Capitulo 24: La primera en irse

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Estaba sentada con mis piernas flexionadas y mi semblante atento, atento a cualquier movimiento,   proveniente de ese hombre,  que pueda lastimarme .

Con un movimiento inesperado lanza otro azote, pero mis sentidos fueron mucho más rápidos y me balanceé para evitar aquel azote cargado de furia. El hombre sonríe, complacido; esto es un juego para él mientras que para mí es el propio infierno. Mientras más miedo demuestro, más diversión recibe aquel hombre... Enfermo...

Se queda de pie mirándome, con el cinturón colgando a un costado de su cuerpo. Pasaron los minutos sin que aquel hombre hiciera algo. Aprovecho ese corto instante para recuperar aliento, y prepararme... Yo sé muy bien a qué viene ese hombre.

Luego el hombre se inclina hacia mí, estira su enorme mano y la enreda en mi cabello, y de un sólo desplazamiento me levanta. Grito ante el dolor en mi cabeza, se sentía como millones de agujas que me lastimaban.

- Lo s-siento-o... - Balbucea Sara, con su cara llena de lágrimas y ojeras 

¿Había vuelto a decaer? ¡Pero si estaba mejorando!

- Hay que hacer algo... Cualquier cosa... - Arnold habla realmente enojado con sus puños cerrados mientras Isabella le masajea el lugar donde se golpeó al caer.

Arnold espera apoyo por parte de Didier y Tom, pero a ellos les da igual si me ahorcan, o me violan, o mi alma se la lleva el diablo. Mi vida no tiene importancia para ellos.

- Por fa-avo-or... - Apenas y reconozco mi propia voz. - Po-or...fa...vor... - Continúo aún sabiendo que es en vano mi súplica.

El tipo que sonreía como embobado, sufre un cambio de humor veloz. Su cara se pone roja, y la vena de su frente palpita por el enojo. Grita, muy cerca de mi cara, y por el tono de voz estoy segura que es un insulto. Gemí, estaba consciente que ahora nada me salvaría, ahora era mi turno para sufrir.

Me haló, haciéndome arrastrar los pies.

- No...no...¡No! - Grito desesperada al darme cuenta que me esta llevando a la doble puerta de metal. A ese cuarto donde habían abusado de Andrea.

Me revuelvo como un gusano. Quería librarme de su agarre, de su fuerte y tosca mano pero nada. No me rendiría sin pelear, jamás.

- ¡Espera!

Ambos nos detuvimos al escuchar la orden que provenía desde nuestra espalda. La persona estaba firme con las manos colgando a sus costados, mirándonos fijamente, temblando un poco.

Andrea. ¿Qué demonios...?

- Sara dile que... Que... Que me lleve a mí. - Murmura para que hasta yo la escuchara.

¿Qué?

- ¿Qué? - Pregunta a su vez Sara, formulando la pregunta por mí.

- ¡DILE! - Grita con efusividad, empezando a llorar.

- она хочет пойти с вами. - Habla fluidamente una enferma Sara.

Niego y vuelvo a negar con mi cabeza en dirección a Andrea. ¿Quería sacrificarse por mi? ¿Me lo merecía? ¿De nuevo? ¡Por Dios...!

- ¿Qué..ha-aces? No... - En el fondo estoy aliviada, pero no quiero que de nuevo ella sufra por mí, no es justo.

Acto seguido, el sujeto encantado con la petición, me deja caer y a grandes pasos llega a Andrea y con el dedo índice le levanta su barbilla. Sonreía como una animadora en un partido. ¡Maldito gusano de la...! ¡Ahg!

Quería borrarle esa sonrisa bobalicona de su horrendo rostro. Sólo a tipos depravados como él le encantan escenas y abusos como estos. 

Posteriormente se fueron, caminando tranquilamente. Al pasar a mi lado, Andrea susurra muy bajito pero a un volumen necesario para que solo yo le escuche.

Entre besos & disparosWhere stories live. Discover now