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-- Entonces, ¿esta noche no vamos a dormir juntos? -- Pregunta ella con evidente desilusión.
-- Me temo que no. -- Hago una mueca y me levanto seguidamente de la cama. Camino hacia la cómoda, donde está ella apoyada y le indico con la mano que se eche a un lado para poder abrir un cajón. -- Pero volveremos a primera hora de la mañana. -- Trato de animarla, pero por su largo silencio entiendo que no lo he logrado. Saco una camisa de cuadros rojos y negros, y la desdoblo en el aire para ponérmela.
-- ¿Cuál es el objetivo esta vez? -- Se cruza de brazos.
-- Una chica. -- Empiezo a abotonar la prenda sobre mi pecho. No la estoy observando, pero sé que tiene una mueca seria y una mirada que me perfora el alma. -- Molesta al jefe cada noche, y "precisa un aviso para suspender su pertinaz actitud". -- Cito, imitando con la voz de mi superior su orden, pendiente por cumplir. Acompaño mis palabras haciendo comillas con los dedos.
-- ¿Y por qué no simplemente va él? -- Está irritada.
Termino de abrochar el último botón entonces y le presto toda mi atención.
-- Nunca cuestionamos sus mandatos. Se hacen y punto. -- Levanto mis hombros sin darle más importancia.
Afortunadamente no profundiza más en el tema y se queda callada, creo que está tratando de esconder su desagrado momentáneo hacia Slenderman, mira al suelo como si estuviese imaginando algo.
De repente tose un par de veces y seguidamente frunce el ceño.
-- ¿Qué pasa? -- Me acerco a ella, confuso por su reacción.
-- No nada. -- Sus ojos están señalando un punto fijo y, tras algunos segundos, cierra los ojos y vuelve a hacer ese gesto de rabia. -- Maldita sea. -- Susurra.
-- TN, ¿qué ocurre? -- Quiero acariciarla, pero da media vuelta antes de poder alcanzar su rostro y me señala su pantalón.
-- ¿Tengo sangre?
Me alejo unos cuantos pasos y me agacho para darle una respuesta.
