EPÍLOGO

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PRESENTE

El río resonaba por encima de todos los sonidos que se podían escuchar en aquellos preciosos alrededores. Bueno, había una excepción, la risa de Simon era la que sonaba más alto. La escandalosa risa del chico, una risa de puro amor y cariño. Se encontraban los dos sentados, uno al lado del otro en una roca grande que sobresalía del río, con los pies sumergidos en él agua. Simon, que tanto había echado de menos al rubio, mantenía su brazo alrededor del hombro de este.

-Dime de verdad que no te has traído un tenedor para rascarte por dentro de la escayola de tu brazo.-Dijo casi sin poder parar de reír con la escena que estaba presenciando.

Wilhelm se había quitado el cabestrillo que sujetaba su brazo roto para poder meter un tenedor por la escayola y rascarse el brazo.

-Querido, tengo mis métodos.-Dijo poniendo cara de satisfacción haciendo movimientos suaves dentro de la escayola.-Estoy harto de esto de verdad que pica mucho.

-Déjame grabarte.

-No, estoy hecho un cuadro, ¿pero tú has visto mi cara?- Dijo señalando los cortes y moratones que la adornaban. Algunos estaban morados, y otros verdes.-Ni de broma. Encima que me duelen las costillas, no se ni como has conseguido que te dejen sacarme de mi habitación.

-Pues yo creo que hasta así de "cuadro" estás guapo.-Respondió Simon haciendo comillas con los dedos antes de acercar sus labios a los del príncipe y darle un corto beso en ellos.

-Que beso más corto...

-Qué quejica estas hoy. Ven aquí.-Simon cogió su mejilla suavemente y lo besó. Wilhelm tenía labios dulces, no era algo nuevo. Siguió moviendolos, cerrando los ojos e ingeniándoselas para no hacerle daño, ya que seguían en proceso de curación después de aquella tormentosa noche. Acabó el beso, dándole pequeños besos en los labios y cerca de ellos.- ¿Ahora mejor?

-Mucho mejor.-Sonrió Wilhelm.

Simon no pedía más que aquello que estaba viviendo. Estaba completamente enamorado, y listo para encarar todo lo que viniese, junto a Wilhelm.

Apoyó su cabeza en el hombro del rubio, haciendo un poco de fuerza para sostenerla y no apoyarla del todo. Era consciente de que el cuerpo del príncipe estaba completamente magullado y herido, lo último que necesitaba era hacerle mas daño.

-Wille.

-¿Qué?

-No crees... ¿Qué tenemos que huir cuando te pongas bien? ¿Irnos lejos? ¿Empezar de cero? Como tu dijiste.- Dijo bajando la voz porque tenía la certeza de que Asgard estaba patrullando los alrededores de aquel río.

-¿Irnos?- Murmuró. Y después se quedó pensativo.-Yo no me puedo ir. Estoy muerto Simon.

-¿Muerto? ¿Pero qué dices? Estás aquí... conmigo.-Simon no comprendía que significaban para Wilhelm aquellas palabras. Estaban allí, después de todo, después de toda la lucha, de la tempestad.

-Estoy muerto y roto.-Silencio. Simon lo miró a los ojos.-Estoy muerto por la familia en la que he nacido. Ser de la realeza me ha matado.

-Eso se puede arreglar Wille.- Dijo Simon con el corazón hecho trizas. Aquellas palabras habían sido como un hachazo en su corazón. ¿Es que él no era suficiente para Wilhelm?- Lo vamos a solucionar, te lo prometo.

-No creo que haya solución.

-¿Qué quieres decir? ¿Qué te rindes?

-Yo me rendí hace tiempo.-Murmuró Wilhelm acariciando el dorso de la mano del moreno. Mirándola como si fuera entretenida. Sabía que sus palabras dolían. Y se sentía culpable por mencionarlas en voz alta. En su cabeza habían sonado mejor.

Runaway | Young RoyalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora