Capitulo 32: Rendición

6.7K 287 19
                                    

- No sabes lo que dices...

- ¿Por qué no? Es una buena idea.

Para mí lo era.

En ese preciso momento, donde Max y yo caminábamos a través de la salvaje malezaagarrados de las manos, mi voz era como un pitido. Estoy superhipermegafeliz a pesar de las condiciones en las que me encontraba.

No había restrinciones en mi corazón, no límites, ni malos pensamientos, no jaulas contenedoras de sentimientos. El dilema que anteriormente me había plantado sobre mezclar cabeza y corazón, sigue ahí, encerrado en un closet, dando fuertes golpes para ser escuchado. Yo lo ignoro, no quiero saber más de dudas, de miedo, de secretos... Nada, solo quiero salir de Rusia y tener, por fin, otra cita normal y común con Max.

¿Por qué todos mis problemas internos los encierro en jaulas y en closet imaginarios?

Bueno, eso es mejor que cortarme las muñecas ¿no?

Río para mis adentros.

- ¿Qué es tan gracioso?

Al escucharlo, mis ojos se orientan en su dirección inmediatamente. ¿Había alguna parte de mi cuerpo que no estuviera pendiente de Max?

- Por nada... - Tuve que bajar la mirada.

Esa sonrisa coqueta que lleva me deja morada por la falta de oxígeno.

- Lo que daría por conocer lo que estas pensando... - Murmura consevando la ligera sonrisa.

- De vuelta a lo que estaba diciendo... - Me aclaro la garganta, evitando tropezar con las ramas secas que me impedían ver el camino - No creo que, enseñarme a defenderme sea una mala idea...

- No, eso no ha sido lo que has dicho. - Para de caminar y, debido a nuestras manos entrelazadas, yo también - Me has pedido que te enseñe cómo ser un espía.

Trago saliva forzadamente al verle el rostro. ¿Dónde estaba el Max juguetón? ¡Que vuelva!

Okey, definitivamente le desagradó mis palabras.

Cometí el gravísimo error de confundir las palabras. ¿Qué puedo decir? Después del hermoso beso que nos dimos, estaba alterada debido al coctél de hormonas, sensaciones, adrenalina y, especialmente, la dopamina que el beso trajo consigo. Me volví parlanchina y hasta mis codos hablaban, y pues, se me salió lo de "Max ¿qué necesito para ser espía?" cuando lo que verdaderamente quería decir era "Enséñame defensa personal".

Si pudiera regresar en el tiempo, hace unos diez minutos y evitar decir eso, lo haría y probablemente Max y yo no estaríamos peleando.

- Si...pero-o... - Su cara se vuelve seria y algo enojada. ¿Por qué se enoja por una simple pregunta tonta? - ¿Por qué te enojas?

¿Por qué mi voz debía salir como de perrito arrepentido?

- Era una simple pregunta, una curiosidad.

- No quiero que preguntes sobre eso, no quiero que te envuelvas en ese asunto ¿Entendido?

Ay ¡Qué imponente! Estúpidamente, siento la necesidad de responderle "Sí, papá"

- ¿Por qué no me lo quieres contar? ¿Es tan malo? - Le encaro y no quito mi mirada de él con la esperanza de que me responda ¿Qué mal puede haber en ser espía? - Max, quiero saber y... Lo más importante es que quiero que tú me lo cuentes. Quiero que confíes en mí.

- He dicho que no. - Sentencia. De inmediato supe que no me lo iba a soltar de buena manera - No necesitas saberlo ¿Para qué? Por favor, no le des más vueltas a eso y concéntrate, y lo digo en serio, en verdad concéntrate en cuidarte. No estoy diciendo que no te cuidaré, pero, no me vendría mal un poco de ayuda por tu parte.

Entre besos & disparosWhere stories live. Discover now