Capitulo 31

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A pocos metros de distancia, pude ver una de las cabañas de madera que estaban acondicionadas como baños. Mi corazón latía fuerte contra mi pecho, las manos me sudaban y me sentía completamente nerviosa. Adrien lucía tan decidido y yo no sabía exactamente que esperar.

Entramos al baño silenciosamente e inspeccioné todo los compartimentos para ver si no había alguien más ahí. Estábamos completamente solos.

-¿Estamos solos?-Me preguntó apretando mi mano.

-S-Sí-Susurré.

Enredó sus dedos en mi muñeca para tirar de mi hacía él. Sus brazos se envolvieron en mi cintura y sus labios se fundieron con los míos en un beso fiero y urgente. Mis manos se posaron de inmediato en su cabello mojado haciéndome cosquillas entre los dedos. Su lengua exploró mi boca a conciencia mientras sus manos se aferraban a mi cintura.

El beso disminuyó su intensidad y comenzó a ser lento, pausado, calmado... Como si tuvieramos todo el tiempo del mundo. Podía sentir su cuerpo frío por el agua y deslicé mis manos por su pecho, sintiendo las suaves y pequeñas gotas de agua surcando sus firmes pectorales. Sus besos descendieron lentamente desde mi mandíbula hasta mi cuello y sus manos se deslizaron por mi espalda una y otra vez, calentando la piel sensible por el sol con su toque. Sus manos encontraron el cordón de mi nuca. Ese que sostenía la parte superior de mi traje de baño, y tiró suavemente de él. Sentí el material aflojarse de mi frente y los latidos de mi corazón aumentaron al sentir que solo su cuerpo contra el mío detenía el material de la parte de arriba de mi traje de baño. Ahogué un jadeo cuando se apartó para dejarlo caer descubriendo la piel blanca de mis pechos. Aquella piel que no recibió rayos de sol nunca. El calor subió por mis mejillas y me sentí sonrojar. Intenté cubrir mi desnudez posterior con mis manos pero él las detuvo y susurró.

-Eres tan suave...

Sus grandes manos ahuecaron mis pechos y un suave gemido salió de mis labios mientras tarareaba.

-El tamaño perfecto.

Sus dedos se deslizaron suavemente por mi piel y susurró una maldición cuando sus dedos encontraron mis pezones. Me tensé por completo ante su caricia pero no me importó haber echado mi cabeza hacia atrás intentando absorber la sensación placentera que me recorrió. Sus labios buscaron los míos y me dejé llevar por el lento ritmo de sus caricias sobre mis pechos anhelantes de su toque; sus besos húmedos descendieron por mi mandíbula, mi cuello y el hueso de mi clavícula antes de bajar poco a poco hasta que encontraron los montículos elevados de mis pechos. Me mordí el labio inferior para no gemir cuando sentí su lengua deslizarse por mi piel. Atendió cada uno de mis pechos con caricias y besos dulces, haciendo que la sensación placentera se extendiera por todo mi cuerpo. Todo era tan nuevo, tan increíble, tan dulce...

-Ven aquí-Susurró mientras me guiaba y sentaba delicadamente en una banca de madera que se encontraba en una esquina del improvisado vestidor dentro de los baños, se hincó frente a mí y lo miré mordiéndome el labio inferior, intentando cubrir mi desnudez con ambas manos. Puso una mano en cada una de mis rodillas mientras las abría delicadamente y me sentí expuesta a pesar de vestir el delicado material de la parte baja de mi traje de baño.

Sus manos trazaron círculos por mis pantorrillas y mis muslos. Antes de deslizar suavemente una mano por el punto en el que mi pierna se unía a mi cadera. Me estremecí por completo y entonces, sentí su mano frotar suavemente por encima del delicado material de la parte de abajo de mi traje de baño. Me sorprendí a mi misma alzando las caderas para encontrar su toque, y apreté los puños mientras cerraba los ojos intentando digerir la enorme sensación abrumadora que me recorrió.

