-Reacción Slenderman -

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¿Cómo reaccionarían si sufrieses una violación?



Slenderman

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Slenderman

-- ¿Dónde está? -- Le preguntó a Toby en un tono de voz elevado, quien desafortunadamente pasaba por delante de un furioso e inquieto Slender.

-- ¿Quién, señor? -- Retrocedió un par de pasos al notar el estado de su jefe.

-- Hablo de TN, son las once y todavía no está aquí. -- Contestó molesto, de alguna forma parecía estar culpándole. -- Maldita sea... --Balbuceó para sí mismo y a paso apresurado salió por la puerta principal de la mansión para mezclarse con la oscuridad y la neblina de aquella cerrada noche. 

Habías salido hacía unas horas a la ciudad para hacer la compra; avisaste a Slender de que volverías antes de la cena, pero nunca llegaste. Él estuvo trabajando en la oficina toda la tarde, como cada día, y no se dio cuenta de tu ausencia y tardanza hasta que vio tu plato vacío en la mesa. 

No podía pensar con claridad, su lado más impulsivo y destructivo estaba asomándose más y más a cada paso y suspiro que daba. Cuatro de sus serpientes emergieron de su espalda en posición para atacar y destruir todo aquello que obstaculizase su caminar; su estado irascible no era consecuencia solamente por la creencia de que te había pasado algo o incluso que pudiste llegar a escapar, sino porque él se sentía el único responsable de tu desaparición, se negaba a admitir que se había equivocado al no pedir a alguno de sus proxys o cualquier otro a acompañarte y no dejarte sola. 

Unos metros antes de salir del bosque y del manto de la neblina, unos jadeos de dolor llegaron a sus oídos. Se detuvo inmediatamente y se concentró en descubrir su procedencia, sabía que eras tú, era tu tono de voz, quejidos parecidos emitías cuando no querías levantarte de la cama por la mañana, y para qué engañarnos, él a veces había conseguido ese tipo de gemidos por tu parte cuando te entregabas a él.

-- Slender... 

Rápidamente siguió tu llamado. Cuando pudo distinguir una figura negra tumbada en el suelo aceleró el paso hasta llegar a ella. Te encontró. Te tomó en brazos antes de preguntarte o hablarte y te "miró" invadido por la preocupación. Se dio cuenta de que estabas semidesnuda: sin pantalones, camiseta ni bragas, únicamente tu sujetador. Pudo distinguir además en tu piel sucia por la tierra algunos moretones oscuros y heridas pequeñas pero ensangrentadas por tu rostro. Reconoció enseguida lo que había pasado. No sabía qué decir, sus ansias de encontrar al culpable y hacerlo trizas dominaba todo su ser y su uso de razón.

-- Slender... Llévame a casa, por favor. -- Pediste, temblando y sin mucha fuerza en tu voz. 

Con ayuda de sus tentáculos se quitó el saco y te lo puso a modo de manta antes de caminar en dirección a la mansión.

···

Él no había dicho ni una sola palabra en todo el trayecto y tú a la mitad de camino te dormiste en sus brazos. Al llegar al hogar te tumbó en el sofá y te tapó con una manta cálida y aterciopelada. Se sentó a tu lado dispuesto a esperar a que te despertases.

-- Slender, quiero decirte que... -- Se quiso entrometer Jeff pero Slenderman, antes que pedirle silencio o que se marchase, le cerró la puerta con su telequinesis. No quería que nadie molestase ni tampoco le gustaría perder el control y desahogarse con alguno de los habitantes de esa casa. 

Ante el ruido del portazo recobraste la conciencia y abriste los ojos a un ritmo desacelerado. 

-- ¿Cariño? -- Le miraste. Él desvió su atención de la pared a ti y se arrodilló a tu lado. Muy pocas veces fueron las que te permitió referirte a él por motes cariñosos, normalmente era demasiado frío y distante como para responder a un apodo como ese; pero esta vez sería benevolente. 

-- Estoy aquí. -- Susurró con su voz grave y notablemente acongojado. 

-- Me duele todo el cuerpo... Creí que iba a morir y que ya no iba a poder verte más. -- Levantaste tu brazo con un poco de esfuerzo y acariciaste su mejilla. Él sabía que necesitabas que, al menos por esta vez, fuese mínimamente cálido y cariñoso, así que en respuesta acarició el dorso de tu mano. 

-- ¿Puedes recordar el rostro del culpable? 

-- Sí... Bueno, más o menos... Todo estaba oscuro y... No, no... No quiero recordarlo, amor.

-- Está bien, tranquila. 

-- Por favor, hoy no te separes de mí. -- Le pediste y él asintió. 

-- No iba a hacerlo de todas formas. No volveré a dejarte sola. 

Sonreíste un poco ante sus palabras. 

-- Nunca te había visto tan preocupado. 

-- Desde luego que me voy a preocupar, TN... -- Se quedó unos segundos en silencio y aclaró su garganta.

-- ¿Tan difícil se te hace decir que me quieres? 

Él suspiró. 

-- No te aproveches. -- Frunció el ceño. 

Slender se levantó y fue a buscar todos los productos necesarios para tratar tus heridas. Disfrutaste mucho de su compañía, de su concentración para evitar dañarte, y sus caricias sobre tu piel. Cuando finalmente acabó te levantó en brazos con la manta aún cubriendo tu cuerpo.

-- ¿Dónde vas a llevarme? -- Te agarraste a su cuello.

-- A descansar a la habitación. -- Empezó a moverse hacia la puerta.

-- Quiero darme un baño. -- Recargaste tu cabeza en su hombro. -- Contigo.

-- Eres suficientemente capaz de bañarte sola. -- Respondió serio. 

Insististe varias veces y acabaste convenciéndole: Sí, ambos estarían en el baño, pero él vestido fuera de la bañera, actuando como vigilante para que no te pasara nada, mientras tú te relajabas bajo el agua espumosa y cálida. A su parecer era mejor así: no quería tocarte de más para evitar hacerte daño, ni tampoco le agradaba la idea de poder sufrir una erección al tenerte desnuda y a su alcance. Slenderman es muy frío, esto es evidente, pero padece esa debilidad masculina.

Proxies are the type of boyfriend...Where stories live. Discover now