CAPÍTULO 7

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FLASHBACK 

Era una noche de Viernes en Hillerska. Hacía frío. Un frío helador fuera, y la hierba estaba mojada gracias a la helada que caía aquel día. El rocío mojaba las hojas de los árboles, que hacían caer finas gotas al suelo a causa de las bajas temperaturas.

Toc, Toc, Toc...Segundos interminables después, Wilhelm se levantó de la cama y abrió la puerta de su habitación sabiendo quien estaba detrás de ella.

-Hola...- Dijo Simon simpático, cargando una mochila a su espalda.

Wilhelm lo miró de arriba a abajo, estaba guapo, como siempre. Sus ojos, esa sonrisa amable, sus labios rojos, la nariz bien perfilada, los rizos chocolate...Todo contribuía a una mezcla perfecta, a un chico precioso.

Era tarde, no había nadie en el pasillo así que era seguro que Simon vagara por allí. Aun así, estaban alerta en todo momento. Así que sin pensar se acercó a él y le plantó un pequeño pero dulce beso en los labios. Para después distanciarse con una sonrisa tonta y atrevida dibujada en su cara.

Simon le dio un golpe suave en el hombre a Wilhelm y abrió los ojos con una expresión de sorpresa.

-¿Tu estas tonto? Que nos van a ver...-Susurro. Casi parecía que le preocupaba más a él que al propio chico que tenía que ocultarse.

-Perdón no me he podido resistir, es que estabas muy mono ahí de pies con carita de niño perdido.-Dijo Wilhelm riendo levemente y dándose la vuelta para proceder a entrar a la habitación.

-Definitivamente estas tonto.- Se respondió a sí mismo entrando en la habitación detrás de Wilhelm.

La habitación era pequeña, tenía dos camas separadas, dos mesas de estudios blancas y dos armarios. Básicamente estaba adecuada para que convivieran dos personas, solo que la directora de Hillerska había decidido darle ese espacio a Wilhelm solo a pesar de que él se había negado varias veces. Sin embargo, ella insistió repetidas veces, porque a los ojos de todos hubiera sido una falta de respeto por su parte ponerle un compañero. Era una habitación pequeña pero acogedora.

Wilhelm se acercó a su mesilla de noche y tiró de ella hacia delante. Era un mueble viejo y lleno de libros pesados así que le costó moverla apenas unos centímetros. Sobre todo a causa de sus brazos de espagueti. Definitivamente tenía que ir al gimnasio.

-¡Que! ¿Te vas a quedar ahí pasmado mirando sin ayudar? Hay que hacer de este espacio un sitio para los dos.-Dijo.-Como podrás apreciar me cuesta hacerlo solo...

- Eso es porque eres como un saco de huesos, ni un músculo se puede apreciar en tu cuerpucho .-Dijo Simon vacilando.

-Hey! Pero bien que te encanta este "cuerpucho".-Dijo haciendo comillas con los dedos y mirando a Simon acusatoriamente.

Simon se acercó a la otra esquina de la mesilla de noche y la empujó. Pusieron las dos mesillas de noche en el pequeño pasillo que conectaba la puerta y la habitación. Después procedieron a mover una de las camas, y la pusieron debajo y un poco a la derecha del gran ventanal de la habitación. La idea era que al juntar las dos camas quedarán debajo del ventanal encajando con el perfectamente. Así podrían ver la luna desde la cama, como en los libros de romance. Querían sentir que estaban en uno de ellos. Querían ser parte de una historia de amor marcada por un final feliz.

Wilhelm rodeo la cama de la izquierda y puso las manos sobre el somier de esta. Simon hizo lo mismo y los dos empujaron juntos la cama para pegarla a la otra.

-Listo.-Dijo Wilhelm dándose la vuelta y caminando hacia el pasillo.- Ahora hay que coger las mesillas de no-

Wilhelm sintió un fuerte pero acolchado golpe en la cabeza. Se giró y vio a Simon subido en la cama con una almohada en las manos y una sonrisa burlona dibujada en su cara. Repetiría una y infinitas veces más esa imagen en su cabeza. Su sonrisa se veía tan real... Tan libre.

Runaway | Young RoyalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora