Capítulo 4

7 2 0
                                    

La presencia de Luis y Claire es innegable. Ya no porque están hablando a gritos, sino porque ni siquiera intentan ocultar sus pasos. Yo sigo caminando, sin pausa pero sin prisa, hacia vete tu a saber donde, porque si entro en casa ahora mismo, o me cae la peor bronca que haya podido haber en toda la tierra o no vuelvo a salir en mínimo cuatro años.

Ya llevo media hora caminando y parece que no se cansan de seguirme.

-Oye, Mark, sabes a donde estamos yendo? -Interrumpe el "silencio" Luis

-Ni idea, simplemente camino. -Le contesto.

Se queda quieto durante un segundo y después recobra la marcha tras de mí. Ni siquiera yo se hacia donde vamos, pero ellos me siguen decididos. Es como si... confiasen en mí. Yo no confío en mí mismo, por qué lo harían ellos?

-Claire, por qué me sigues?

-Porqué vamos a tu casa, no? -Contesto, riendo.

No sabía que contestarle. Estaba claro que mi casa nos la habíamos pasado hace bastante, porque ya estábamos en el pie de la montaña, pero igualmente, me seguían con una sonrisa, como si supieran a donde voy. 

Luis, sin embargo, no parecía tan convencido, pero aún así tenía la misma sonrisa que Claire. Saben que los iba a proteger pase lo que pase. Saben que mataría para que ellos siguieran vivos. Igual Luis no tanto, pero Claire tiene esperanzas en mí... Y yo en ella.

Al cabo de un rato acabamos completamente perdidos en el bosque. Podríamos haber dado la vuelta hace horas, pero aún así, seguimos caminando.

-¿No oís eso? -Luis interrumpe el silencio que producía el canto de los pájaros y el viento golpeando las hojas.

-Ahora que lo dices, si que oigo algo, pero... -Claire se queda callada a mitad oración, intentado descubrir que es.

-¿Una flauta? -Digo yo.

El sonido de una flauta sonaba por todo el bosque. No sabemos quien o qué hay ahí, pero sea lo que sea está vivo y puede tocar la flauta. Suena hermoso, es como una melodía compuesta especialmente para los animales. Un cantar de los pájaros, para los pájaros. Un sonido celestial que amaina la mente, o por lo menos, así me hacía sentir.

Al cabo de un tiempo, me doy cuenta de que esa melodía la he compuesto yo... Y solo se la he enseñado a una persona, pero es imposible. Esa persona lleva muerta tres años... ¿La habrán matado y le habrán robado la partitura...?

-Seguidme. -Empiezo a caminar hacia donde se encuentra el sonido de la flauta y allí vemos a alguien, no sabría diferenciar entre hombre o mujer, sentado en un banco de madera, al lado de la orilla del estanque.

La persona tenía el pelo tapando su nuca, un brazo completamente vendado y el otro tapado por un manto que usaba de chaqueta. De pantalones usaba lo que parecía una falda hecha con hojas naturales, suaves y húmedas. Los zapatos no eran más que sus pies, desnudos y heridos, tocando el agua del estanque.

-¿Visitantes? -Deja de tocar la flauta y gira la cabeza rápidamente. Al poder ver su rostro herido, me doy cuenta de que se trata de una chica de nuestra edad... Su cara me suena mucho, como si la conociera de hace tiempo. -¡¿Habéis venido a cazar animales?! Os dije que no volvie... Oh, no sois vosotros...

-No hemos venido a cazar ningún animal, uhm... Nos hemos perdido. -Le contesto a la joven flautista.

La chica se acerca a mi y me empieza a mirar. Cada vez que me mira la noto más cerca.

-Hueles a sangre... ¿Acaso has matado a algún animal?... Aunque huele más a sangre humana...

Saco la navaja del bolsillo y la mira. Mi mano se ha vuelto a llenar de sangre y esta está goteando al suelo, manchando las hojas que hay bajo de mi. La chica coge mi mano y se mancha también. Me giro un segundo y la cara de Claire no expresa más que celos y odio hacia la flautista.

-Habéis huido... Habéis matado a alguien... ¿No es así? -Me pregunta la chica, mirándome a los ojos.

-Yo no he matado a nadie, esa navaja no es mía y la sangre no es de nadie que conozca!...

-¿Como te llamas? -Pregunta Luis, cortando nuestra pequeña conversación.

-¡Mi nombre es Layla! ¡Defensora del Bosque, Madreselva Cuidadora y Protectora Ancestral! Me dedico a cuidar a los animales que se encuentran aquí y a evitar que a algún que otro idiota los mate.

Cuando la veo a los ojos, veo los ojos de Layla. La Layla que antaño fue mi amiga, y mi amor... Hace meses que había logrado olvidar su "Muerte", pero ya veo que no murió... Desapareció voluntariamente.

-¿Lay...La?... -Digo, entrecortado.

-Dime, Mark...

Ahí es cuando mis sospechas se confirman definitivamente. En ningún momento le dije mi nombre, y tampoco tengo ninguna marca visible en que pueda ponerlo. Me vuelvo a girar y Claire está hundida. Ella recuerda todas las historias que le he contado de Layla, de cuando éramos niños. Historias de perdernos en el bosque dos días, y volver completamente destrozados y llenos de heridas, pero sonriendo...

-¿Me recuerdas?...

La Caja de PandoraNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