Es mejor decir Adiós

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CAPÍTULO 25

Estábamos con mi madre, con Amy, con Emily y con el padre de Athena esperando afuera de la habitación. Mi madre abrazaba a Emily y Amy estaba sentada en el suelo comiéndose las cutículas. Un hombre sale de la habitación. No podía reconocer su expresión.

-¿Qué sucede con mi hija? ¿Está bien?
-Hicimos todo lo que pusimos, realmente lo siento.
-¿Qué? -Dice Amy. Ella y Emily comienzan a llorar. Yo estaba en shock. Estaba conteniendo mis lágrimas.
-Pueden despedirse de ella.
-Ingresa tú -Dice mi madre a Emily.
-¿Me acompañan? -Le dice al padre de A y a mi madre, los tres entran y yo me quedó con Amy.

Ella estaba llorando y yo trataba de consolarla sin desmoronarme en frente suyo.

-No lo ví venir. Tenía mucho por hacer y se fue.

Por mi culpa.

Al otro día era su velorio. Jamás pensé que tenía que guardar en mi valija de viaje un esmoquín negro. Con mi madre salimos a comprar uno. Todos habían asistido allí. Emily me había pedido que escribiera unas palabras para Athena pero nunca pude encontrar la manera de hacerlo, igualmente accedí.

Estábamos en el cementerio. Emily y el padre de A estaban abrazados. Ella cubría su rostro con su camisa negra. Por otro lado estaban sus tíos que habían viajado Miles de kilómetros para estar presentes. Isaac, Aidan y Blai habian regresado para el funeral. Todos me habían dado un abrazo apenas nos vimos. Amy estaba con la familia. Mi madre, junto a mi lado, llevaba unas gafas negras para que no se vieran sus ojos hinchados.
La ceremonia había comenzado. Un cura recitaba frases de la biblia. Enfrente estaba el ataúd de A con sus flores favoritas encima de ella. Una vez que el viejo hombre terminó de hablar, me llama para decir mis palabras.
Quito la hoja del bolsillo de mi pantalón, estaba arrugada.

-No soy bueno para estás cosas. En mi familia siempre he sido el chico tímido, el cual no le gustaba expresarse con los demás pero, aquí estoy, leyendole a todos ustedes -Toso. Estaba nervioso. La familia me miraba y comenzaba a sudar-. Recuerdo cuando conocí a Athena, éramos niños. Nuestras madres eran mejores amigas desde que eran adolescentes. Nosotros éramos como amigos. Compartíamos el amor por la lectura y por los juegos. A medida que fuimos creciendo fuimos atravesando situaciones de nuestras vidas. Athena siempre fue una persona atenta y generosa, que siempre se preocupó en los demás. Era una chica inteligente y me gustaba su manera de ver el mundo. Adoraba leer. No era ella si no tenía un libro en la mano. Recuerdo que si deseo siempre fue ir a Columbia a estudiar literatura, quería ser escritora. Era obediente y sabía cuándo había y no que hacer las cosas. No le gustaba que le diga A aunque siempre se lo he dicho.
Athena tenía mucho por vivir. Jamás he podido expresarme junto a ella lo que sentía pero sé que hubiese sido muy buena escritora. Aquí estamos A, somos nosotros, te queremos -Saco un libro y busco el apartado que había seleccionado-. "En toda vida, hay días de lluvia, días oscuros y días tristes y grises. No dejes que la noche te sorprenda enfadada. Empieza de nuevo mañana". Una vez Athena me dijo esto cuando yo estaba en mi peor momento. Ella me hizo entender el mundo de otra perspectiva. Me hizo darme cuenta que no podía quedarme con la tristeza sino que debo seguir adelante pase lo que pase y no bajar los brazos. Ella no sabía de mi enfermedad pero gracias a esta frase yo pude mejorar, o más bien dicho cambiar mi forma de vivir la vida. Mujercitas era su libro favorito. Se lo leía cuando estaba en el hospital y, ahora, quiero que se lo lleve con ella.

Coloco la hoja dentro del libro y luego, pongo el mismo sobre el ataúd. La caja de madera comienza a bajar y todos la seguimos con la mirada hasta quedar totalmente en el fondo de la superficie. Mi madre y Emily me dan un abrazo. Luego, se acerca el padre de Athena.

-Lo siento señor -Le digo.
-No hijo, tenías razón. He sido un pésimo padre para ella... Gracias por la carta -Me sostiene la mano y se va.

Todos nos vamos, cada uno a su propio camino.

TRES AÑOS DESPUÉS

Estaba en Harvard, estudiando algo que realmente me apasionaba. Tenía nuevos amigos, Ryan y Steven. Eran los chicos más graciosos del universo.
Desde la muerte de A comencé a decidir mi futuro y, saber, que si en algún momento moriría por la leucemia, sabría que he realizado mis metas y sueños.
Estudiar medicina ha Sido algo que ha cambiado por completo mi vida. Jamás creí que podría llegar a dónde estoy. Me debo preparar para mis próximos exámenes pero cada día recuerdo a Athena. Ella fue la chica de la que me enamoré desde el primer momento que la vi, y ella permanecerá siempre en mí.. Mis amigos me han dicho que está era la mejor manera de despedirse de un ser querido. Adiós A, te extraño. Siempre serás la chica de la coleta roja y la sonrisa radiante.
Santa Mónica jamás será lo mismo sin tí. Este es tu lugar.

Tomo la foto en la cual estaba escribiendo del lado trasero y la dejo en su lápida. Y aquí estoy yo, dejandola ir...

mejor decir adiósWhere stories live. Discover now