, y que lo que Marie decía siempre estaba encaminado a la verdad.

Runaway | Young RoyalsWhere stories live. Discover now