🔥CAPITULO 39🔥

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SIN EDITAR

Una semana después…

💥<<{Byron}>>💥

Bajamos las escaleras del calabozo donde Luciano está encadenado al techo, semi desnudo y con las piernas abiertas encadenadas al suelo, tal cual como tenía a mi mujer.

Y no puedo sentirme más feliz y satisfecho de verlo así.

Sé la razón por la que estamos aquí, la tradición, Eren y Ares nos explicaron en qué consiste cuando Mía se llevó a Malik del departamento aquella vez y personalmente nada me haría más contento que demostrarle a ese hijo de puta que me quede con “su mujer” aunque para él no era más que una tarjeta de crédito inagotable.

Malik: Hermano.

Luciano lo escupe mientras lo mira con desagrado, todos hemos venido en las noches a golpearlo, incluso Aimar que es el más tranquilo.

Mía: Hola Luciano.

Luciano: Perra.

Mi mujer asiente con su cabeza.

Mía: Lo soy, no me avergüenza decirlo, soy una perra cuando quiero.

Luciano: Una puta también.

Mía: Una que no pudiste tener.

Malik: Yo sí.

Hunter: Y yo.

Aimar: Todos nosotros.

Se enloquece queriendo saltar sobre nuestra mujer, pero las cadenas sólo lastiman su piel.

Mía: ¿Por qué te quejas? Sólo decías servir de pantalla, ser buen niño y fingir que éramos una feliz pareja, pero no, tenías que tratar mal al mismo diablo.

Chasquea la lengua.

<<Por la cabeza de los estúpidos solo pasa que puede hacerle daño a una D'Angelo y salir ileso —niega— si me hubieras tratado bien, te habría dejado los millones en tu cuenta, el carro, el departamento y todo lo demás como parte de pago por tus… servicios, pero no pasó y ahora todo eso se lo regale a tu hermano.>>

Eso le enoja más que todo lo otro, que le den lo que era suyo al hermano que nunca quiso es como una patada a su estúpido ego.

Mi mujer no dice nada más mientras empieza a desnudarse unos pasos detrás de nosotros, la mirada de Luciano pasa de su hermano a recorrer el cuerpo desnudo de Mía.

Su vientre no se nota en lo absoluto, pero sus caderas están un poco más anchas y nos encantan.

Su pecho se ha cicatrizado bien, pero todavía no lo tocamos, él hijo de puta la lastimó mucho, la bala por suerte entró en el hombro así que no tocó nada importante, solo tuvieron que extraer y coser sin ningún inconveniente.

Malik: No la mires hijo de puta.

Le pega con el puño en el pómulo y su cabeza gira hacia un lado.

Eren: Fuego, ¿Estás segura de querer hacer esto?

Mía: Sí.

No la hemos tocado desde que salió de la clínica, por qué quiso, no por que le dieran el alta.

Nos dijo que no la tocábamos porque nos daba asco, como si eso fuera posible, intentamos explicarle que le estábamos dando su tiempo.

Uno nunca sabe cómo las experiencias pueden afectar a una persona, no queríamos hacer algo por lo que se sienta mal.

Ella insistió en hacer la tradición, dijo que la única forma en que todo vuelva a la normalidad es si hacíamos esto y nos aseguraramos de borrar todo rastro del tacto de Luciano en su piel.

Hunter va hacia ella después de sacarse la ropa y la levanta para que anrede sus piernas en las caderas de él, con ella encima mientras la besa camina hacia el sofá y se acuesta.

Ella ubica su coño en la punta de su polla y hace movimientos circulares haciéndolo maldecir en susurros.

Eren se pone en su espalda, ya desnudo, y se mete lentamente en su trasero.

Me siento a la cabeza de Hunter queriendo ver de cerca el rostro de mi mujer.

La embisten con fuerza y rapidez mientras Eren le da azotes que la hacen gritar, uno entra mientras el otro sale, los gemidos de ellos y los de mi mujer se mezclan y no pierdo de vista ni un solo detalle de su rostro contraído en el placer.

Hunter: Mírame.

Ella lo hace y él procede a tocar los pechos de nuestra mujer, primero con delicadeza y cuando no hace ni dice nada los aprieta con fuerza haciéndola tirar su cabeza hacia atrás.

Eren pasa sus manos por sus nalgas y espalda mientras le susurra cosas al oído, sus nalgas ya deben estar de un hermoso color rojo que le sienta espectacular.

La siguen follando con fuerza y rapidez diciéndole cosas lindas y acariciando cada parte de su cuerpo hasta que los tres acaban al mismo tiempo.

Antes de que pueda darme cuenta siquiera de que salió de encima de Hunter ya la tengo montada encima de mí bajando por mi polla.

Tan estrecha y caliente.

Comienza a brincar con ímpetu, pero no la dejo, sostengo sus caderas, me acuesto para que se le haga más fácil al que se vaya a sumar y clavó los talones en el sofá antes de embestirla tan fuerte que la hace saltar el impacto.

Me quedo quieto y me inclino hacia adelante cuando Danilo se empieza a meter en su trasero, paso mi lengua por su cuello, sus pechos, por todo lo que ella me deje, pero en especial por sus pechos que son los que el desgraciado tocó y mordió.

Deliciosos.

Perfectos.

Míos.

Sigo besando sus pechos mientras con mis manos recorro sus caderas, dejándole mi tacto marcado con apretones.

Mía: Ah...

Su gemido es un majestuoso sonido que hace a mi polla a brincar en su interior.

Dejó de besar sus pechos cuando vuelvo a embestirla en un vaivén coordinado con Danilo en donde ambos entramos y salimos al mismo tiempo.

Vuelvo a acostarme y cierro los ojos disfrutando del placer, pero meto mi mano entre nuestros cuerpos y comienzo a hacer movimientos circulares en su clítoris.

Mía: ¡Ah!

La follamos con más fuerza y rapidez cuando su coño se contrae avisándonos que su orgasmo está cerca, saco mi mano de su clítoris para darnos el tiempo de acabar juntos.

Seguimos embistiendo con fuerza y una sensación inmensamente placenteramente me ataca haciéndome ver blanco mientras nos corremos.

Joder.

Es… no tengo palabras para describir la sensación tan abrumadoramente placentera que acabo de vivir.

Sale de mi y me siento en la punta del sofá sin sentir confianza en mis piernas para estar de pie.

Mi mujer se monta en Aimar, Ares se mete en su trasero y Malik en su boca, los tres coordinados empiezan a follarla con fuerza.

Ambos la embisten, uno entra mientras el otro sale, Malik se mantiene en su garganta a veces cortándole el aire lo que solo la hace excitarse más.

Le dan embestidas profundas y rápidas y luego de un largo tiempo los cuatro se corren al mismo tiempo.

Ares y Malik salen de ella que se traga todo con gusto antes de levantarse con una sonrisa satisfecha en el rostro y vestirse.

Mía.  9°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora