Adiós al atardecer

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CAPITULO 14

Estábamos en un restaurante muy exquisito en Santa Mónica, dónde las hamburguesas eran su especialidad. Todos estábamos almorzando. Estábamos discutiendo sobre una película.

-Yo creo que no había desarrollo de personaje. Los protagonistas eran muy simples. No sabíamos sus pasiones, deseos, nada. ¿Dónde está la historia? -Les comentaba.
-Yo creo que fue muy romántica -Afirma Meredith.
-¿Romántica? -Preguntaba John.
-Y el final era muy tierno -Dice mi madre.

Un teléfono suena en medio de nuestra conversación y mi madre se levanta de su asiento.
-Lo siento, debo contestar -Dice mientras señala con su dedo  índice el teléfono vibrando.
-Adelante -Dice Meredith y mi madre nos abandona de la mesa.

Se dirige hacia el exterior del restaurante. Puedo verla desde las grandes ventanas. Estaba discutiendo con alguien, presiento que es mi padre. De repente mi vista se coloca en Meredith cuando escucho su voz.

-¿Tú qué crees Athena?
-¿Disculpa?
-¿No crees que podrían ir juntos a la universidad?
-Espera ¿Te inscribiras a Harvard? -Le pregunto a John.
-Lo intentaré.
-Con sus créditos extras y sus altas calificaciones es probable que ingreses.
-Solo cruzo los dedos -Dice John-. Aunque no lo creo, no sé si...
-Basta John -lo calla Meredith mientras que intenta no mirarlo. Presiento que ya sé lo que iba a decir.

Mi madre se acerca hacia nosotros con la expresión de una madre enojada. Miraba el suelo, toma su bolso, guarda su teléfono y se sienta si emitir un sonido.

-¿Está todo bien? -Pregunto.
-Lo siento, debo irme. Tu padre... Necesita ayuda para enviar unos papeleos.
-Esta bien, no hay problema.
-¿Quieres que te acompañe?- Pregunta Meredith.
-No, está bien. Disfruten de la comida.
-Pero ya terminamos -Dice Meredith y deja la propina en la mesa-.Les molesta si...
-Esta bien madre, yo llevaré a Athena a su casa.
-Gracias... Cuidense.

Las madres se van y solo quedamos dos en una mesa de cuatro. Estamos enfrentados, como en una batalla. El silencio nos invadía.

-Quieres...
-Si -Sabia lo que quería decirme. Ambos nos levantamos y salimos del lugar. Luego de caminar un par de calles comienzo a hablar-. Lo siento.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Fui demasiado egoísta contigo. Ni siquiera...
-No lo sabías Athena.
-Lo sé pero...
-Solo estoy feliz de estar aquí contigo ¿sabes? Estuve pensando en ti la última vez que te vi y fui un completo idiota. Desde que me diagnosticaron he intentado cambiar mi vida. Dejar de enojarme por cualquier cosa y aprender a comprender mejor a las personas y, realmente, te pido muchas disculpas.
-Esta bien. Agradezco tus disculpas. A veces sentía que no nos llevábamos bien porque te había hecho algo.
-¿Tú? Eres la persona más dulce que he conocido, digo...
-¿Cómo? -Estaba ruborizada. Cuando lo miro a los ojos observo una mirada profunda. Tenía una gorra naranja en la cabeza que le lucía bien.
-Nada... es solo que... nada.

Continuamos nuestro camino hacia la playa. El sol desaparecía de a poco. John se sienta en la arena y echa una palmada en ella para que me siente junto a él. Le hago caso y me siento. Ambos mirábamos el mar y el reflejo del sol. Observo a John y sus ojos brillaban. Era demasiado hermoso.
-Athena... Quiero mostrarte algo.
-Claro.

Se quita la gorra y su cabello había desaparecido. Quedé en estado de shock. No podía creerlo. Su bello cabello ya no estaba. No le lucía mal pero sentía que una parte de él había desaparecido.

-¿Qué opinas? -Dice mientras se frota la cabeza.
-Siempre te ves bien, digo...

Suelta una pequeña risa y se vuelve a colocar la gorra.

-Luego de varias sesiones de la quimio el cabello comenzó a caerse. Cada vez me desesperaba más saber el hecho de que ya no lo vería como antes, así que tomé la decisión de quitarlo por completo.
-¿Y cómo te sientes? -Estaba observandolo su perfil. 

-Me siento realmente agotado. A veces siento que no tengo fuerzas para levantarme de la cama. Ha sido una gran batalla estos últimos meses.

 Volvemos a mirar el mar. Era tan bella la imagen del atardecer. Luego comienza a sonar una mcanción particular, era happier . John deja su teléfono en la arena, se levbanta y me extiende la mano.

-Volveremos a practicar tus pasos.

-¿Cómo sabés que me gusta esta canción?

-La escuchas todo el tiempo en tu habitación.

 Tomo su mano y me impulso para poder levantarme. Me sacudo con mi mano libre la arena que tenia adherida en la pollera y luego mi vista se centra en sus ojos. Me toma mi otra mano libre y me la coloca en su espalda. La otra la toma con mucha fuerza y comienza a dirigirme.

-Primero das un paso atrás con tu pie derecho -Lo sigo-. Luego arrastras tu pie izquierdo hacia atrás - Lo imito-. Ahora de costado.

 Estuvimos practicando y luego de varias pisotadas por fin pude tomar el ritmo de la canción. Era tan romántico. El corazón me latía a mil por segundo. Nunca había experimentado algo tan bello como esto. John me da una vuelta y termina de sonar la canción. Rapídamente se aleja de mí y me dice "debemos irnos" así que salimos de la arena y caminamos en silecio hasta llegar a la casa. No comprendía que había pasado. ¿Cuál fue el cambio repentino en su expresión y en sus palabras? ¿Habrá notado que realmente....

mejor decir adiósWhere stories live. Discover now