06

439 63 6
                                    

BaekHyun después de darle tantas vueltas, finalmente estaba por hacer lo que tanto anhelaba hacer cuando supo que iría a París.

Turismo.

Tenía una buena parte de sus ahorros consigo en este momento. Estaba ansioso y temblando de la emoción, quería comprarle muchos recuerdos a su madre, tal vez hasta hacer una videollamada con ella para distraerla y que lo vea todo con sus propios ojos. Le hubiera encantado que estuviera aquí con él, estaba seguro de que ella lo amaría tanto como él lo estaba haciendo. Le entristecía saber que era muy poco probable volver a París, más si era con su madre. Pasaría un buen tiempo para que pudiera costearlo sin tener que quedar endeudado de por vida. Si es que siquiera tenía una posibilidad, por más remota que esta fuese.

Y si eso ocurriese, si es que tenía suerte, ChanYeol no estaría ahí. De seguro, para ese entonces, ChanYeol ya tendría sus propios hijos y una vida realizada, porque solo le faltaba eso, echar raíces, porque el éxito ya lo había logrado y lo había hecho en grande.

Se preguntaba, quién sería la afortunada o afortunado.

Daba igual, ellos harían su camino por su lado, de hecho, dudaba volver a estar en contacto con ChanYeol una vez que volviera a Corea, entonces lo mejor era enfocarse en tener recuerdos memorables y no quedar como un tonto al ir a París sin haber pisado el museo del Louvre. BaekHyun acomodó en su pequeño bolso su polaroid y más cachivaches que eran necesarios, caminó por las calles parisinas disfrutando del agradable clima, aunque debía ser porque tenía puesto un sombrero gigante encima y lo acompañaba con unas gafas de sol que cubría más de la mitad de su cara. Daba igual que lo miraran raro, había tomado buenas fotos, mismas fotos que luego su madre lo regañaría por ser solo del paisaje y que en ninguna toma estuviera él.

No es que se considerara feo, en realidad, BaekHyun creía que era lindo, pero tampoco se consideraba una belleza andante, tal vez si no tuviera esos ojos pequeños y algo caídos, si su nariz fuera más fina y respingada... LuHan era un claro ejemplo de belleza andante, pero él tenía lo suyo y alguien algún día lo iba a querer así, con sus ojos pequeños o por su retaguardia como a veces bromeaba LuHan.

Sin dejar de caminar, buscó en su bolso un poco de bloqueador, a este paso se iba a cocinar como un tocino. Estuvo tan concentrado en encontrar el pequeño pote que sin querer chocó con alguien.

—¿Qué haces aquí? —preguntó BaekHyun con una sonrisa en grande en el rostro cuando al levantar la mirada, sus ojos se encontraron con ChanYeol.

—Que yo sepa París es un lugar donde cualquier persona puede transitar libremente sin tener que estar dando explicaciones —respondió ligeramente divertido—. Mhmm... parece que necesito un permiso especial, primero mi hotel y ahora mi ciudad natal. Deberé mandarte un aviso con antelación cuando me decida por visitar Corea, no vaya a ser que también sea cuestionado por mi estadía allá... a pesar de ser mitad coreano.

BaekHyun rodó sus ojos al verse burlado de tal manera. Más al ver a ChanYeol divertirse a costa suya sin siquiera disimularlo, ni un poquito. Al parecer, se estaba volviendo una manía suya.

Y, para colmo, se reía a rienda suelta, mostrando ese hoyuelo que estaba haciendo estragos con él. Debía parar, ChanYeol era atractivo, pero verlo risueño y en esa faceta hacía que sus mejillas se sonrojaran irremediablemente y que incluso respirar fuera un poco difícil.

¿Era demasiado obvio que le gustaba cada vez más este hombre?

—Tú sabes que no me refiero a eso. —BaekHyun se aclaró la garganta. Se había distraído admirándolo, en su defensa, los chicos de su universidad no eran así de atractivos ni elocuentes. Dudaba haber visto alguna vez un hombre como Park ChanYeol en su vida—. Esta es la entrada a Disneyland.

Dulce Tentación ➳ ChanBaekWhere stories live. Discover now