Diez. [ Emilio ]

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28 de Agosto.

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Emilio guarda su teléfono con urgencia en el bolsillo trasero de su pantalón, sacando nuevamente las llaves del auto y pensado seriamente en que buena excusa le dará a su esposo para poder irse a atender la emergencia de Taddeo. El chico prácticamente acaba de llamarlo bastante asustado y bañado en llanto, por lo que él no puede simplemente dejarlo a su suerte. Con miedo y sin una forma de moverse al hospital para que lo atiendan.

Él se prometió que no dejaría a Joaquín por ir detrás de Taddeo, e incluso le pidió al chico que por favor no se atreviera a llamarlo cuando se encontrara en su día libre; pero en estos momentos el joven lo necesita, y no puede ser tan maldito como para dejarlo enfermo y a la deriva.

—¿Qué sucedió, amor?— su esposo pregunta, angustiado. Tal vez por su reacción luego de la llamada —¿Quién era?

—Me salió una emergencia en el trabajo con una de mis pacientes...— se siente ansioso y quiere salir corriendo de una, pero no puede dejar a Joaco sin antes explicarle —y tengo que ir a atenderla de inmediato. Lo siento, sé que arreglaste todo para que pudiéramos salir juntos, pero es una emergencia y debo irme.

—Entiendo. Tú solo ve con cuidado y no te apures por mí. Compraré los trajes y después pediré algún taxi de aplicación para que venga a recogerme.

—¿Estás seguro? tampoco quiere dejarlo solo.

—Claro. Soy consiente de que tu trabajo es importante; no puedo ser egoísta y pedirte que te quedes conmigo cuando un par de vidas pueden estar en peligro.

—Gracias por comprender, Aster.

—No es nada. He tenido todo claro desde que acepté casarme con un futuro médico.

—Nos veremos en casa, entonces.se despide y regresa hasta su auto.

Sin detenerse ni un solo segundo a mirar a su marido.

El rizado sube rápidamente a su coche, encendiendo el motor y quitando el freno de mano para ponerlo en marcha de una vez. Tiene una urgencia inmensa por salir del estacionamiento y abandonar la plaza comercial lo más pronto posible; ya que el lugar está bastante alejado del departamento de Taddeo y cada minuto de retraso cuenta en emergencias de este tipo.

Durante el largo trayecto no recibe ni una sola llamada más del muchacho, algo que agradece, pues ya está lo suficientemente nervioso como para agregarle una distracción de esa magnitud al delicado asunto. Pero tampoco es como que se deslinde del problema. Emilio aprovecha cada semáforo en rojo para enviar e intercambiar un par de mensajes con Taddeo, buscando mantenerse al tanto de su estado de salud por ese medio.

Honestamente, sí se quedó bastante preocupado luego de su llamada con el pelirrojo.

—¡Taddeo, ¿Estás en el departamento?!— exclama apenas llega al lugar. Las llaves terminan sobre el sofá, mientras que él se adentra a la sala llevando una maleta a cuestas —¡Taddeo!

—¡Estoy en mi cuarto!— desde el pasillo se hace escuchar su voz. —¡Ven, por favor!

Rápidamente acata su pedido y se dirige hasta la habitación principal, arrastrando la pequeña valija con su mano derecha. Hace también una corta parada en el cuarto de baño para tomar el botiquín de emergencias, antes de entrar a la recámara de Taddeo.

Problematic DreamWhere stories live. Discover now