Capitulo 25: La llegada del salvador

5.3K 286 16
                                    

El negro primordiaba en aquel silencioso lugar. Nada se veía, nada sobresalía.

Estaba consciente de que era un sueño, o mas bien, una pesadilla dependiendo de lo que ocurriera en adelante. Estaba reclinada sobre mi espalda, sola y en completo silencio.

Mi sueño era de lo más inusual, nunca había soñado esto con anterioridad, este era mi primer sueño desde que había sido secuestrada. Frustrada comienzo a tratar de moverme pero no avanzo a mas de mover los brazos. 

Palpo a mi alrededor y tablas me apresaban, tablas por todo a mi alrededor.

- ¿Qué...? - Digo en mi, ahora descubierta, pesadilla.

Nunca me consideré claustrofobia, pero la idea de estar en un ataúd cerrado me helaba el cuerpo. Y de eso justo se trataba mi pesadilla. No oía a nadie fuera del ataúd, no sentía mas que desesperación y terror por que me enterraran viva.

Aunque era una pesadilla y nada era real, para mí, todo lo era. Podía sentir con total claridad las tablas, sentía el rápido repiqueteo de mi acelerado corazón y sobre todo sentía el miedo impregnado en las palabras de auxilio que salían de mi boca. Quería despertar, despertar de una buena vez. Deseaba que de nuevo viniera aquel tipo de la noche pasada y me levantara, sólo para así poder despertar. No soportaba la desesperación de estar encerrada en el escalofriante ataúd.

Todo empeoró cuando el aire comenzó a escasear. ¡Oh, no! Llegó un momento en que en verdad dudé si era un sueño...

- ¡Luisa!

Mis ojos se abren acónitos. Tom me mira entre enojado y adormecido. Sacudo mi cabeza e intencionalmente muevo mis brazos para cerciorarme de que no hubiera tablas a mi alrededor.

- ¿Qué pasa? - Pregunto con voz rasposa, la típica voz que te sale cuando duermes y lloras al mismo tiempo.

- Estas hablando en sueños - Tom bosteza exhibiendo su dentadura y continuó -. Cállate por favor.

Solo Tom podía combinar dos palabras completamente opuestas en una frase; podía ser grosero y amable a la vez con su "cállate por favor".

Estornudó y no tardó en regresar a su sitio. Instintivamente, ladeo mi cabeza hacia las rendija de las ventanas cubiertas. Aún era de noche. ¿Qué hora sería? ¿Qué día es, el cuarto o el quinto?

Mi cabeza la sentía pesada, tensa y adolorida por haber dormido tanto; eso era lo que había estado haciendo desde la muerte de... De Sara ¡Dios, era tan difícil darla por muerta!

Allison ahora estaba siendo cuidada por Isabella, porque yo no tenía cabeza para cuidarla literalmente. Unas lágrimas se derramaron al recordar a Sara...¿Tendría hijos? ¿Una mascota? ¿Un lindo hogar que cuidar? Mi corazón se desgarraba al pensar en Chris, ni siquiera lo conocía pero desde ya sentía un tremendo afecto por él ¿Cómo se tomaría la noticia?

¿Y si todos al final moríamos? Porque, sinceramente, como iban las cosas ese sería nuestro final. Nuestras vidas acabarían siendo arrebatadas tarde o temprano por estos hombres. Sara era la luz guía de aquí, todos la respetábamos porque ella había permanecido por más tiempo aquí y por lo tanto había sufrido más. Si alguien tenía dudas sobre algo o perdía la esperanza, con solo mirar la fe en los ojos de Sara inmediatamente volvía a nacer las ganas de vivir. Sara daba esperanza y ahora, que no estaba; nuestra fuente de esperanza se fue con ella. ¿A qué nos aferrábamos ahora?

Cada persona en esa bodega tenía sueños, aspiraciones, temores y por supuesto una familia.

Una familia que estarían forrando la ciudad entera con panfletos de sus rostros, una familia que dejan sus necesidades a un lado e imponen la búsqueda, una familia que no se cansa de esperar... Una familia que no quiere enterrarlos.

Entre besos & disparosWhere stories live. Discover now