Debo decirte algo

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CAPÍTULO 9

Ha pasado un día desde que no veo a John. Meredith ha llegado ayer a la noche pero él no. Por lo que me ha dicho mi madre, se había quedado a dormir en la casa de un amigo, dudo que sea la de Isaac o Aidan.
Hoy no tenía ánimos de ir a la fiesta. Siento que no disfruto realmente las vacaciones en cuanto a estar una noche en la playa. Por ende había planeado lo que haría en el día. Me desperté a las 8 a.m y desayuné un plátano. Luego, salí a correr -como todas las mañanas- por la playa. Las personas aparecían en la playa a las 9 a.m, así que tenía tiempo a solas para escuchar el sonido del mar. Solo se hacían presentes los perros y sus dueños. Un pequeño labrador se acerca hacia mi y yo le acaricio la cabeza. Es tan adorable. Me fascinan los animales, pero mi madre nunca me ha dejado tener uno luego de mi pequeño descuido con mi pez a los seis años. Se llama Shifer. Era de un color tan dorado como la puesta de sol. Mi madre me regañaba cada vez que se me olvidaba darle su alimento. Un día, estaba limpiando su pequeña pecera, por ende, coloque al pobre pez en una bolsa con agua encima del lavaplatos. Nunca había prestado atención de que la bolsa no se encontraba del todo cerrada, y sin querer empujo la bolsa y el pez cae en las cañerías. Nunca más supe de él. Ese día llore desconsoladamente. Era una gran agonía. El drama en mi era existente desde pequeña que  hasta había realizado un funeral al pobre e indefenso animal. Amy estaba junto a mi ese día. Ambas llevabamos nuestro conjunto negro. Mi madre tiene una foto de ese día. Fisher quedará presente en mi memoria.
El perro se va y yo continúo mi recorrido hasta decidir volver a la casa. John no estaba y  el auto de mi madre tampoco. Al parecer ella y Meredith se fueron de compras -o eso decía en la nota que se encontraba en la mesa del comedor-.
Luego, leo el libro que John me había regalado para mí cumpleaños, Emma. Era tan precioso. Era muy interesante que no podía quitar los ojos de las páginas. La continuar mi lectura me había acordado de mi lista.
Soy muy fan de las listas. Realizaba listas para cada tipo de actividad. Una lista para los libros pendientes, una lista de películas sin ver, una lista de canciones para escuchar, un alista de compras y, la más importante, una lista sobre cien cosas para hacer antes de morir. Esa lista llevaba todo mi tiempo. Había comenzado con ella a los quince años. La idea era anotar pasatiempos o cosas extremas para hacer, viajes, entre otros. Era muy específica y solo había realizado tres cosas de ella: Entrar a un parque diversiones cuando estaba cerrado -ese día que John y yo nos subimos a la rueda de la fortuna-, plantar un árbol en mi escuela y aprender un nuevo deporte, ese había sido cumplido ayer. Una de las cosas más importantes era que mi padre me prestará atención una sola vez.
Había quitado Emma de mi lista y continue con mi lectura. Un tiempo después, Meredith baja las escaleras y se acerca a saludarme.

-Qué tal cariño... ¿Cómo dormiste? -Pregunta mientras me acaricia el cabello.
-Bueno ¿Y tú?
-Hago lo que puedo.

Luego, toma su bolso y las llaves de su auto. Era muy temprano para salir. Tal vez iba a buscar a John.

-Avisale a tu madre que me fui y que vuelvo en tres horas.
-¿Está todo bien? -Dejo mi libro sobre el sillón.
-Si cariño, no te preocupes.

Meredith sale de la casa. Puedo escuchar el motor andar. Me acerco a la ventana y veo como se aleja de la casa, qué extraño.
Voy hacia el baño para tomarme una ducha. Luego, me coloco mi bata blanca y salgo a vestirme. Elijo la mejor opción para este día, un vestido lila. 

Mi madre se despierta y me siento a desayunar con ella.

-¿Dónde esta John? ¿Sabés algo de él?

-Creo que está en la casa de un amigo - Dice mi madre sin quitar la mirada de su teléfono. Luego, toma un sorbo de café y prosigue-. ¿Por qué preguntas?

-Solo quería saber -Puedo observar que mi madre lanza una minuciosa sonrisa y prosigue a beber su café.

-Athena -Mi madre suelta su celular y lo coloca sobre el desayunador.

-¿Si? -Pregunto mientras tengo el punto fijo en una maceta que esta en el suelo de la cocina.

-¿Te acuerdas que ayer debía decirte algo? Es importante -Mi vista vuelve hacia ella.

 Estaba por contarme algo, pero escuchamos el auto de Meredith estacionar y John entra a la casa. Estaba serio. Como el John de hace un año atrás. Llevaba un sweter de lana gris y unos shorts azules. Sube las escaleras sin saludar y eschuchamos un golpe cuando cierra su puerta.

 Meredith tarda un poco en pasar. Pero cuando lo hace, mi madre la mira con una expresión de compadecerla.

  El día continuó extraño. Meredith y mi madre estaban viendo una película de los años 50's, ¿John? No salió de su habitación desde que llegó. Mientras tanto, yo estoy leyendo Emma en mi habitación. Luego, escucho música. Demasiado fuerte para mi gusto. No podía concentrarme. Jane Austen utiliza palabras muy complejas para nuestra época, por ende, no puedo continúar con la lectura. Dejo el libro en mi cama y salgo de la habitación bastante molesta. Toco la puerta de John y no contesta -o no me oye- toco por segunda vez, nada. Vuelvo a tocar la puerta, pero ésta vez más fuerte y él la abre. Estaba cansado. No lo veía bien. Parecía haber estado llorando ¿Meredith y él habrán peleado?

-La música está muy fuerte.

-Ya la bajaré -Me miraba de una menera que jamás había visto. Su ceja izquierda estaba fruncida-. ¿Necesias algo más? -Eso me dolió. Tartamudo un poco. Trato de buscar las palabras adecuadas.

-Es.. ¿estás bien? -Sus ojos miraban al suelo y luego me mira a mí.

-Estoy... -Comienza a llorar. Lo abrazo. Ámbos quedamos abrazados un tiempo. El me abraza con más fuerza y yo me quedo ahí. No necesitaba contarme nada, solo con abrazarlo sentía que estaba para él.

mejor decir adiósWhere stories live. Discover now