Adrien apartó su mano y esperó mi reacción. Cuando vio que no me quejé, volvió a hacerlo; esta vez con más seguridad, mis caderas volvieron a alzarse con su delicada caricia. Poco a poco, empujó hacia un lado la tela de mi traje de baño y me estremecí al sentir sus dedos rozan mis suaves rizos. Siempre me había depilado el área del bikini, pero jamás me había atrevido a eliminar todo mi vello íntimo; en ese momento, me maldije a mi misma por mi elección poco sexy. A Adrien no pareció importarle, ya que, delicadamente, buscó entre mis pliegues hasta que encontró mi punto más sensibles. Un gemido involuntario salió de mis labios cuando sus dedos frotaron un círculo suave sobre aquella sensible área.

-¿Te gusta?-Susurró Adrien con la voz enronquecida, mientras volvía a repetir aquel suave movimiento.

Otro suave gemido se escapó de mis labios y me llevé una mano a la boca para silenciarme. Comenzó a mover sus dedos sobre ese punto, suavemente, y una extraña sensación de placer comenzó a recorrer mi cuerpo. Todo era tan nuevo, jamás me había sentido de aquella forma. Mi pecho comenzó a subir y bajar con mi respiración, mientras intentaba reprimir los gemidos que amenazaban por salir de mis labios; era involuntario. Por más que trataba de quedarme callada, no podía. Me di cuenta de que tenía los ojos fuertemente cerrados cuando busqué la mirada de Adrien. Él lucía tenso, sus labios entreabiertos me pedían a gritos que lo besara, su mirada oscurecida se teñía de algo que no pude reconocer y sus mejillas estaban ligeramente ruborizadas.

-¿Se siente bien?-Preguntó mientras cambiaba el ritmo de su caricia por una más lenta.

-S-Sí-Tartamudeé en un gemido.

Mis piernas comenzaron a temblar y mis caderas comenzaron a alzarse en busca de su contacto suave y, por sobre todas las cosas, delicado. Se levantó del suelo y su toque desapareció mientras se sentaba a mi lado.

-Ven aquí-Susurró mientras me hacía sentarme sobre sus piernas.

Mi espalda quedó pegada a su pecho firme e inclinó la cabeza contra mi cuello haciéndome cosquillas con su cabello húmedo por la piscina. Su aliento golpeaba contra mi oreja y el estremecimiento me recorrió. Deslizó su mano por mi vientre y por entre mi ropa interior hasta aquel punto sensible. Eché mi cabeza hacia atrás, sobre su hombro y él comenzó a besar mi cuello mientras me acariciaba.

Mi respiración era agitada, entrecortada, sonora. Mis caderas se movían por voluntad propia intentando encontrar su toque, y su brazo libre me aferró contra él.

-Quédate quieta-Demandó reprimiendo una risita burlona.

De pronto, uno de sus grades dedos se deslizó dentro de mí y un jadeó salió de mi boca.

-¡A-Adrien!-Reclamé en voz baja.

-¡Oh, cariño! ¡Te voy a hacer sentir tan bien!-Gimió mientras comenzaba a bombear su dedo dentro y fuera de mí.

Sentía toda y cada una de las articulaciones de su dedo dentro de mí; su palma rozándome aquel punto sensible.

-Eres tan estrecha-Susurró.

Mis piernas comenzaron a temblar. Todo mi cuerpo se sentía débil sobre el de Adrien, mi respiración era pesada, de pronto hacia mucho calor. Sentía la piel sensible ante su roce y un hormigueo en el vientre me distrajo. El placer recorría mi cuerpo por completo.

El pulgar de Adrien comenzó a acariciarme y apreté en un puño la tela de su traje de baño.

-Vamos, Chloe. Déjalo ir-Susurró contra mi oreja.

Su cabello me hacía cosquillas en la nuca y su respiración contra mi cuello enviaba escalofríos por todo mi cuerpo.

-N-No puedo-Susurré, sin saber exactamente qué era lo que él quería que sucediera.

-Estás a salvo, amor. Yo te cuido; sólo déjate llevar-Murmuró con la respiración entrecortada.

El ritmo de sus movimientos se aceleró un poco y el hormigueo de mi vientre se hizo más intenso, y de pronto todo mi cuerpo se tensó en la espera de algo que ni siquiera yo sabía que era. Mis piernas temblaron aún más y ya era imposible quedarme callada. Pequeños gemidos salían de mis labios y de pronto, sucedió. Todo mi cuerpo se tensó ante la oleada de placer que me golpeó y me desplomé en espasmos contra el pecho de Adrien.

Aunque no puedo verte (Adrichloe)Where stories live. Discover now