Capítulo 6

6 2 0
                                    

Al entrar, cierro con pestillo y abro el botiquín al lado de Layla, que está sentada en mi cama.

-Va a doler un poco, pero se que eres fuerte.

Empiezo a curar sus heridas poco a poco, desinfectando los cortes, quitando las ramas que tenía clavadas y tapando todo con vendas y tiritas. La peor parte fue un tajo enorme que tenía en la pierna, tapado con hojas a presión y una cuerda hecha con hierbas. Ahí tuve que ponerme guantes.

-¿Como te has hecho esto, Layla? -Le pregunto mientras esterilizo la aguja para coser la piernas.

Las clases de medicina que me obligaron a hacer han servido de algo por fin. Y menos mal que las hice, porque antes no sabía ni para que servía el agua oxigenada.

-Un lobo me atacó... Yo intentaba defender a un pobre ciervo herido... -Empiezo a desinfectar todo lo que puedo. Se que está haciendo efecto porque noto la expresión de escozor y dolor en su cara. A mi también me duele un poco.

-No deberías haberte enfrentado a un lobo. Y menos sola. Si se come a un ciervo, que se lo coma, es el ciclo de la vida. Depredador come presa. -Le contesto mientas coso la herida, intentado no hacerle más daño del que ya tenía.

-Pero el pobre animal no podía defenderse ni huir... ¿Qué querías que hiciera, esperar a que se lo coma? -Termino de coser el corte y le vendo la pierna fuertemente para que no vaya a peor. Luego le pongo un par de tiritas en las pequeñas fisuras del pie.

-Si... Podrías haber muerto... Otra vez. Ya estás curada, mejor si te dejo algo de ropa. Ves al baño, ese pelo necesita un arreglo. Y deberías ducharte también...

Ella se dirige al cuarto de baño mientras yo preparo la ropa que se va a poner después. La llevo toda y le hago sentarse en un banquito. Empiezo a cortarle un poco el pelo, dejándoselo como a ella le gusta. Después salgo del baño y ella se ducha. No negaré que tuve que resistirme a asomarme un par de veces, pero aguanté.

Cuando sale parece una persona completamente diferente, tiene el pelo limpio y seco, la piel clara y suave al tacto y lleva ropa normal, no cuatro hojas pegadas a un arbusto.

-¿Como sabes hacer tantas cosas? Sabes medicina, peluquería... Y me juego una oreja a que también puedes cocinar.

-Mi padre me ha obligado a hacer cursos de un montón de cosas, para tener más "Opciones para el futuro". Pero todos sabemos que me voy a terminar convirtiendo en un loco drogado que va por ahí robando comida y pidiendo limosna. -Me rio un poco.

-No digas eso, seguro que consigues hacer algo...

Bajamos las escaleras y le ofrezco un asiento a Layla, justo a mi lado (donde normalmente se sienta mi hermana [La cual no parece tener ningún problema con que Layla se siente a mi lado]). Ayudo a mi madre a servir la cena y todos nos sentamos, con una sonrisa menos fingida, y empezamos a comer tranquilamente.

-¿Que has estado haciendo todo este tiempo, Layla?... Pensábamos que estabas muerta. -Pregunta mi madre, que empieza a parecer una persona con la capacidad de hablar normalmente.

-He estado viviendo en el bosque con los animales, protegiéndolos de los depredadores y de los cazadores.

Mi padre empieza a reírse, cosa que a mi no me causa ningún tipo de alegría. Supongo que se ríe porque piensa que lo dice de broma, pero si supiera la verdad no estaría así... Espero.

-Ray, no te rías...

-Lo siento. -Es la primera vez que veo a mamá hablar con papá. Y la primera vez que oigo a papá pedir perdón.

-¿Cómo está tu padre, cielo? -Mi madre sigue haciendo preguntas a Layla. Normal, yo también las haría si acabase de ver a una persona después de cuatro años.

-¿Qué más da el Señor Asbury? Queremos saber cosas sobre ella! Es la que lleva desaparecida cuatro años! -Corta mi hermana a mamá, el ambiente en casa se ha vuelto más cálido... Y yo me siento tranquilo...

Layla se limita a reír por el comentario de mi hermana.

-Michelle, no le hables a si a tu madre, anda... -Oigo a mi padre. Es tan relajante... Todo... Nadie está discutiendo, nadie está matando a los demás con la mirada. Y todos tienen una sonrisa... Me siento vivo.

-Si hubieras visto a Mark. Todas las noches se ponía a llorar. -Mi hermana se ríe un poco, pero cuando me ve la cara se calla rápidamente.

-Me lo esperaba, al fin y al cabo, Mark es muy sensible. Uhm, una pregunta... ¿Creéis que podría quedarme aquí a dormir?

Todos nos ponemos de acuerdo telepáticamente y mi madre es la primera en contestarle.

-Sin problemas, cariño, siéntete como en casa.

-Muchas gracias. -Es lo último que escucho en toda la cena... Todo el resto de la comida en familia fue mirar a Layla, derritiéndome por dentro, mirándola sonreír. Es tan preciosa...

Al final de la cena, todos recogen su parte, incluso mi padre, que llevaba sin tocar un plato desde que yo tengo uso de memoria. Mi hermana y Layla se quedan hablando un rato mientras yo leo mis notas personales en mi habitación. En todas nombro a Layla... En todas y cada una de ellas escribo sobre como me siento. Todo es una evolución personal de como mi corazón se fue cerrando poco a poco, como una caja con llave.

Layla entra en mi habitación y cierra la puerta. Al ver que estoy leyendo, se acerca y empieza a ojear un poco, y al ver lo que hay escrito me mira, sonriendo. Ver que tengo sentimientos la hace feliz... Y ver que los comparto, aunque sea con una hoja de papel... En fin, todo lo que me haga mejorar como persona parece hacerla muy feliz. Y eso me alegra.


La Caja de PandoraWhere stories live. Discover now