Capítulo 7

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Pasaban los días y todo parecía que iba a mejor. Layla empezó a integrarse en la familia, mi madre empezó a hablar, papá nos trataba mejor a todos Y Michelle, bueno, mi hermana seguía siendo igual. Me sentía genial. Jamás me había sentido tan vivo.

Diez días después de todo, recibí una visita de Claire y Luis. Parecía mucho más relajada que cuando encontramos a Layla, y se quedaron a cenar y a ayudarme con unos trabajos del instituto al que ya no formaba parte. Aún así me intentaban ayudar a seguir adelante con mis estudios.

Un día más, despierto junto a Layla. Parece que es pronto, porque nadie más se ha levantado, así que preparo el desayuno, me visto y desayuno tranquilamente. Después me siento en el sofá y me pongo a leer un libro que me ha traído Michelle de la biblioteca. Dice que está segura al cien por cien de que me va a encantar, por eso me lo estoy leyendo.

Por ahora el libro no tiene mala pinta.

-Buenos días, madrugador. -Veo a mi hermana con cara de dormida bajar al salón. Se me olvidaba lo jodido que era tener que despertarse pronto todos los días para ir al instituto.

-Mira quién fue a hablar. -Me rio un poco de la cara de mi hermana, la cual suelta una pequeña risa mientras se prepara un café.

-¿Cual es el plan de hoy?

-¿Quieres que te acompañe a clase? Igual así me divierto un poco con algo que no sean letras...

Mi hermana sonríe y asiente con la cabeza. Yo le sonrío de vuelta y sigo con mi lectura.

Media hora después, parece que ya está lista. Yo he terminado el capítulo del libro, que por cierto, no he dicho como se llama. El nombre es "Papel Mojado", va de un chaval que se cargan a su mejor amigo y intenta descubrir quien ha sido. Está bastante bien.

Salimos de mi casa a las ocho menos cuarto, veinte minutos antes de empezar las clases, y mi hermana parece algo más emocionada de lo normal. Creo que anoche dijo que hoy tenía que hablar de un tema que le gusta. Espero que salga todo bien y no se trabe como solía hacer yo.

Es un día bastante nublado, de hecho está empezando a chispear. Algunas gotas me golpean en la cabeza, pero como no hemos cogido ningún paraguas, da igual.

-¿De que era el trabajo? -Intento sacarle algo de conversación a mi hermana.

-Sobre los errores del Nazismo y la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial. -Ella lo dice rápidamente, como si nada. Parece que le gusta mucho la historia, lo suficiente como para estar tan emocionada por un trabajo.

A lo lejos, muy lejos, veo una especie de furgón blanco, que parece que va con bastante prisa. No tiene nada que ver, pero me resulta gracioso la forma en la que se tambalea bajo la lluvia. Entonces, el destello de un rayo ilumina toda la calle. Ahora el furgón está más cerca, mucho más cerca. 

Mi hermana sigue hablando, sin prestar atención al camino.

-¿No oyes eso? -Pregunta mi hermana.

-¿El que?

-Suena como un motor...

Lo veo, ya lo veo todo. Intento empujar a mi hermana, pero no lo consigo a tiempo. Lo único que se ve son piedras de la casa contra la que ha chocado el furgón... La casa por la que cruzaba mi hermana. No siento nada, y me falta media mano. Lo veo. Veo como mis dedos destrozados sangran. Veo el cuerpo de mi hermana, sin vida, o por lo menos lo poco que queda de él, se desliza por el suelo.

Durante un tiempo no me salen las palabras, pero aún puedo moverme. Me dirijo a la zona frontal del vehículo, y allí está el conductor. No se quien es, pero sigue con vida. Entonces, empiezo a notar un grito que se asoma por mi garganta, viendo la cara sonriente del asesino, el hijo de puta que ha matado a mi hermana.

Suelto un grito, un grito fuerte. Un grito que me va a dejar afónico semanas, pero eso no es lo importante, y me abalanzo hacia la persona que allí estaba de pie. Solo lo oigo reírse mientras poco a poco lo mato a puñetazos. Uno tras otro, tras otro y otro más. Incluso con mi mano izquierda completamente destrozada. Lo golpeo, llenándome aún más de sangre.

-Eso es, mátame, Mark...  

La Caja de PandoraWhere stories live. Discover now