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ChanYeol caminaba con pereza por los alrededores. Recibía las comunes reverencias de sus empleados al pasar, también pudo ver las miradas cómplices de quienes atendieron a BaekHyun bajo sus órdenes hace un par de horas. Los ignoró sin más, estaban locos si creían que por eso de alguna manera se volvieron cercanos u obtendrían algún beneficio de su parte. En realidad, estaba molesto consigo mismo por las miradas curiosas que recibía de sus trabajadores. Era consciente de la razón tras ello. Estaba siendo obvio con sus intenciones, demasiado para su propio gusto que incluso sentía escalofríos por su actuar. Se desconocía.

Estaba acostumbrado a ser perseguido, no a perseguir.

Todos parecían notar su claro interés, menos quien debía recibir sus señales. Genial, hasta esa mocosa del demonio se había dado cuenta y no dudó ni un segundo en dejar bien en claro que ni lo intentara, que su niñero era eso, su niñero, suyo de alguna manera. Por eso odiaba a los niños, eran apegados como la mierda, ya sea a su madre, padre, amigos o, en este caso, su niñero, que era quien velaba por su bienestar.

Hubiera seguido gruñendo como ya se le era común al estar de mal humor, pero sus orbes se iluminaron cuando divisó al doncel completamente solo. Como se lo informó su empleada, BaekHyun efectivamente debía ser del tipo dormilón. Sus ojos de por sí algo caídos se veían particularmente cansados el día de hoy, como si aún no se hubiera despertado del todo, pero de alguna manera lucía satisfecho, si es que eso tenía sentido. Sonrió para sí mismo, eso significaba que su detalle sí cumplió con el propósito para el que estuvo destinado. A medida que iba acercándose, sintió que se le cortaba la respiración, BaekHyun había pensado que unos jeans negros ajustados era una buena elección, bendita elección, ya que esos jeans se amoldaban deliciosamente a su cuerpo, resaltando su cadera ancha y la curvatura de su retaguardia bien dotada, los lucía jodidamente espectacular que quería agradecer su buen gusto.

A pasos seguros y calmos se acercó a él, pudo captar parte de su esencia, un aroma suave y relajante, nada del dulzón o empalagoso como ya estaba acostumbrado en pretendientes o ex amantes, lo que le gustó mucho, ya que fue como una brisa refrescante, como el mismo BaekHyun era, algo nuevo y diferente a todo lo antes visto. Llamaba la atención incluso si solo estaba parado sin hacer la gran cosa. Una vez cerca, lo escuchó bostezar, esperó y luego, sin poder ocultar la sonrisa en sus labios, con su índice le dio dos toques en su hombro, causándoles un sobresalto.

Quiso reír al ver su reacción. Era realmente lindo.

—Dios. —BaekHyun se llevó su diestra al pecho. Le dio una sonrisa torcida, ChanYeol entonces descubrió que era del tipo asustadizo—, eras tú... —agregó más aliviado—. Me asustaste.

—Una disculpa.

No, en verdad no lo sentía.

—Está bien. Solo estuve distraído. —«Qué lindo, está dando explicaciones», pensó ChanYeol mientras lo observaba con mayor apreciación, notando ese lunar coqueto encima de su labio. BaekHyun lo estaba tentando sin siquiera intentarlo. El castaño bajó la mirada algo avergonzado por esos penetrantes ojos negros—. No es por nada, pero... ¿qué hace aquí?

—Es mi hotel.

BaekHyun puso sus ojos en blanco.

«Sí, gracias por el dato, señor obviedad», pensó.

—No, yo me refiero a... —Se relamió sus finos labios ante la incertidumbre. ChanYeol se sintió hipnotizado por el tiempo que duró la acción—... SeoHyun hace poco acaba de irse, sola —recalcó la última palabra, como si se lo reclamara, ChanYeol lo miró como si nada, porque él se encargó de que ella se largara y que lo hiciera sola—. ¿Usted no debería acompañarla?

Dulce Tentación ➳ ChanBaekWhere stories live. Discover now