i

1.2K 49 4
                                    

Sentí como mi rostro se contraía en una pequeña mueca al despertar.

Alguien se situaba sobre mí, besando mi cuello y acariciando la parte baja de mi vientre con sus dedos.

Mis ojos se abrieron de golpe y, sin pensarlo si quiera, mi rodilla terminó golpeando los huevos del señor Kim, quien gritó y cayó de la cama, agarrándose sus partes nobles entre gemidos de dolor.

- CÓMO COJONES HAS ENTRADO AQUÍ. -Le grité asustada y me aparté hacia el otro borde de la cama.

Él no respondio. Supongo que estaría muy ocupado intentando no desmayarse.

- TE DIJE QUE NO, QUE CON LA REGLA NO IBA A HACER NADA, PEDAZO DE ENFERMO. ¡FUERA DE MI CUARTO!

Tampoco era consciente de que le estaba gritando a mi jefe. Caí entonces en la cuenta de que yo misma había salido en medio de la noche y se me olvidó pasar el cierre de nuevo.

El señor Kim se incorporó un poco y apretó los dientes.

- No vuelvas a hacer eso. Ni a gritarme.

Vi cómo se sentaba en la cama. Me levanté segundos más tarde y volví con una bolsa de hielo que le puse sobre el lugar dónde descansaba su polla dolorida.

- No quiero que me hagas estas cosas porque me asusto. -Murmuré en voz baja antes de acostarme.

Observé el techo durante varios segundos. Terminé por suspirar ante su silencio y giré el rostro cuando le sentí tumbarse a mi lado.

- Se te han mojado los pantalones por el hielo. -Comenté de pronto-. Parece que te has hecho pis.

Silencio.

Noté como la tensión crecía a nuestro alrededor.

- Yo solo quería defenderme. -Musité con un hilo de voz al mismo tiempo que acariciaba mis manos, nerviosa.

Silencio.

Joder.

Su silencio era realmente algo que no soportaba.

- Y, hm. Podemos... O sea, aunque no follemos... -Carraspeé bajito-. Podemos, no sé, b-besarnos...

- No quiero besarte.

Alcé las cejas y le miré un segundo de reojo. ¿¿¿Debería sentirme ofendida??? Cómo que no quiere besarme. Qué pasa con mis labios. Seguro que beso mal. Es eso. Lo presiento. Dios mío.

Entonces fui yo la que no supo qué responder.

Permanecimos sin decir nada durante largo rato hasta que necesité escuchar la voz de alguien.

- Podrías contarme algo de ti.

- Creo que te estás equivocando de todo lo que es esto.

- ¿Qué? ¿A qué te refieres?

- Esto no es como esas películas que ponen en la televisión. Esas cosas no pasan. Antes que tú hubo otras. ¿Qué te hace pensar que me interesas más allá de follarte, Renee? Eres una cría bastante estúpida.

No deberían haberme dolido aquellas palabras. A pesar de ello; lo hicieron. No por el hecho de que el señor Kim no sintiese nada hacia mí, yo tampoco sentía nada hacia él. Sin embargo, tras aquellas palabras me estaba insultando. Además de cría bastante estúpida, en ellas se escondía ingenua e inmadura.

Silencio.

Esta vez el silencio fue por mi parte.

Él tampoco dijo nada.

Así pasaron dos minutos antes de que el reloj de mi mesilla marcase las once.

- Entonces no sé qué estás haciendo aquí. -Respondí tras ese tiempo, lo suficientemente alto como para semejar indiferencia.- Coge lo que te quede de dinero y lárgate. -Me levanté y agarré lo primero que vi en el armario.- Y cuando te vayas, por favor, no vuelvas. No quiero recordar esto. Ya tengo suficiente con ser una cría bastante estúpida.

No pude evitar el tono que en mis últimas palabras se descargó con dolor.

Pero él tampoco pidió disculpas por lo que había dicho. Simplemente apartó la bolsa de hielo y se incorporó antes de levantar su cuerpo del colchón.

- ¿Me quedo?

- No. - Respiré hondo y pasé mi cabello tras las orejas, abrazando después la ropa.

- Entonces me voy.

- No.

- ¿No?

- No.

- Pero no quieres que me quede.

- No quiero que me insultes.

- No te he insultado. He dicho la verdad.

- Vete.

- Me voy.

- No, no te vayas.

Más que confundirle a él, me estaba confundiendo a mí misma. Si lo supiese, os explicaría las razones por las que respondía de aquella manera. Si lo supiese.

- Entonces no me voy.

- ¿Estás jugando conmigo?

- ¿Yo? Qué va.

- Ahora estás siendo sarcástico.

- Irónico. -Me corrigió antes de volver a sentarse en la cama-. No tengo intención de ofenderte, por eso no es sarcasmo.

- Cállate.

Rodé los ojos y salí del cuarto bajo la atenta mirada de él.

- Oye, Renee.

Me detuve antes de entrar en el baño y giré el rostro hacia la puerta de mi habitación, dónde el señor Kim se asomaba.

- Quiero que me llames Oppa.

El inicio de una carcajada brotó de mi garganta antes de que mi mano la controlase al tapar mi boca.

- No voy a llamarte Oppa y menos cuando estemos follando.

Y dicho esto, entré en el baño y eché el cierre tras de mí.

White hips; 19.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن