Hoodie

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¿Cómo reaccionarían en caso de que sufrieras una violación?

¿Cómo reaccionarían en caso de que sufrieras una violación?

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-- ¿Vas a ir sola?

Mi pregunta fue retórica, ella estaba convencida de ir a la ciudad para ver a una antigua amiga, pero yo no estaba de acuerdo, me negaba rotundamente a desprotegerla. Trataba hacer que cambiase de idea, sin embargo mis intentos eran inútiles.

-- Sí, ya te lo he dicho: voy con una amiga al centro, no me va a pasar nada. -- Contestó mientras se ponía un suéter, la última prenda que le quedaba y así mi última oportunidad de convencerla.

-- ¿Estás segura que no quieres que te acompañe? -- Me puse en pie. Ella dio media vuelta para mirarme y suspiró por mi insistencia.

-- No es la primera vez que salgo sola, Brian. Tranquilízate.

-- Siempre que sales sin mí me quedo muy preocupado, ya lo sabes. No me gusta.

Metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón, y desvié mi vista hacia otro lado. Esperaba escuchar de sus labios que no iría sin mí. Pero ella solo se acercó lo suficiente y se estiró para depositar un suave beso en mi mejilla.

-- Me tengo que ir ya, que si no no llego. Volveré pronto, ¿vale? -- Yo no la miré, mantenía mi descontento. A los pocos segundos sentí su mano acariciando mi mejilla y no pude resistirme a corresponder a su fija mirada sobre mí. -- Te quiero. -- Dijo.

Se alejó de mí, en dirección a la puerta de la habitación. Logré capturar su brazo antes de que saliese al pasillo y la atraje hacia mí otra vez. La abracé con ambos brazos a la altura de sus hombros y besé su cabeza.

-- Cuídate por favor.. -- Murmuré y volví a besarla en el mismo sitio.

Suspiró y asintió un poco irritada. Mantuve el cálido abrazo hasta que sentí sus pequeñas manos presionando mi abdomen.

-- Me tengo que ir ya. Suéltame.

Chasqueé la lengua y le dejé irse.

•••

Me apoyé en el tronco del árbol con la respiración acelerada y un enorme cansancio en el cuerpo, el corazón me golpeaba el pecho y el sudor de mi frente delataba mi fuerte entrenamiento.

-- Buena jugada. -- Me felicitó Tim, quien estaba de pie pero agachado y apoyando las manos en sus rodillas, tan fatigado como yo.

-- Ya... -- Asentí y cerré los ojos antes de echar mi cabeza hacia atrás. Nos quedamos en silencio y en la misma posición para descansar y calmar nuestro ritmo cardiaco. Fue en este momento cuando oí la voz de TN a lo lejos, no entendí ninguna palabra al principio pero me alarmé y presté mas atención.

-- ¿Brian?

Giré la cabeza y allí estaba ella, un poco lejos de nosotros pero lo suficiente cerca como para distinguir su figura entre los árboles. Tenía un andar extraño, semejante al de un borracho o una persona adormilada; no me daba buena espina. Me acerqué apresurado hasta donde estaba ella y la tomé en brazos antes de preguntarle, temía que pudiese caerse por su estado.

-- ¿TN? ¿Qué...? ¿Qué ha pasado? -- Mi preocupación fue mayor al ver su cuerpo. Lo más alarmante no era solo la sangre seca en su nariz y su ojo derecho hinchado y violáceo, sino la mancha oscura en la bragueta de su pantalón. -- ¿Quién te ha hecho esto? -- Pero no respondió. Se había desmayado en mis brazos, había usado sus últimas fuerzas para llegar hasta aquí.

Sin esperar más la llevé a su habitación para tumbarla en la cama. La deposité con cuidado sobre las sábanas y me senté a su lado para analizar más de cerca sus heridas. Ella era una mujer valiente, quizás intentó defenderse de alguien y por eso recibió un fuerte puñetazo en la cara, muy probablemente se quedó aturdida después.

-- Joder, sabía que algo así podría pasar... No volverás a salir sola nunca más. -- Dije como si ella me estuviese escuchando. Pasé mi mano por su cabello observándola e imaginando todo tipo de atrocidades que le haría al culpable de esto. Gruñí de la impotencia y me recosté a su lado. No pensaba moverme de ahí hasta hablar con ella.

No fue hasta altas horas de la noche que despertó con un quejido lastimero.

-- ¿TN? -- Susurré en la oscuridad. Ella gritó mi nombre y me abrazó con poca fuerza. -- Shh... Es tarde. ¿Cómo te encuentras?

Acaricié su espalda. Sus brazos me atraían todo lo posible a ella, fue un gesto tierno, pero a la vez sabía que estaba asustada y buscaba refugio en mí. Joder, ¿quién podría haber sido el capullo capaz de hacerle tanto daño a alguien tan delicada como ella?

-- Bueno... Me siento muy débil.

-- Entonces vas a quedarte aquí hasta que te recuperes, ¿de acuerdo?

Ella no respondió. Por un momento supuse que se había quedado dormida otra vez, pero no.

-- Hueles a sudor. -- Se asqueó.

De inmediato me alejé.

-- Lo siento, estuve entrenando y no tuve tiempo de ducharme. -- Expliqué un poco nervioso, ni se me había pasado por la cabeza ir a darme una ducha.

-- Oye. -- Se quejó con el mismo tono de una niña pequeña.

-- ¿Qué?

-- No te vayas, ven. -- Escuché cómo se removía bajo las sábanas.

-- Será mejor que vaya a lavarme, no quiero-...

-- No me dejes sola... Ven. -- Repitió utilizando de nuevo ese tono tan inocente.

-- Como quieras...

Me volví a acercar y ella me abrazó de nuevo, de la misma forma que antes. A pesar de tener mis ojos abiertos no podía distinguirla entre toda la oscuridad del cuarto, y tampoco supe cuándo empezó a acercarse a mi rostro para darme un beso en los labios. Yo le correspondí con gusto, y tras unos segundos rompió el corto pico y volvió a su posición anterior.

-- Me gusta cuando estás sin barba. -- Susurró. -- Estás suave... y no pinchas. -- Continuó con un volumen de voz cada vez más bajo. -- Te quiero... y hueles a perro. Pero te quiero...


Proxies are the type of boyfriend...Where stories live. Discover now