s

1.3K 45 9
                                    

Los brazos del señor Kim se encontraban rodeando mi cuerpo cuando me desperté.

No recordaba habernos abrazado para dormir. Sinceramente no recordaba ni en qué momento me había quedado dormida.

Bostecé e hice amago de apartarle de mí, sin embargo me acerqué más y acomodé mi cabeza en su pecho, sonriendo aún algo soñolienta.

- Qué haces... -Le oí murmurar con voz pastosa. Juraría que no tenía ni puta idea de nada a su alrededor.

Decidí no contestar y hacerme la dormida.

Por desgracia, el tío era poco romántico y enseguida me apartó como si tuviese la lepra.

- COÑO. QUÉ HACES.

- HAS SIDO TÚ. -Repliqué al mismo tiempo que me frotaba los ojos.

- ¿Se te ha ido la regla ya?

- Buenos días a ti también...

Se quedó callado unos segundos y luego se levantó. Le seguí con la mirada sin moverme del sofá y fruncí el ceño con ligereza.

- ¿Te vas, hm?

- No. Vamos a follar.

Antes de que pudiese responder, el señor Kim me cogió en brazos para llevarme hasta mi cuarto en medio de mis quejas.

- AY, YA, CÁLLATE. NO TE PAGO PARA QUE HABLES.

Lo siento, pero comencé a reírme. No pude evitarlo. Él rodó los ojos y me dejó sobre la cama.

- De qué te ríes ahora. - Me quitó la camiseta y los pantalones y luego se deshizo de los suyos.

- En serio vas a hacer que lo hagamos así, de manera tan fría. - Detuve mi risa poco a poco y me tapé con las manos.

Él me destapó y yo volví a taparme.

Os juro que no podía tomarme esto en serio.

Permanecimos en silencio durante varios segundosㅡposiblemente treinta, le gustaba hacer silencios de medio minutoㅡ y a continuación me agarró de la muñeca para levantarme y acorralarme contra la pared.

- Ya basta, niñata. Ya he dejado que te ríeses lo suficiente de mí. - Me desnudó por completo y me aupó, agarrándome del trasero.

La gracia se me pasó de golpe. Desvié la mirada e hice una pequeña mueca con mis labios cuando le sentí besar mi cuello y mi mandíbula.

- Señor Kim... No tengo ganas... -Suspiré y me revolví tratando de que me soltase.- Por favor... Aún está eso muy... sensible.

Oí como bufaba contra mi piel y golpeaba la pared con fuerza, provocando que me sobresaltase.

- P-perdón, perdón... -Dije deprisa con un hilo de voz y tragué saliva-. Ha-haré lo que quieras, perdón, perdón...

Respiró hondo un par de veces mirándome de reojo y luego soltó mi cuerpo para dejarlo sobre el suelo.

Sin saber muy bien cómo actuar, me quedé completamente quieta. Sentía hasta miedo de respirar.

- Ahora vas a chupármela. -Dijo con lentitud y ese tono de autoridad mientras continuaba con su vista clavada en la mía.

Mis ojos se abrieron con sorpresa. Obviamente nunca había hecho algo así. En mi cabeza de pronto se formaron miles de cuestiones a resolver.

Por desgracia, el señor Kim no tenía tiempo de responder a las preguntas que mi boca no se atrevía a formular y enseguida la atrapó con la suya en un beso casi feroz. Mordió mis labios y mi lengua al mismo tiempo que una de sus manos se posaba en mi nuca y la otra agarraba mi culo, provocando así el roce de su miembro contra mi piel, la cual se estremeció y erizó cuando, tras un par de minutos, un jadeo proveniente de su excitación se descargó en mi boca como si fuese un afrodisiaco para mis sentidos.

Sin ser apenas consciente de lo que hacía, empujé el cuerpo de ese hombre hacia la cama y me situé sobre él. Mientras mis mordiscos bajaban por su cuello, movía la cadera lentamente. Su polla se paseaba por la humedad de mi coño con suavidad, lo que me hizo gemir.

Su piel se erizó.

Sonreí sin poder evitarlo. Estar encima significaba que yo llevaba el control de aquella situación. Decidí dejarme llevar por lo que mi instinto me decía y jugar un poco con él.

Bajé mi cadera tras posar las manos en su pecho. La punta de su miembro me penetró tres de veces y enseguida hice movimientos circulares contra ella.

- No seas mala, Renee... -Susurró agarrando mi cintura entre un par de gemidos. Su rostro me excitaba más que cualquier palabra que me dijese en aquel instante.

Reí con suavidad y recorrí con la lengua la línea de su pecho en un camino húmedo que pasó por su abdomen y continuó hasta su polla. La observé durante un par de segundos y sacudí la cabeza para disipar por unos minutos todo lo que en ella se almacenaba.

Lamí desde la base hasta la punta sin pensar en otra cosa. Su sabor provocó una mueca en mis facciones, una mueca por lo desconocido de aquella textura. A pesar de ello, los gemidos suaves del señor Kim me animaron a continuar.

Chupé, mordí, soplé, acaricié y me dejé guiar por mis sentidos, dejando atrás prejuicios y demás estupideces varias que con aquel hombre y el tiempo aprendí a no tener en cuenta.

Me aparté antes de que se corriese, casi con miedo. No quería sentir aquel líquido espeso bajar por mi garganta.

Y, ante mi sorpresa, terminó el trabajo masturbándose mientras observaba mi rostro enrojecido y mi cuerpo blanco, desnudo, arrodillado en la cama delante de él.

Quise creer que fue cortesía, sin embargo sabía mejor que nadie que aquello lo había hecho por una razón simple:

Si no me gustaba, no repetiría.

Noté en mi interior las ganas casi incontrolables de besarleㅡno lo hice, sinceramente. Acaba de comerle la polla, no veía muy ético el hecho de morrearleㅡ, pero las reprimí mordiendo mi propio labio inferior.

- ¿Bien...? -Pregunté con un hilo de voz y tono inocenteㅡnovataㅡ antes de que el señor Kim besase mi frente tras asentir, aún respirando de forma agitada.

Sonreí sin saber cómo responder en una situación como aquella y me levanté para vestirme. Quise un abrazo, una caricia. Sin embargo, lo que recibí fue el dinero de siempre que me fue lanzado al vuelo como si no fuesen más que un puñado de billetes en un dólar.

En aquel momento lo sentí de ese modo.

Con un suspiro, más cansado de lo que me esperaba, guardé aquel fajo de papeles verdes en mi bolsillo trasero del pantalón.

- Supongo que ya es hora de que te vayas. -Comenté una vez el señor Kim se hubo vestido, cosa que él ignoró como casi todas las demás veces.

Rodé los ojos y salí del cuarto cuando oí el timbre de la puerta.

- TÍA, DIOS, QUÉ PASADA DE LUGAR. -Boo se tiró sobre mí chillando y abrazándome.

- Booyoung... -Sonreí, parpadeando varias veces con sorpresa.

De pronto mi sonrisa se congeló y dirigí mi mirada a la puerta de mi cuarto.

No salgas ahora.

No. Salgas.

No.

Salgas.

Salió.

El señor Kim salió de mi cuarto peinando su cabello negro con las manos y cerré fuerte los ojos, casi como cuando algo te golpea, cuando Boo hizo un corte en su discurso sobre Busán.

Oh, mierda.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Búuu, aquí Sky :( Siento no haber actualizado antes. Ayer estaba escribiendo a las 2AM y me quedé dormida con el móvil en la mano, lol. Días demasiado cansados ㅠㅠ pERO BUENO, ESPERO QUE NO OS DECEPCIONE ;33;

White hips; 19.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon