CAPÍTULO 5

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FLASHBACK (Una semana después de su primer beso)

El coche del guardaespaldas de Wilhelm avanzaba rápidamente por el camino entre el bosque que rodeaba Hillerska. Era un día lluvioso, las gotas de agua golpeaban fuertemente el cristal por el que miraba el paisaje Wilhelm. A su lado, con un asiento de diferencia, Simon se encontraba pensando en el rubio y en lo mucho que le hacía palpitar el corazón. En el coche reinaba el silencio, pero se notaba la carga de sentimientos que los dos chicos traían encima. Wilhelm evitaba mirar a Simon, pero Simon en cambio miraba a este fijamente, estudiando sus movimientos, cada respiración, cada músculo que movía. Wilhelm sentía los ojos del moreno quemarle en la nuca y eso lo ponía nervioso.

El príncipe estaba confuso, le pesaba el alma al pensar en lo que había ocurrido aquel viernes de películas. Le dijo a Simon que no era "como él" que tenían que olvidar el beso, pero por mucho que tratara de olvidarlo invadía su cabeza una y otra vez. Tenía miedo. Tenía miedo de lo que ese beso había significado. Tenía miedo del nuevo sentimiento que nacía en su corazón, de hacer daño o que se lo hicieran.

Wilhelm tenía muchas ideas en la cabeza, que pasaban por ella como estrellas fugaces por el cielo. Eran tantas las dudas que solo intentaba ganar tiempo para aclararse a sí mismo. Si, había sentido algo que nunca había sentido cuando beso a Simon, ¿pero aquello era amor?. Sintió como en su pecho palpitaba su corazón fuertemente, como sus mejillas comenzaban a arder, sintió una sensación parecida a como cuando te montabas en la montaña rusa de pequeño y subía, subía y subía hasta el cielo y luego te dejaba caer. Pero estaba confundido, nunca pensó que podía sentir aquello por un chico, nadie le había enseñado que aquello estaba bien, todos desde que era niño asumían que acabaría con una mujer. Y ahí estaba él, habiendo besado a un amigo, sin saber si estaba enamorado, con las piernas temblorosas, y el pulso acelerado. Y todo por un chico moreno, de pelo castaño rizado, y ojos cafés.

Estaban llegando al internado, y Simon podía sentir que Wilhelm no estaba en todo su ser, que estaba distinto a como solía estar.

-Ya hemos llegado alteza.-Dijo Asgard parando el coche enfrente de las puertas de Hillerska.

-Asgard, ¿Nos puedes dar un momento a solas a Simon y a mi por favor?-Habló Wilhelm.

-Claro, les espero fuera del coche mi señor.-Respondió Asgard saliendo del coche y abriendo el paraguas.

Un silencio sepulcral se formó en el ambiente, ninguno quería hablar, simplemente estaban ahí sentados, mirando por la ventana.

-Me lo he pasado muy bien hoy.-Comentó Simon rompiendo el hielo, con una sonrisa.- Gracias.

-Yo también. Deberías haber visto tu cara en el barco.- Rio levemente el rubio.

-Perdona pero no soy yo el que ha vomitado después de montarnos en las tazas locas.

-Oye cuidadin, no ha sido divertido.-Dijo Wilhelm poniendo cara seria.-En verdad si lo ha sido, me pasa por haber querido montarme tantas veces.

Esta vez sí se dibujó una sonrisa en su cara. Ser amigo de Simon era lo mejor que le había pasado desde que estaba en Hillerska. Y todavía mejor que eso era verlo feliz y emocionado como aquella tarde en el parque de atracciones.

Se formó un silencio en el coche. Simon notó como por la cabeza de Wilhelm pasaban cantidad de pensamientos que no lo dejaban en paz. Había algo que estaba atormentando al príncipe, y sospechaba que podría ser. Estaba raro, seguía observando cómo caían por la ventana del Cadillac las gotas de lluvia por el cristal. Y como tarde o temprano iban a tener que hablar del tema, se decidió a hablar.

Runaway | Young RoyalsWhere stories live. Discover now