13. NASA - Babi

154 9 3
                                    

Faltaba un mes y medio para que las clases comenzaran. Emily había estado dos semanas enteras acostada en la cama, deprimida. Había ignorado las llamadas de todos, excepto de sus padres y Ward y Marie. Los tres primeros días, pasaba todo el tiempo atenta al celular, esperando que Rafe la llamase, que le escribiese, que se disculpase o le diese una explicación sobre lo que había ocurrido. Pero eso nunca llego y Emily comprendió que Rafe no iba a escribirle. 

Sabía que Pope les explicaría a sus amigos por qué se había ido, y sabía que evitaría que la fuesen a buscar. Lo que no sabía es que desde el momento en el que ella puso un pie fuera de Highland, Jasmine se encargó de inventar un rumor tras otro, haciendo que sus amigos dudasen realmente de la persona que Emily era. La rubia estaba realmente herida. 

Se había gastado casi todo el dinero que sus padres le habían enviado en pizza. 

Fue un viernes por la noche, cuando en lo que era probablemente un episodio maníaco, salió a caminar. La realidad es que estaba hecha un desastre, era mas ojeras que persona y había bajado de peso. No podía escuchar música, porque el ruido le molestaba. Llevaba tres días sin hablar, desde la última vez que habló con sus padres. Caminó sin ir a ningún lugar en específico y antes de darse cuenta, estaba en el Corte. Y ella no conocía muy bien esa zona. 

—Ey, Country Club ¿Estás perdida? —Emily volteó para observar una oxidada camioneta a unos metros de ella en la calle, Barry la miraba desde arriba, conduciendo a paso de hombre—. ¿Quieres que te lleve a casa? 

La rubia asintió y sin esperar más rodeó la camioneta para subirse. Barry la observó de reojo. 

—Tengo que entregar unas cosas antes, pero luego te llevaré. ¿Te parece bien? —Le preguntó. 

—Si —Contestó Emily. 

—Diablos, suenas mal ¿Estás enferma? —La chica volvió a asentir. Tener el corazón roto fácilmente podía considerarse estar enferma. 

Barry era uno de los pocos Pogues en los que Emily confiaba y la verdad es que el chico no era alguien en quien se podía confiar. Aún así ella lo hacía. El vende drogas en el Corte, y a veces cuando quiere ganar más dinero, hace algunas reparticiones para Barracuda Mike, otro vendedor de droga de la zona. Barry fue quien consiguió las identificaciones falsas para Emily y sus amigas. La chica iba sentada en el asiento del acompañante, con la cabeza recostada contra la ventanilla, de vez en cuando paraban en alguna que otra casa y Barry bajaba para entregarle algo a alguien. 

—No es que sepa mucho de tu vida, pero este verano volviste antes ¿No? —Preguntó el chico. Barry es tres años más grande que Emily. Es de Argentina, se mudó cuando tenía catorce a Estados Unidos. Por lo que la rubia sabe, no terminó los estudios, se unió a la armada con quince—. ¿Por qué volviste tan temprano aquí?

—Alguien rompió mi corazón.

—Lo lamento.

Barry dejó a Emily en su casa y solo se fue cuando la vió entrar en el lugar.

La escena se repitió un par de veces más. Ella salía a caminar por las noches, Barry la encontraba y la llevaba a su casa. El siempre lograba encontrarla.

—Gracias John B. Quédate con el cambio —Murmuró la chica, mientras le pagaba al delivery de pizza y tomaba la caja. El chico frente a ella largo un bufido, parecido a una risa. Emily dejo la caja de pizza en la mesa junto a la puerta y lo miró—. Lo siento ¿Que? —Preguntó, sin humor para reír.

—No sabía que la princesa de los kooks sabía mi nombre —Contestó el. Ella levanto una ceja.

—Has estado trayéndome pizza como por dos semanas. Se tu nombre.

Summer // Rafe CameronWhere stories live. Discover now