El resplandor de los reflectores van y vienen, tornándose intermitentes mientras me trasladan en la camilla.
Las enfermeras a mi alrededor hablan entre sí, caminando a cada lado de mi camilla. Considero a la camilla innecesaria, yo puedo caminar, no muy bien, pero puedo; me siento un poco mal al ver que habían personas y agentes heridos de gravedad y que yo fuera trasladada en un estúpida camilla.
Pero intenta decirles eso a las enfermeras con señas. No hablo inglés, solo entiendo ciertas palabras que pronuncian pero no puedo entablar una conversación coherente.
Así que solo me dejé manejar.
Cuando las compuertas del avión se abrieron, aparecieron cinco hombres y tras ellos estaban los cuerpos de auxilio. El hombre de color, quien nos dió esa extraña "Bienvenida" subió por la plataforma caminando hacia Max. Yo no le quitaba la mirada de encima y escuchaba cómo los cuerpos de auxilio se dirigían a cada avión y sacaban en sus camillas a las personas lesionadas, algunas gritaban palabrotas por el dolor mientras que otras iban desmayados.
Cuando el hombre estuvo a la altura de Max me dirigió una mirada de la cabeza a los pies, lo que provocó que mirara hacia otro lado.
- Acompáñeme. - Pronunció con su acento extranjero.
Ni un intercambio de palabras, ni un "Me alegro que este aquí", solo una orden, desde ese momento aquel hombre entró en mi lista negra. Sentí a Max soltando mi mano. Me volví a aferrar a ella, asustada de que me dejara sola con aquellas personas.
- No te vayas. - Le murmuré, aún siendo consciente que el hombre me entendía.
- No pasará nada... - Me dijo con voz baja - Estaré aquí, no me iré a ninguna parte. - Sabía que se refería a la central. - Ve con ellos, te cuidarán, luego yo iré a verte.
Le dió un estrujón a mi mano y la soltó para irse tras el hombre de color. Cuando Max bajó del avión, las otras cuatro personas lo siguieron.
Un joven asiático se acercó a mí y me tomó de la misma mano que Max había soltado y me condujo hacia la camilla que esperaba bajo la plataforma del avión. Me hablaba en español, pronunciando ciertas palabras mal, pero no le prestaba atención, solo caminaba hacia donde el joven me indicaba.
La intermitente luz aparece de nuevo, molestando mis ojos.
Parece que estamos en algún pasillo, iluminado por filas y filas de reflectores de luz blanca. Luego de cruzar la explanada de aterrizaje, la camilla donde iba entró a una edificación en cuya pared más alta, había un escudo de diseño flamante con las siglas ASN. Recorrimos pasillo tras pasillo hasta que el ambiente comenzó a tener sentido.
Estamos en un hospital o eso parece. El inconfundible olor a medicamentos y a desinfectante penetra en mi nariz.
Quiero sentarme en la camilla para que sea más fácil para mí mirar todo, pero desecho esa idea al ver la aguja del catéter del suero en mi mano derecha. Ya había tenido suficiente de sueros semanas atrás, no quería que volviera a ocurrir lo mismo que pasó con mi mano izquierda. Miro dicha mano y ésta solo tiene un línea curva de color rosado que resalta con la palidez de mi piel.
Una cicatriz muy fea.
"Bueno... Ya estoy aquí" Me digo"Todo irá bien"
Me acomodo en mi camilla al tiempo que una enfemera de cuerpo rellenito me abre los párpados y me ciega con un haz de luz. Otra en cambio, me desata los pasadores de los zapatos que me habían proporcionado en Iutlin y los tira bajo la camilla.
Hubiera protestado por ese trato poco amable pero primero: No sabía el idioma y segundo: No tenía fuerzas ni para mover un dedo. Me daba la impresión de que mi cuerpo había estado guardando todo el cansancio y los dolores y ahora los liberaba todos a la vez.
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Entre besos & disparos
RomanceEn algún oculto rincón de Rusia estaba ella, rodeada de otras siete almas que al igual que la protagonista esperaban anhelantes que los encontraran, aunque aquello parecía improbable. Tanto de día como de noche, había oscuridad y el frío los tortura...